IRREVERENCIAS MARAVILLOSAS: La fragmentación del cuerpo

La historia del hombre, desde sus inicios, comprende una gran cantidad de enfrentamientos, guerras, anomalías congénitas y accidentes, de ahí que las mutilaciones (daño físico que deriva en la pérdida de alguna función o parte del cuerpo) dieran paso a la amputación (separación por traumatismo o cirugía de una extremidad) y a las prótesis (sustituto artificial de la parte del cuerpo amputada). Irreverencias maravillosas, columna de Lola Ancira.

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Viktoria Modesta Moskalova es una cantante, compositora y modelo británica

Hay evidencia que señala que en el Neolítico ya se llevaban a cabo amputaciones: cadáveres de la época con huesos cortados por sierras de piedra y hueso lo demuestran.

El primer registro de una amputación y ulterior uso de prótesis aparece en los textos védicos (aproximadamente 1,800 a. E. C.), una de las obras más antiguas de la cultura india, en un poema escrito en sánscrito que narra la historia de la reina guerrera Vishpla, quien en una contienda pierde una de sus piernas. Después de tratar su herida y ya estando recuperada, le colocaron una pierna de hierro para que pudiera volver al campo de batalla.

Alrededor del 800 a. E. C., aparece el mito griego de Pélope, nieto de Zeus, a quien el dios Hefesto le hizo un hombro de mármol, pues su mismo padre, Tántalo, lo mató y cocinó para tratar de engañar a los dioses en un festín. La diosa Démeter comió su hombro y, al darse cuenta de lo ocurrido, devolvió la vida a Pélope y ordenó a Hefesto la construcción de la prótesis del hombro.

En las Historias (430 a. E. C.) Heródoto relata el incidente de un vidente condenado a muerte por los espartanos, al que sujetan de un pie en la espera de su ejecución. Pero éste se mutila la extremidad y consigue huir hasta el poblado más cercano. Cuando lograron encontrarlo, usaba una prótesis de madera y lo ejecutaron cercenando su cabeza. Un jarrón italiano de la misma época muestra a un amputado utilizando un trozo de madera como sustituto de su pierna. En 1858 encontraron enterrada en Capua, Italia, una pierna artificial de hierro, bronce y madera que data del 300 a. E. C.

Ya en Nuestra era, Aulo Cornelio Celso realizó descripciones de amputaciones por gangrena para separar el tejido sano, la ligadura de vasos, el corte del hueso y las posteriores curaciones con vinagre y vendajes.

Hasta el año 100, las amputaciones se realizaban como último método para controlar la gangrena. Arquígenes fue quien empezó a utilizar este procedimiento para extirpar úlceras, tumores, lesiones y deformidades de nacimiento. La comprensión y ligamento de vasos se siguió utilizando, y en la Edad Media hubo pocas alteraciones en la técnica, pero preferían la cauterización y el aceite caliente para evitar hemorragias. Los caballeros amputados de esta época ansiaban utilizar prótesis para ocultar su deformidad y vulnerabilidad, más allá de un mero propósito estético. Los artilleros se convirtieron entonces en los primero fabricadores de prótesis, pues eran expertos en el uso del metal y la madera.

Alrededor de 1300, el uso de la pólvora en armas de fuego incremento el número de mutilaciones y amputaciones en el campo militar. Ya en 1550, uno de los mejores cirujanos del ejército francés (y probable padre de la cirugía moderna), Ambroise Paré, volvió al ligamento de los vasos sanguíneos y creó las primeras prótesis tanto para extremidades inferiores como para las superiores. Diseñó una mano artificial llamada Le petit Lorrain, cuyo pulgar era fijo, pero los otros dedos eran móviles gracias a unos resortes. Articulaciones, flexiones, extensiones y la utilización de otros músculos para generar movimientos en las prótesis formaron parte de una gran transformación en el ámbito médico. Dentistas y escultores también contribuyeron en las innovaciones.

El gran número de amputados durante la guerra de Secesión (1861-1865), estimuló el desarrollo de prótesis de miembros mucho más funcionales, como el gancho dividido creado por Dorrance en 1912 y que, con algunas modificaciones, actualmente sigue siendo utilizado.

