El castillo de If: La realidad que nos inunda en sueños
Un texto de Édgar Adrián Mora
El futuro se inventó para nosotros, para los que nunca vamos a tener nada. El futuro es la zanahoria del burro. Los ricos no tienen futuro, Chata. Los ricos nada más tienen presente. Y lo viven muy bien.
Alfonso López Corral, “Poliomielitis”
HAY VARIAS COSAS que sorprenden de manera agradable en Cien caballos en el mar (Paraíso Perdido, 2017), volumen de cuentos de Alfonso López Corral (Navojoa, Sonora, 1979). En primer lugar tenemos la consistencia que implica el conjunto de las seis historias que contiene el volumen; hay un equilibrio en la calidad y el cuidado de cada una de las piezas, a pesar de que éstas sean distintas en términos de extensión, ambiente y estrategias. En segundo lugar resulta refrescante acercarse a textos que van del realismo costumbrista al naturalismo casi decimonónico, pero que evitan el sermón, la moraleja o la corrección política militante. En tercer lugar, nos enfrentamos a textos que mezclan, con acierto y oficio, escenarios enrarecidos con aires fantásticos, ambientes cercanos al realismo mágico pero que escapan de la caracterización estereotípica de éste y personajes dibujados con precisión milimétrica a pesar de la brevedad del género. Y así podríamos seguir ennumerando cualidades después de concluir la lectura de este libro.
Hacía tiempo que no terminaba un libro con la sensación de tristeza que implica saber que no hay más. Cuando se voltea la última página se mezcla la sensación de satisfacción por la lectura del texto con el lamento por no poder seguir leyendo historias parecidas. Y esto lo menciono sólo por lo que respecta a este libro, es claro que López Corral mostrará muchas cosas interesantes en el futuro; en este libro no traiciona las preocupaciones que refleja en trabajos anteriores pero, al mismo tiempo, deja en evidencia un crecimiento en lo que respecta del manejo de las herramientas y reglas del género.
[pullquote]Hacía tiempo que no terminaba un libro con la sensación de tristeza que implica saber que no hay más.[/pullquote]
El volumen abre con “La carretera del sur de Sonora”, un relato que aborda a partir de un solo elemento, el retén militar en la carretera, el ambiente de persecución y paranoia producto de la “guerra contra el crimen organizado” emprendido en la administración presidencial de Felipe Calderón. En este se cuenta una historia que cumple cabalmente la condición del iceberg de Hemingway: vemos la superficie, creemos comprender lo que está pasando y la vuelta de tuerca nos voltea de un bofetón las narices. Un relato que juega con la transgresión con respecto de los estereotipos que la narcocultura ha alimentado y, al mismo tiempo, con los prejuicios del lector.
“Cien caballos en el mar” tiene ecos de la mejor narrativa asociada al denominado realismo mágico, pero cuyo componente fantástico está compuesto sólo de insinuaciones. Un hombre recorre los pueblos comprando gatos en el intento de hacer rediutuable tal negocio dirigido a atacar a las plagas de los cultivos agrícolas. En su peregrinar se encuentra con una pareja mítica, trasuntos de Adán y Eva, pero también de los habitantes de la casa Usher, que lo hacen partícipe de una escena dantesca en la que ahogan a un caballo en una corriente de agua. Lo más sobresaliente del relato tiene que ver con la capacidad que el autor tiene para construir un ambiente enrarecido y mantenerlo así hasta el final sin que la verosimilitud se vea afectada.
El tercer relato de la colección, “Karma por amor”, remite un poco a los cuentos de La noche estaba afuera (Tres Perros, 2010), en lo que respecta a la aparición de personajes patéticos cuya naturaleza es puesta en duda por el lector ante la incertidumbre que representa la voz del narrador protagonista. Hay aquí un perdedor con mala suerte que se enfrenta con un némesis que le roba la dignidad, el humor e, incluso, el amor de su esposa e hijo. Ante la posibilidad de terminar con esa situación el personaje debe tomar una decisión que marcará por completo su futuro. La senda del perdedor replicada por trágica enésima vez.
En “Muerte constante más allá del honor” acudimos a la construcción de una narración al estilo “Si yo hubiera…”, en donde se desarrollan las dos historias que siguen a la decisión tomada por los agentes del orden que detienen a un poderoso capo del crimen. El debate entre el “deber ser” y el ejercicio de la ética alcanza conclusiones aberrantes en este país que, al parecer, se está quedando sin opciones “correctas”. Un ejercicio de perspectiva interesante y que explora los polos en apariencia opuestos de una misma situación.
“Todo va a ser diferente” utiliza, como el primer relato, el final sorpresivo e inesperado a una situación en donde el lector ha tomado partido desde las primeras líneas. López Corral hace que se tenga empatía por su personaje, que sea digno de piedad, que se mire a través de unos ojos cuya angustia no puede ser resultado más que de la bondad y la mala suerte, para al final burlarse de las expectativas y esperanzas de su lector. La descripción del ambiente y el lenguaje carcelario ayudan a la inmersión en la realidad de esta historia.
Por último, “Poliomielitis” es una historia que abreva tanto del naturalismo de finales del siglo XIX como del cine de Arturo Ripstein como del surrealismo del Buñuel de Los olvidados. Una niña que sufre la enfermedad a la cual alude el título relata la vida cotidiana en un campamento de paracaidistas, de invasores de tierras que construyen casas temporales que mudan en permanentes hasta que el desalojo los expulsa de su cobijo. La descripción de los tipos humanos que pueblan ese universo es estremecedora por lo cercanos que llegamos a sentir a los personajes. La protagonista descubre que sus sueños tienen capacidades premonitorias y vive angustiada por las desgracias que sus pesadillas anuncian de manera cada vez más frecuente. En una mezcla de ternura, violencia y escatología acudimos a una historia cuyo final no es optimista, pero sí contundente.
Así pues, quedan invitados a esta morada de sorpresas que es este libro. A esta crecida acuosa de realidad casi onírica. Algo de lo mejor que he leído en los últimos tiempos.~
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