BEBER POR NO LLORAR | Jodido cosmos

Un texto de Jon Igual

 

DE VEZ EN cuando es inevitable intentar buscarle el sentido a la vida. Puede ocurrir en cualquier momento. Estás tú tan tranquilo, viendo la tele, picando cebolla o sentado en el retrete fijándote en las manchas de humedad y, de repente, te viene esa incómoda sensación. ¿Por qué estamos aquí? ¿Es dios hombre o mujer? ¿Qué estoy haciendo sentado en el retrete si no tengo ganas de cagar? Preguntas que nuestra mente de simples humanos no está capacitada para responder, pero sí para formular. Como si quisiera recordarte que no eres tan listillo como te crees; es más, que eres tan pardillo que ni siquiera sabes para qué sirve todo lo que has hecho, y vas a hacer, en tu vida. ¿Hay un plan cósmico maestro? ¿O es todo un caos a merced del azar? No tienes ni idea. Por lo que, en el fondo, da igual que te pases sentado sin hacer nada todo el día, corras una maratón, escribas poesía por las noches o tengas un lucrativo puesto de trabajo con mucha responsabilidad. Hasta donde sabemos, al cosmos se la pela.

Pero a nosotros nos importa, claro. Por la razón que sea, hay ciertas cosas que nos producen satisfacción, nos hacen sentir bien, y otras que no. Así que, aunque no sepamos que pintamos en esta esfera azul que gira por el espacio como una peonza, ya que estamos aquí, qué menos que intentar sentirnos bien haciendo las cosas que nos gustan. No solo suena lógico, sino que, a priori, parece algo muy sencillo de realizar. Me gusta la cerveza, pues bebo cerveza. No me gusta lavar la ropa, pues no la lavo. Chupado. Claro que también me gusta despertarme sin resaca y vestirme con ropa limpia. Además, me gusta mucho el chocolate pero, por otro lado, también quiero comer sano para sentirme bien con mi cuerpo, así que voy a cocer brócoli para la cena. Brócoli. El cosmos es ese cruel lugar donde tienes que elegir entre chocolate y brócoli, y eliges brócoli. Con lo sencillo que habría sido hacer saludables el exceso de chocolate y cerveza. Pero, ¿para qué ponerlo fácil? Y es que el cosmos también tiene derecho a divertirse.

Nos encontramos, al fin y al cabo, con el clásico dilema de la satisfacción a corto y largo plazo, en el que un exceso de cualquiera de ellos te puede arrastrar a una amarga existencia. Comer pizza mientras ves una serie, por ejemplo, puede ser muy placentero pero, si te pasas todo el día haciéndolo, al final te acabarás odiando a ti mismo. Por otro lado, si lo único que haces en la vida es trabajar duro pensando en el futuro, corres el riesgo de que tu rostro se llene de arrugas de tantas preocupaciones, o de padecer ansiedad, o de olvidarte de disfrutar de un buen trago de cerveza, o de morir antes de tiempo sin haber disfrutado de esos pequeños placeres de la vida. Y tampoco es eso. Por lo general, aquellas actividades productivas pensadas para el largo plazo requieren esfuerzo, mientras que la satisfacción a corto plazo es fácil de conseguir y el placer que proporciona inmediato, aunque más efímero. ¿Qué hacemos entonces? Por supuesto, como ocurre siempre, la solución es encontrar un término medio. Que, en realidad, es lo mismo que no decir nada, porque, ¿quién sabe qué es el término medio y como llegar a él?

El tema es complicado y profundo, pero años de observar manchas de humedad desde diversos retretes me han servido para llegar a una fórmula que a veces funciona: haz algo productivo primero y luego algo satisfactorio a corto plazo. Por ejemplo, si te vas de cañas cuando deberías de estar estudiando te sientes un miserable, pero si estudias todo el día y sales a media tarde, la primera caña te sabrá a gloria. Lo sé, no estoy desvelando el sentido de la vida, pero qué esperabas. Además, las respuestas a preguntas profundas son a menudo las más obvias y sencillas. O eso dijo alguien. Creo. Lo complicado del asunto, eso sí, es saber elegir bien tus objetivos a largo plazo. ¿A qué van dirigidas esas tareas que requieren más esfuerzo? Si no has elegido bien, estás jodido. Aunque, pensándolo bien, elijas lo que elijas, tampoco te tortures. Recuerda que, al fin y al cabo, al cosmos se la pela lo que hagas.~