80P1VM/09: Fauna local

#post_80P1VM/9 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

LLEGAMOS A LA iglesia después de dar una vuelta larga por el barrio. Entramos por una puerta secundaria hacía un edificio anexo, los letreros nos iban indicando el camino: Coffee chat. Lo que hacemos por hablar con gente local…

Entramos a un área grande, blanca, con un gran crucifijo de madera sin figura humana, y vimos lo que íbamos buscando: estudiantes chinas y mujeres (algún hombre) inglesas bastante mayores. Se levantó una de ellas y nos atendió.

—Soy Margaret.

—Anda, como la Thatcher —dije de forma instintiva. No se rió, tampoco se molestó. Todo una lady inglesa—. Mucho gusto —dije olvidándome de mi mal chiste.

Nos ofreció té, café, galletas y fruta. Nos sentamos en una mesa, sonrió sin abrir la boca (exactamente como lo hace mi madre cuando…), cruzó los dedos de las manos y esperó. Yo juraba que se iba a poner a rezar. Estaba preparado para tomar a Arancha del brazo y salir corriendo.

—Vamos a charlar —dijo.

Eso ya es otra historia. Pedí un café y me acomodé. Esto ya es otro historia, recuerdo que pensé.

Después de las preguntas de rigor de por qué estamos en Bristol y qué queremos hacer en nuestra vida, la conversación se volvió aburrida. Miré de nuevo al resto del salón: cinco mesas con tres o cuatro personas, mayoritariamente chinas universitarias e inglesas octogenarias.

—¿Por qué haces esto, Margaret?

—Para integrarlos.

¿Integrarnos? Para eso hay que ver si nos gusta la fauna. En México, no es nada raro decirlo, somos malinchistas. Nos gusta mucho lo de fuera. Luego los hay que son capaces de hacer crítica, pero… la fauna de Bristol es particular —aunque sea muy diferente al resto de Inglaterra no deja de ser parte de UK—, ¡y algo tendremos que decir!, ¿no?

El viernes fuimos a bailar, y terminamos hasta las 3 de la mañana. El equivalente en Madrid o México sería decir que acabamos a las 7:00 de la mañana. Después de negociar si caminábamos a casa o tomábamos Uber…

—Son solo 3 kilómetros —decía yo.

—Sí, pero cuesta arriba —contestaba Ara.

… decidimos andar. Y pasamos por College Green, la calle principal de la ciudad. La gente iba saliendo de los pubs y clubs, y la fauna era tipical english. Había chicas descalzas, con vestidos de tirantes, como si fuera eso la playa; había chicos jugando a empujarse, cada empujón más bruto que el anterior; los había que estaban colgados de un tubo contando cuantas veces se podían levantar; había chicas muy pedo llorando, mientras hablaban por el móvil; había chicos llorando. Había varios tirados en la calle, uno en particular estaba perfectamente vestido con un traje negro de terciopelo precioso, corbata roja, zapatos marrón. Él era delgadito, con un corte de pelo moderno, gafas de pasta. Estaba inconsciente en la puerta de un restaurante de comida rápida que había cerrado hacía más de 6 horas. Se notaba que había llorado. Babeaba. Pero de alguna forma era diferente a todos, no había perdido toda la compostura, había algo digno en él.

—Vaya fauna —dijo Ara—. Esto en España no pasa. Ni en México ¿o sí? ¿La gente que va muy pedo se pone así?, ¿y sus amigos los dejan ahí, a la intemperie, perdidos?

—No, no pasa. Ya sabes que yo soy de los que acaban cerrando los lugares, ¿acaso me has visto así?

Mientras reflexionábamos y apretábamos el ritmo vimos algo moverse entre la basura, en medio de un parque. Lo primero que pensé fue en un perro. “No hay perros callejeros en UK, bruto.”

—Mira que animal más bonito, Ara.

Era un zorro. No logramos ver el pelaje rojo, ni la cola blanca, pero si enorme, esponjada. Se movió hacía la oscuridad mientras nos íbamos acercando. Me quedé embobado. Caminamos hacía la calle que anunciaba nuestro barrio y vimos en medio de la calle, con todas las farolas encendidas, a otro zorro correr. Solo, sin gente, sin razón aparente. Finalmente en la esquina de casa vimos el tercero. Este sí, apenas a 5 metros. Nos vio acercarnos y se movió con sigilo pero sin dejar de mirarnos en contra del sentido al que nosotros íbamos. Rojo, cola esponjada, punta blanca.

—Son preciosos.

—Son salvajes.

—Son salvajes pero preciosos.

Luego leímos que hay más de 200,000 en todo UK. 33,000 de ellos son urbanos. Y que nadie tiene ni idea de como se llama el sonido que hace un zorro. Ni aullido ni ladrido.

No sé porqué me acordé de Margart. “Integración con la fauna local”. Sin duda Margaret se tendrá que poner las pilas para facilitar la integración. Si tiene ochenta años ha tenido que vivir la Segunda Guerra Mundial. Ella es de un pueblo de apenas 15 millas de Londres… Algo tiene acordarse de los bombardeos. ¿Escuchó a Eduardo VIII abdicar, a Winston Churchill? ¿Cómo vivió la independencia de la India? ¿De verdad toma el té todos los días a las 5:00 pm? ¿Cómo fue la década de Iron Lady? ¿Le gustaba Diana de Gales? Mucho. Mucho tendrá que ponerse las pilas Margaret. El lunes habrá Coffee chat con la fauna local.~