[play] => Abisal 5: Aqüi Nojlebu, la voz

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No hay para qué esconderse, para qué evitar el contacto. No hay posibilidad de daño alguno; después de todo, es su casa, su ámbito, su hábitat. Y Aqüi Nojlebu quiere saber, después de aspirar con fuerza, cómo es la piel capaz de transpirar ese olor. Ya no recuerda la textura limpia de marcas; algo ajeno a su propia emanación de plumaje enmohecido a causa del tiempo guardado en su cuerpo bajo tierra, en medio del laberinto de agua, o entre las raíces inmensas del Subterfugio; o, ya afuera, dentro de la carreta en la que logró atravesar las Latitudes para llegar aquí: tierra nueva y ajena, tierra de otra Era.

Ya no queda nada a qué asirse como para temer perderlo[

sólo la voz[

pero ella ya está también aquí[

magnetizada[

Aqüi Nojlebu pronuncia esta última palabra con cierta profundidad, haciendo del aire en su garganta la misma resonancia de cavidad que le acunaba en el bajo vientre. Disfruta sentir esa vibración atravesando los canales fónicos: conexión tácita entre ella y los distintos modos de vacío que coexisten a su alrededor: ningún silencio se rompe igual que otro: ningún silencio es nunca el mismo.

La luz verde es la única que ya no lastima mis pupilas // no las abre ni las contrae // simplemente las deja así //

en el punto preciso para dejar entrar lo que merece ocupar un sitio //

en la galera del retrovértigo // palaciodeagua // retornodefuegohacialoqueyanoexiste[

¿Sabes que las ventanas no se dejan abiertas al amanecer? Llega la brizna — sí, hay residuos de la brizna violácea revoloteando en la humareda del alba // cada que llega el alba se desprende la brizna violácea // MIRA LO QUE QUEDA CUANDO TOCA TU PIEL: fosforesce y crea tránsitos de islas que arden la sangre — sí, la arden, como arden los restos de algún muerto sobre barcazas al borde de las cascadas [

pero no la tuya[

no tu piel[

no tu suerte de haber vivido fuera[

de la esfera rota por la demolición solar[

pero eso tú no lo podías saber // no lo de vivir fuera[                                                                          sino lo de la incandescencia que al final brota[

primero traza circuitos irregulares[

rutas violáceas por todo el cuerpo // hasta que // sin tiempo para arreglar las flores o las piedras para cubrir los propios restos // brota bombilla en el pecho // y el Yaciente queda al Borde entre la carne y la flor abierta que es el corazón alcanzado por la brizna[

                                                                         

pero eso tú no lo podías saber // como tampoco yo[

hasta que encontré montones de carne reventada en el centro del cuerpo // y los rastros de tintura incandescente en la piel // y el pavor de los mayores al coletazo de la madrugada con que llega el alba // y el encierro entonces[

pero también la única muerte[

SI NO HAY BRIZNA NO HAY MUERTE[

¿Y entonces? // ¿Tú cómo te mueres?[

               ¿O los de tu estirpe no mueren? // Hay quienes no mueren hasta que ven morir a otros: efecto doppler // acto reflejo // contagio abisal — le llaman[

Quizá // si esperas lo suficiente // alcances a ver la explosión // bombilla[

Pero eso no lo podemos saber: cuándo va a ocurrir // no // no lo sabremos[

He acompañado muchas muertes // Muchas voces // He bebido muchas voces // Las llevo aquí // Te preguntarás dónde // Dónde si tú me ves así // Sin sombra // Sin designio // Sin para qué // Para qué un sobreviviente que ya no tiene a qué sobrevivir // Porque me fui alejando del camino de los iguales para encontrar indicios de los caminos de los que no lo son // Porque la sobrevivencia sólo fue posible en los planos de la no pertenencia // La otredad // Porque el único peligro ya no lo es [

Porque a lo largo de la Travesía Austral hacia la Latitud Hiperbórea encontré esa habilidad para guardar en mi voz aquello que me provocaba estremecimientos con sólo percibirlo // a través de cada una de las ondas sensoriales // que tanto tiempo estuvieron dormidas bajo tierra[

Los sensores dictaban y la voz decía // así y así y así y eso y lo otro // repitiéndolo al aire // a las plantas // los dólmenes rojos y verdes // líquenes amagentados cubriendo lagunas vaporosas [

Decir para no olvidar // Decir para que la imagen se mantuviera viva en la voz apalabrada que da forma al sonido // Decir // Avanzar y Decir // siempre hacia arriba [

Y algo de eso está aquí // Porque El Alucinado de las Montañas me encontró un día diciendo al pie de la neblina // y me escuchó un rato // que pronto fueron muchos días // y el último // cuando yo tenía que seguir mi camino // entró a su cabaña y salió de nuevo con el Aparato // y me dijo Habla // y sostuvo una parte que es por donde fluye la voz y oprimió el botón que graba la voz // y me dijo llévatelo y guarda ahí tu Dulce Electroshock [

De lo que ocurrió durante esos meses guardo lo necesario [

No cabe todo // Nunca hay cintas suficientes // Hay que escuchar y borrar // Y volver a grabar // Y a momentos se entrecruzan las voces [

Pero si dibujas un mapa con los espectros que se entrecruzan [

Verás los rastros // las señales de latitudes y estirpes que duermen entre las piedras [

Escucha:

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