Hay tensión
Rosario, Argentina. En los transformadores eléctricos un letrero: “Cuidado. Hay tensión.”
La sorpresa de un texto que regresa y no se entiende. Gambarotta. Pseudo.
En calle Padilla
unos chinos vestidos de pachucos
se reparten nombres: vos Zhang Cuo
te llamás Francisco, vos Xin Di
te llamás Diego, vos Gong Xi: pacino;
y yo Bei Dao me llamo Pseudo.
En los balcones
las viejas preocupadas
del qué dirán
escuchan éxitos de Serú Girán.
Después, discuten
porque todos quieren llamarse Diego
y le dicen a Bei Dao
que Pseudo no es un nombre.
Relaciones difíciles. Lezama Lima y el recuerdo de Daniel Sada. Maestros. Al llegar a La Habana el primer lugar que visité fue Trocadero 162. Curso Délfico. Sada cuenta las llamadas telefónicas con Bolaño durante la madrugada. Lezama se atasca en las butacas de cine mientras los mariguanos juegan en el frontón. Hay tensión.
Nuevos maestros. Durante algunos días viajé con Sergio Raimondi. La primera noche recitó la alineación del Real de San Luis, narró parte de su experiencia en “Los Mateístas”, la gran anécdota de Montalbetti con Ginsberg. Existe una fotografía donde Sergio lee un texto de de Poesía civil a unos metros yo saludo a la cámara como Miss Simpatía. Nuestra sorpresa al vender nuestros libros por 10 euros.
¿O sea que Rusia muestra al mundo el futuro
y Ud. se dedica a estudiar obras barrocas
del siglo diecisiete que nadie sino Ud. mismo
tiene la parsimonia suficiente para leer?
Sorrentino al recibir un premio agradeció a Scorsese, Talking Heads, Fellini y Maradona.
Diego patea una pelota de tenis durante minutos: la belleza del universo. Juventud.
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