Ya no importa | #Ayotzinapa

¿Qué les pasa a esos tipos, los que matan?, ¿son víctimas, viejas víctimas también? Son tan insensibles. Hasta de su propia vida… es terrible lo que pasa, son la misma gente, el mismo pueblo, que de niños toman la decisión de matar o atreverse a morir. Un relato de Ayotzinapa  sobre aquellos que se los llevaron, de Ira Franco.

 

interrogatorioNO SÉ CUÁNTOS eran, más de treinta. Los pusieron así en fila, pero no india, como en fila, ¿ya sabe?, así, uno junto a otro frente de las fosas para que cayeran sin tener que patearlos porque después de muertos pesan un chingo. Los habían levantado en tres camionetas; desde allí mis compañeros les venían pisando la cara con sus botas porque, pus, ya sabes que los vas a matar, ya son carne. Los habían escogido desde antes, mentira que fue al chile; desde hace meses que los estaban cazando nada más se descuidaran. Y pues ese día se acabaron de descuidar. Su abuelo de él, el Bernardo, el más jovencito, ese ‘ñor es mi vecino. Lo han oído que está bien emputado. Es uno de esos güeyes que se lo toman personal. Se les mete el diablo y nada más una bala los detiene. Dice que va a matar al mero cabrón que se chingó a su nieto. Pinche abuelo se colgó una foto de cuando el Bernardo estaba morrito, donde acaricia a un pinche perro flaco, así, como este que está aquí enfrente. Ahí la trae colgada todo el día. Ya sabe que no los va encontrar vivos. Nomás gritan eso de “vivos los queremos” pues no sé por qué. Ya saben todos esos güeyes que sus hijos están bien muertos. Nomás hay que vivir aquí para saber qué les pasó. Les pasó lo que a todos los demás ¿por qué ellos iban a ser diferentes?, ¿qué, son príncipes o qué chingados? Pues no. Les pasa igual a todos. Nos los llevamos al monte y los matamos. A veces se nos va uno que otro porque son un chingo y pues todos la cagamos a veces. Pero tienen tanto miedo que se cagan y se largan sin decirle a nadie. Es como si estuvieran muertos. Dice el ‘ñor ese, mi vecino, que va a encontrar al mero policía que le disparó a su nieto, porque para él no fueron todos, no hay órdenes que valgan: dice así, que un hombre mata a un hombre y tiene que pagar con su vida. ¿Pero por qué matarlo al poli si no fue personal? O sea, sí lo queríamos matar a su nieto, no fue un accidente, pero teníamos permiso. Si usted encuentra a un güey solo, medio apendejado, chupando en la cantina y te lo arrastras al monte y te lo chingas nomás porque se apendejó, ahí sí sería personal ¿a poco no? Ahí sí sería personal. Pero por ejemplo, con estos estudiantes las órdenes venían de arriba. ¿Dice usted que hay odio? ¿Se imagina si yo odiara a todos los cabrones que he matado? No podría vivir. Uno cava con la pala, hace la fosa y piensa que es mejor así porque de menos sus almas descansan y ya no van a aparecer como antes en el norte, allá en Tijuana por ejemplo, donde los encobijaban, tirados allí junto a las alcantarillas. Eso está peor que estarlos enterrando. No es un entierro chingón, pero ya no están solos, los demás cabrones van a estar contigo por toda la eternidad. Bueno y es que allá hace frío y los muertos no empiezan a oler luego luego. No, no me da miedo: los muertos no regresan, si lo sabré yo. Pues sí, sí estoy nervioso, pero yo ya valí madre, ya no importa. Desde ahorita que le estoy contado esto ya sé que valí madre. Si me encuentran me van a hacer algo peor a esos güeyes. Está muy castigado ser soplón, pus cómo no. Pero yo ya no importo. Ahora desde que llegaron los Guerreros Unidos. Son bien hijos de puta esos güeyes. Cuando yo estaba morro nomás los matábamos, yo estoy en esto desde chiquillo. Antes nomás era cargar el pinche cuerno de chivo y disparar. Ahora es todo un desmadre, hay que hacerlos correr, que tengan mucho pinche miedo, prenderles fuego, arrancarles piel y esas cosas. Depende del sapo la pedrada. Pero bueno, no hablemos de cosas feas. Yo más bien le vengo a decir que no, el cura ese, el Solalinde, le contaron mal. Estos muertos no están enterrados al norte. Allí nunca los van a encontrar. Están pegados a Puebla y a Oaxaca, no te sé decir exacto, pero están al sur. En el norte van a encontrar puros muertos que los Templarios vienen a enterrar aquí cuando Tierra Caliente ya está lleno. No, yo ya valí madre, pero ya no importa. Es que… pues sí. ¿Para qué le cuento si ya no importa? La verdad es que yo sabía, desde bien morro, que me iba a morir joven, pus qué chingados. Uno no se mete a este pedo así a lo pendejo. Uno sabe, pero siempre se siente bien chingón traer las botas y las trocas y los celulares…y los rifles, sobre todo los rifles. Se siente bien chingón ser el que mata y no el que se muere. Ahora ya tengo 30, ya soy de los viejos de acá y pues ya sé que igual me toca. Para usted, como dice, soy joven, pero ya he visto muchas cosas. El cuerpo como que no aguanta ver tanto. Se va haciendo chiquito, como que se marchita. Amanece uno como engarrotado en las mañanas, se te va haciendo joroba. A muchos les salen canas. ¿Qué nos hace estar acá? Es ésta o irse a morir en Arizona, a trabajar de pendejo en la pizca de lechuga como mis primos. Joderse unos cinco años sin ver a tu familia, durmiendo en el suelo, comiendo como perro para que tu vieja se coja a otro cabrón. ¿Usted qué prefiere, matar o morir? Pues yo también. A cierta edad hasta empiezas a entrenar a otros, te sientes importante. Ya les puedes dar con un trapo mojado si se portan mal. A veces hasta haces amigos. Yo no hice muchos. No muchos, más que El Dino. Un cabrón grandote, enorme, al que le decían El Dinosaurio. A ese güey lo mataron unos de Los Templarios en un pedo que tuvimos. ¿A poco no está bien chingón el nombre? El Dinosaurio. No, pus poca madre que te llamas Dinosaurio, a mí me gustaban los pinches dinosaurios de chiquito. Bueno, yo no voy a decirle mi nombre, pero igual ya importa. Yo ya sé que me jodí cuando llegué aquí. Pero es que con este pedo de las marchas y el desmadre que están armando por el Bernardito y los demás cabrones, pues tenemos miedo. Ya no importamos nosotros, pero si yo le digo a usted donde están a lo mejor nos joden a nosotros y cumplen lo que prometieron sobre mi familia. Estos cabrones hijos de puta. Yo ya no importo. Ya sé que me jodieron desde que vine aquí. Lo que me importa es mi hijo.~