80P1VM/22: 72 horas chinas

#post_80P1VM/22 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

DESDE CASI EL inicio del viaje renunciamos a ir a China. Queríamos, un país tan grande y tanta cultura, lugares, gente, comida… pero se necesita visa con un tramite muy largo y tener muy claro cuándo y cuánto tiempo se quiere estar ahí. Y nosotros no tenemos ni idea, queremos libertad, flexibilidad. Pero hay un permiso especial de 72 horas para visitar las principales ciudades si se tiene un avión con escala.

Nosotros no teníamos avión con escala, pero lo sacamos: “De Japón nos vamos India, pasando por Pekín.” Luego un amigo de India nos llamó locos descerebrados: “No pueden ir a India en verano. Te vas a morir del calor… es desierto.” “No será para tanto”, comenté. Entonces puso en el teléfono a una amiga, que coincide que es su mujer, y ella comenzó a vociferar en español, ingles, noruego, italiano y alguna que otra palabra en húngaro que aprendió que, o cambiábamos de idea o ella no asistía al funeral por deshidratación de dos turistas imbéciles.

Con el dolor del dinero perdido, pero salvaguardando nuestra vida, cambiamos India por Tailandia, siempre pasando por Pekín.

Y llegamos a Pekín. Humedad, más gente, más caos, más timos, más basura, más informalidad… más China.

Llegamos tarde, a media noche, así que no fue posible ir a la ciudad en tren, y nos fuimos en taxi. El taxista se perdió dos veces, llamó a hotel tres y me cobró el doble de lo presupuestado. El hotel me dio la bienvenida pero me dijo que no tenían reserva alguna. Yo no me moví ni un milímetro y le hice ver que tenía un problema.

—¿Cuál es el problema?

Me señalé con el dedo indice: —Nosotros.

Habían cancelado la reserva que habíamos hecho y querían cobrarnos la diferencia de una habitación mejor, quitarnos el desayuno y quedarse tan felices. No lograron nada.

Caminamos 20 kilómetros para conocer la Plaza de Tianangmen y la Ciudad prohibida. No porque nos gusté caminar, sino porque… no tenemos ni idea. Luego caminamos unos 16 kilómetros por la Muralla china a 40 grados centígrados de sol directo. No porque nos guste caminar sino porque… no había otra. Luego visitamos el Templo del cielo, y caminamos 13 kilómetros. No porque nos guste caminar sino porque… Pekín es una ciudad monstruosa, enorme.

Todo, en 72 horas.~