Ya en 1800, durante las Guerras Napoleónicas, la amputación llegó a su mejor punto, antes de la inclusión de la anestesia y la esterilización, gracias a dos cirujanos, uno francés y otro británico. Ambos intercedieron por la amputación inmediata tras la lesión, sin esperar, como se acostumbraba, tres semanas. Como resultado, hubo menor mortalidad, las infecciones en las heridas fueron mínimas y la hemorragia recurrente también disminuyó. Aproximadamente 50 años después se empezó a utilizar la anestesia e introdujeron procedimientos de asepsia. A partir de entonces, los cirujanos se involucraron en la creación de las prótesis e inició su gran evolución.

Actualmente, 1 de cada 200 estadounidenses ha sufrido alguna amputación, la mayoría son del sexo masculino y mayores de 50 años, siendo las causas principales enfermedades que afectan las extremidades inferiores. En niños, las causas principales son anomalías congénitas.

El desarrollo de la ciencia y la tecnología ha permitido el uso de sofisticadas técnicas actuales para esta medida quirúrgica, y las prótesis han evolucionado de manera increíble, llegando incluso a las prótesis robóticas que imitan a las extremidades humanas casi a la perfección.

Pero el progreso también modifica o altera diversas cuestiones culturales e ideológicas: en las primeras décadas de nuestro siglo las amputaciones de miembros sanos son una realidad. Los amputee wannabe tienen diversas razones para desear la amputación (desde falanges hasta extremidades completas), que pueden ir desde psicológicas (de ahí la apotemnofilia, no sentir que la extremidad pertenezca a su cuerpo) hasta meramente estéticas o para complacer parafilias, como la acrotomofilia: el deseo sexual por una persona con miembros amputados (aunque esta atracción pudo haber existido desde los antiguos imperios sin dejar vestigios). Algunos concursos de belleza y la industria pornográfica también están inmiscuidos en comunidades con este tipo de afinidades.

Por supuesto, la mayoría de los doctores consideran estas amputaciones como no éticas, pero hay quienes, por la cantidad necesaria ($10,000.00 dólares), estarán dispuestos a llevarlas a cabo. Uno de los casos más celebres es el de Alex Mensaert, un estadounidense de 39 años al que únicamente le queda el brazo izquierdo, y que ha afirmado no querer amputarlo por temor a la dependencia.

Pero también existen personas amputadas por diferentes condiciones médicas que han transformado la percepción ordinaria del cuerpo incompleto, alterado: Victoria Modesta es una modelo y cantante británica de 26 años a quien, por negligencia médica desde su nacimiento, en 2007 y por decisión propia le amputaron la antepierna izquierda, y ahora es la primera cantante de pop con prótesis y ha causado revuelo con su video Prototype. Sus prótesis son poco convencionales y magníficas, y ella misma ha afirmado:

«Por mucho tiempo, la cultura pop me cerró las puertas como una artista amputada y alternativa. Creo que a la gente siempre le ha costado saber qué pensar o sentir sobre un amputado que no trata de ser un atleta olímpico.
En el deporte, sobrepasar la minusvalía te hace un héroe, pero en el pop no hay lugar para estos sentimientos. […]

El tiempo para las aburridas discusiones éticas sobre la discapacidad ha terminado. Es sólo a través de los sentimientos de admiración, la aspiración, la curiosidad y la envidia que podemos avanzar.»

Aimee Mullins es otro ejemplo de belleza sorprendente: nació en 1976 y desde su primer año de vida le fueron amputadas ambas piernas debido a una extraña enfermedad. Es modelo, atleta y actriz y está dentro de la lista de las 5 mujeres más bellas de la revista People. Tiene múltiples prótesis que modifican su estatura y sus diseños y tamaños difieren según su función.

La tecnología y la ciencia han transformado muchos aspectos de la vida humana, pero el cambio nunca dejará de atemorizar a los ignorantes del tema en cuestión. El actual éxito de Modesta y Mullins se debe, en gran parte, a la diversificación de estándares estéticos contemporáneos y a una mayor apertura hacia las alteraciones físicas, a lo aparentemente extraño o distinto.~