Nuevo Anarquismo

«El fracaso de la izquierda y la derecha en abrir caminos hacia el progreso para todos los miembros de la sociedad. Nuevo Anarquismo.»


 

EL FRACASO DE izquierda y la derecha en abrir caminos hacia el progreso para todos los miembros de la sociedad, y ese mismo desastroso fracaso en crear un entorno internacional seguro y de igualdad para todos los pueblos han creado un desencanto entre los pueblos de Occidente. ¿Qué alternativas se ofrecen a los grandes bloques de izquierda y derecha?

Los partidos verdes, la ultra derecha, partidos nacionalistas, regionalistas, personalistas. Son muchas las corrientes que arañan su cuota de votos, dotando de una relativa alternativa a nuestra vida política (en España y en todo el mundo). Desde luego hay una alternativa que historiadamente ha sido rechazada por la mayoría de los votantes: el anarquismo.

Sin embargo, los tiempos modernos, totalmente entregados a un consumismo exacerbado, o a una lucha por la mera supervivencia que cada día afecta a más gente, han tenido la virtud de ofrecer una alternativa de evolución al nuevo anarquismo.

Tradicionalmente, se ha entendido el anarquismo en función de diferentes grados. En común, todos los espectros de anarquismo poseen en común un intento de luchar por el fin de la autoridad, la igualdad absoluta y la libertad total de las personas.

En un mundo ideal, ese objetivo representaría una realidad alcanzable. La libertad entendida como el derecho absoluto sobre tus acciones, pensamientos y sensaciones, cuyo único límite es la libertad individual de los demás. Un mundo sin gobiernos, fronteras, policías o ejércitos.

En un mundo como el nuestro, escaso de recursos, esa utopía es inalcanzable, ¿o no?

El Nuevo Anarquismo. Estamos a las puertas de innumerables descubrimientos científicos que abrirían las puertas a la Humanidad hacia una época de riqueza material que no tendría parangón en la historia. Una riqueza que abarcaría cada rincón de este planeta. Nanotecnología, fusión fría, pila de hidrógeno, energías renovables, biotecnología, inteligencia artificial, robótica, nuevos materiales, exploración espacial.

Estos avances tecnológicos, que sin duda se producirán, para beneficiar a toda la Humanidad deberán hacerse fuera del ámbito de los grandes grupos de poder que desean controlarlos y limitarlos, usándolos en desarrollos comerciales e impidiendo su difusión en todo el mundo. Usándolos únicamente en su propio beneficio, y enterrándolos cuando puede perjudicarles.

Pero imaginemos por un momento que esto ocurre. Que realmente se abre ante nosotros una riqueza inimaginable, en la que la energía, los bienes materiales, artísticos y tecnológicos no tienen límite. En el que enormes rascacielos se convierten en hogar de cientos de miles de personas, con una amplitud que ahora no podemos imaginar. En el que viajar a cualquier rincón del mundo es tan sencillo como desearlo. En el que el trabajo es un entretenimiento más. En el que la Tierra, ha recuperado en gran parte su belleza primigenia original.

¿Qué necesidad habría de autoridad si simplemente deseándolo se podría hacer cualquier cosa? ¿Qué necesidad habría de policía cuando no es necesario robar para conseguir nada? ¿Cuándo el verdadero valor para la sociedad son los sentimientos, las relaciones, las sensaciones, los recuerdos y las emociones?

Eso es, ni más ni menos, que el anarquismo. El fin de las carencias materiales, la libertad de moverse, de pensar, de trabajar o viajar donde uno quiera. La absoluta libertad de disfrutar de la vida, de las personas sin ningún tipo de obligación que no sea respetar la libertad de los demás.

Paradójicamente, si el anarquismo moderno quiere alcanzar este futuro, debe renunciar a sus impulsos naturales, y organizarse. Debe hacer el sacrificio de tener una organización disciplinada que luche por difundir la tecnología, la cultura y repartir la riqueza de forma justa.

Que luche por crear belleza en el mundo, por crear bienes materiales, por hacer menos agresivas las relaciones humanas e internacionales. Por allanar, en definitiva, el camino hacia este nuevo anarquismo que pasará, sin duda, por conseguir que la tecnología crezca de forma exponencial, pero controlada.

Por último, dejando ya de lado la parte material y física del anarquismo, debemos hacer una puntualización a todo esto. Si queremos que este futuro se produzca, no sólo debemos aumentar la riqueza material sino establecer nuevas estructuras sociales que no pongan tanto énfasis en la posesión, no ya de cosas, sino de las personas y de los sentimientos.

Igual que los trabajos actuales están acaparando nuestro tiempo, la imposición social del consumismo nos está haciendo ser más egoístas, más posesivos, menos libres. Eso debe cambiar.

El Nuevo anarquismo debe de tener dos pilares básicos, fomentar la creación y el reparto de la riqueza y la tecnología, y establecer nuevos conceptos de relaciones sociales más abiertos y que fortalezcan los alzos entre los seres humanos. Hasta entonces, el anarquismo seguirá siendo la bestia negra de la política y de nuestras sociedades, intrínsecamente ligado a un pasado de violencia que no merece.~