80P1VM/17: Un onsen en bolas

#post_80P1VM/17 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

METERSE A LAS aguas termales en bolas es de lo mejor que se puede hacer en el mundo, le decía yo a Arancha mientras caminábamos hacía el onsen. Y más al final del día. Arancha me miró y preguntó incrédula: ¿De verdad es en bolas? Sí, claro, contesté mientras llegamos a las maquinas que expenden el ticket.

Es raro que para una experiencia que sea relajarse la compra de las entradas sea una maquina igual a la que vende latas de refresco. Después lo entendí, es lo de menos. “Compra la entrada”, parece decir la maquina, “que lo mejor está por llegar”. Se compra la entrada en la maquina. Son seis, colocadas en dos hileras. Agarras el ticket, que no dice nada que te garantice que no la estás cagando y que lo que realmente estás comprando son las entradas a un onsen. Te acercas a la recepción y te quitas los zapatos.

La chica de la recepción nos pidió los tickets, luego preguntó si traíamos  toalla. No, dije, ¿no se supone que es en bolas? Me obligó a comprar dos toallas, de unos 25 por 15 centímetros. ¿Y con esto me voy a tapar?, preguntó Arancha. No puede ser, preguntale por favor, me dijo dándome un codazo.

—Perdona, ¿hay que estar en bolas, verdad?

La chica me miró sorprendida, como si estuviera anunciando marcianos, o como si le dijera que lo de Trump es un sueño y no existe.

—Sí —contestó. Luego nos miró y sonrió—. Separados —dijo mientras metía las manos entre los hombros de Arancha y míos y nos separaba.

Entré al baño, me cambié y recordé los 15 años de natación haciendo los mismo, sin el más mínimo pudor. Aquí lo mismo. Nadie se fijaba, a nadie le importaba. Salí y vi tres posas de agua caliente, una de agua fría, unos bancos para sentarse y ducharse, el cielo  negro lleno de estrellas y varios arboles tipo bonsái esparcidos de forma armónica.

Me di cuenta que la toalla no era para taparse ni para secarse, es para mojarla de agua fría, ponértela en la cabeza y evitar desmayarte por el agua caliente. Imité a los locales, me acerqué al agua, me cambié de posa, de la más caliente y de donde sale el agua directamente calentada por el calor de la tierra a otra un poco más fría, me relajé mientras mis partes intimas se iban humedeciendo y recuerdo que pensé: Meterse a las aguas termales en bolas es de lo mejor que se puede hacer en el mundo.~