80P1VM/26: La libertad; o como la mentira de 700 curvas en una hora

#post_80P1VM/26 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

LA IDEA ERA ser libres. Y para eso no hay vía más sencilla que una moto. El plan pintaba perfecto: Ir de Chiang Mai a Pai, pueblo hippie donde los haya.

La cosa era así. El camino son solo 120 kilómetros de carretera de montaña, es decir, curvas. Los posts de los bloggers y youtubers se dividen entre 700 y 1,000 curvas (que a saber cómo han sacado este número, pues dudo que alguien haya contado). Y todos afirman que es un viaje fantástico, impresionante, divertido a más no poder; con tantas curvas sientes que vuelas, que sales de una montaña rusa para ir a otra, así durante una hora.

Nosotros teníamos nuestras reservas. Yo, en la moto intento ser precavido —al menos después de 3 caídas, una de ellas a 90 kms. por hora en una avenida de 4 carriles mientras llovía y todos locos aceleraban para llegar a sus trabajos porque era lunes a las 8 de la mañana— por lo que quería unos buenos cascos, y si podía ser, también chaquetas de motorista ¡que 700 curvas no son pocas!

—¡¿Chaquetas, con este calor?! —gritó Arancha— Estás loco.

—Y nada de ir en sandalias… zapato cerrado —contesté.

Luego vimos que las motos en Tailandia no tienen seguro, que la policía hace redadas de motoristas, para las cuales hay que preparar un billetito de 500 baths, que hay muchos, muchísimos, extranjeros que toman las motos por primera vez y se lanzan a esas mil curvas como si fueran golosinas y, sobre todo, que los tailandeses rebasan en el momento que sea. Les vale madre si es curva, línea continua o si vas tú en el carril contrario…

Salimos de Chang Mai tensos, y llegamos a Pau más tensos todavía. La vuelta de esas 700 o 1000 curvas fue mejor: simplemente debes dejar tu lugar al que quiere rebasar y conducir por el arcén, el lodo, las piedras, o hacer magia para no caerte por el barranco mientras dos pickups 4×4 en sentido opuesto luchan por ver si una rebasa a la otra. Por supuesto, vimos a los turistas locos sufrir las curvas, a muchos caídos en las piedras y el lodo de la montaña —incluidos unos mexicanos que se habían pasado de largo una curva y fueron a dar con moto y rodillas al pavimento. El chico sangraba, la moto acabó arañada (lo que supone que el que te la alquilo te estafe con 200 euros) y el manubrio de la scooter descuadrado, todo esto a medio camino de las mil curvas— y a los tailandeses ir cuatro personas en una scooter y sin casco. ¿Fuimos libres? Aún ahora no lo sé.~