Mirada Porteña: Toro de lidia

No sé si Marcos Javier Acuña habrá visto alguna vez una corrida de toros. Seguro que no en su Zapala natal, allá en la provincia de Neuquén. El toro en la lidia es azuzado, pinchado, herido, hasta conseguir que se enfurezca lo suficiente para que, en ese momento, el matador acabe con él.

No sé si Marcos Javier Acuña sabía que hoy, en Rusia, frente a Croacia, tendría la oportunidad de debutar en un Mundial. Seguro que no en su Zapala natal, cuando ya con 17 años cumplidos, viajaba una y otra vez a probarse en Buenos Aires, acumulando negativa tras negativa.

No sé si Marcos Javier Acuña pensaba que sus llegadas por el lateral izquierdo serían infructuosas. Seguro que no cuando su centro volaba con destino de travesaño, o cuando su guapeada terminaba en los pies de Enzo Pérez, frente al arco, y sin arquero.

Si sé que esta noche, el toro Marcos Javier Acuña ha muerto en la lidia.

 

Andrés Margolles. Nizhni Nóvgorod, 16-06-2018