80P1VM/29: Ubud, el centro de Bali
#post_80P1VM/29 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla
UBUD ES CASI todo lo que uno puede desear de Bali, es decir, del paraíso tropical. Ubud es un pueblo con encanto, cultural… en el centro de la isla de Bali, cuenta con cafés, galerías y museos; dónde en cualquier rincón se puede sacar una foto típica de Bali. Ubud tiene en cada casa un templo, tiene arrozales y un santuario para macacos (que después no daríamos cuenta que están por cualquier lado de Indonesia y que no requieren de un santuario). Ubud es un lugar muy apreciado por los turistas, hasta por aquellos que quieren pueden trabajar de forma remota. En Ubud hay taxis por todos lados.
—¿Necesitas un taxi? —pregunta cualquiera que te vea medio perdido.
—No, gracias.
—Tal vez mañana… —es la coletilla con la que todos terminan. Y no solo lo dicen, sino lo traen escrito, para que quede claro.
En Ubud descansamos, aunque para llegar tuvimos que sufrir el asalto al turista: pedimos un Uber que inmediatamente fue atendido, para luego recibir una llamada en la que querían negociar el precio del viaje. Es una practica habitual, contestan a la petición y no se mueven hasta haber hablado contigo, si no aceptabas el precio que querían simplemente quedan a la espera hasta que seas tú el que cancelara el viaje y te cobren un porcentaje de penalización… después veríamos que Indonesia es difícil. Prácticamente no existe transporte publico, salvo en Java; y no hay un solo servicio que se cobre lo mismo a un local que a un turista. Esto último merece una seria reflexión: ¿por qué en cualquier parte del mundo (aunque nunca lo visto en Indonesia) se duplican y triplican los precios a los turistas? ¿De verdad tienen la culpa los turistas de que haya lugares donde solo pueden ir y vivir extranjeros, por ejemplo, Barcelona, o es culpa de los locales que no saben ofrecer servicios turísticos sostenibles y en beneficio de su comunidad?…
Nada más aterrizar en Bali decidimos irnos a Ubud, al norte. Tailandia nos había decepcionado un poco: sucio, masivo, para mí, poco natural, como si todos se dedicaran al turismo y no hubiera vida propia. Hasta los pueblos de las montañas, al norte y con un acceso más difícil que la costa estaban volcados para el turismo. Ahora, las mujeres de cuello largo siguen con esta practica solo para cobrar para la foto que los turistas quieren. Ya no lo hacen porque sea realmente una tradición propia, y por lo mismo no las fuimos a ver. Leímos que muchas veces son forzadas a tener dinero de esta forma. Me recordó un poco a los Himba, en Namibia, que también mantienen la cobertura de lodo solo para la foto. Con todo esto Bali debía ser mejor, y nos aseguramos de ello: renunciamos a ir a las playas de Kuta, en el sur, en teoría paradisiacas pero masificadas.
Finamente, Ubud me permitió reconciliarme con el viaje, y me quitó ese sabor amargo con el que salí de Tailandia. Nos introducimos a nuevas comidas: el Gado gado y el Sate ayam; me sorprendí que existiera un libro dedicado a Bali, de Miguel Covarrubias, uno de los grandes artistas mexicanos del siglo XX; y comenzamos a ver las infinitas terrazas de arroz, de colores verdes, muy vivos, rodeadas de palmeras, que dan a la panorámica un aire tropical, aun a doscientos kilómetros del mar.
Ubud es casi todo lo que uno puede desear de Bali.~
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