El castillo de If: Lo cotidiano a través del espejo

Un texto de Édgar Adrián Mora

 

HAY DOS COSAS que se muestran evidentes tras la lectura de Fe de erratas (Paraíso Perdido, 2018) de Édgar Velasco (Guadalajara, 1979): una cierta mirada sociológica consecuencia de la formación periodística y un humor que va de la tragicomedia al absurdo y de ahí al humor negrísimo. Los trece cuentos incluidos en este volumen de relatos planean con soltura por diversos registros sin perder la intención de divertimento y evasión de la realidad, quizá demasiado cruda e insoportable. Pero, al mismo tiempo, estos cuentos nos hablan de nuestro tiempo, de fenómenos que atestiguamos a diario y ante los cuales no detenemos la mirada tanto tiempo como sí lo hace el autor.

En “La vida después de la muerte” acudimos a una fabulación fantástica en donde unos órganos dados en donación por sus dueños después de un fatal accidente, deciden reunirse a fin de prolongar el amor incluso después de haber sido separados y ubicados como habitantes de nuevos cuerpos. Un relato que se vale del gore imaginado por el autor y de un contrato de lectura que exige al lector creer en fuerzas más allá de la voluntad de los vivos.

“Cenizas”, por su parte, nos cuenta las peripecias de un aficionado al beisbol que, merced a esa pasión, le pide a sus descendientes ser cremado y sus cenizas esparcidas en uno de los jardines del campo de su equipo favorito. Consideraciones religiosas hacen que el hijo se plantee la necesidad de volver a colectar las cenizas de ese lugar, a fin de que su padre pueda tener un lugar en el Día del Juicio. “Tercera edad” recurre a la alusión de temas terribles: el abuso sexual de menores por parte de la estructura eclesiástica. Dos ancianos huéspedes de una casa de reposo, como eufemísticamente se le llama a los asilos de ancianos, se reencuentran años después en una historia cuya tensión se calibra a partir de la memoria, el trauma y la venganza.

En la “Fábula del pez” escuchamos a uno de estos seres lanzar joyas de la reflexión metafísica mientras el pescador lo escucha arrobado de asombro. “La Milagrosa” es una estampa descarnada, casi naturalista, que observa con ojos empáticos los sacrificios y torturas a los cuales se entregan los fieles que avanzan de rodillas hacia los altares de las iglesias en búsqueda de que la Gracia les otorgue los dones que reclaman.

“Jardines del Bosque” es, quizás, el mejor cuento del volumen. Una historia descarnada acerca de la pérdida de la inocencia, de la migración forzada, de la opresión entre marginales y de cómo la realidad social de nuestros países está llena de historias que nos hacen reflexionar acerca de las razones que nos impulsan a seguir ignorando a los demás, o considerándolos radicalmente distintos. “El mensajero” es una especie de fábula fantástica cuya conclusión radica en negar la infabilidad de todos los sistemas, el sistema más perfecto es susceptible de fallar en algún momento; lo inevitable a veces no lo es cuando el azar y el destino se encuentran.

“Fábula del zanate” es otro de los relatos que hace honor al arte de Esopo y La Fontaine. En este hay una reflexión acerca de la muerte y de los aspectos que rodean a la misma. “El Eme Pe” muestra cómo la frase “estar en el lugar incorrecto a la hora incorrecta” opera dentro de una lógica de violencia normalizada en la sociedad mexicana actual en donde el azar también es uno de los factores que animan la tragedia.

“Bianca” es una reflexión acerca de la soledad, la ensoñación y la manera en cómo los humanos  no pueden renunciar fácilmente a la idealidad de una vida imposible. En “La herencia de la viuda” por su parte, nos encontramos con un relato que parte de un conocido hoax de la era de internet: la gran oportunidad que significa heredar una fortuna de algún lejano afortunado africano; la historia que comienza con un planteamiento que se presta de manera fácil al uso del humor, muda de repente y hábilmente a una historia de monstruos que han conservado la juventud robándole la vida a quienes contestan esa clase de correos.

La “Fábula del perro” nos presenta la mirada y reflexión de un can que observa la futilidad y las preocupaciones que abruman a los humanos contemporáneos; es, además de una reflexión acerca de la vida terrible de los perros callejeros, un espejo que nos arroja la imagen superficial que los seres humanos construimos día a día con respecto de nuestra identidad. El volumen cierra con “Tiempo extra”, una historia que podría ser, sin problema, un homenaje a Supercampeones, ese ánime japonés en el cual un partido de futbol podía durar varios episodios alargando la resolución de la disputa deportiva.

En conclusión, Fe de erratas es un volumen que explora diversas estrategias a partir de las cuales la realidad es transformada y presentada a través de fábulas, construcciones fantásticas y reelaboraciones de relatos que creemos conocidos de sobra. Es muy probable que la sorpresa los asalte en algún momento de su lectura.~