Tú ganas

«Pasaron los días y fingí amnesia, pero algo entendí de aquella noche»… Un texto de Jesús García Mora.


 

Y me cambió el nombre, me dijo Julián mientras le quitaba el brassier  y le metía el dedo en su ano.

Horas antes que mencionara el nombre de su ex me juraba amor, decía que era lo mejor que le había pasado en la vida, incrédulo le creí. Luego mencionaba un viaje al extranjero y que antes de venir a vivir conmigo quería vivir un tiempo sola, pero que le gustaría estar a mi lado, y yo de esto entendí nada. ¿En qué pendejas te metes, Jesús?, me pregunté.

Discutimos algunos minutos pero prometí olvidar el incidente.

Siempre he sido una refacción desechable para las mujeres, lo curioso es que después de un tiempo de botarme regresan a ver qué tal sigo, siempre yo soy el más pasajero.

Es complicado mantener esta vocación, pues debo entender que llegará el día en que volveré a estar solo debo entender que todas se van y soy yo el que siempre se queda.

Por la mañana las cosas cambiaron, la besé, toqué su cuerpo que sudaba y entre los triángulos que forman sus lunares traté de encontrar la línea exacta donde pudiera olvidar a Julián, en qué espacio de su cuerpo se perdió o, para terminar de chingarme, en qué parte de su cuerpo se encuentra, pero no se lo dije. A a mi edad no me permito reclamos, estoy cansado de las peleas, así que prefiero jugarla al pendejo.

[pullquote]Y me cambió el nombre, me dijo Julián mientras le quitaba el brassier  y le metía el dedo en su ano.[/pullquote]

Comimos pizza en uno de los restaurantes de moda en la ciudad, no dejaba de ver sus ojos, no lo hacia para encontrar alguna mentira, lo hacia porque estaba enamorado, porque ni las estrellas emanaban tanta luz, aún así sentía la traición y comía rebanada tras rebanada tratando de saciar el coraje que se ocultaba detrás de mi sonrisa.

Y yo que crecí en una familia de vaqueros machos del sur no he podido ponerme las botas y el sombrero para evitar estas situaciones, no he podido dominar a ninguna mujer, tal vez me faltan huevos o tal vez alguna se los llevó.

Pasaron los días y fingí amnesia, pero algo entendí de aquella noche: el rey siempre es coprófago. Ahora sé que el verdadero amor es una larva escarbando entre la mierda.

Tú ganas, Julián.~