La imposibilidad del glam
Acabamos de «inventarnos la Literatura Glam», Ruy Feben.
«Hubo un tiempo no muy lejano, pero cada vez más añorado, en donde se quedaron registrados una larga lista de discos que sirvieron de inspiración a nuevas generaciones de bandas y oyentes, discos para la posteridad, que envejecen saludablemente y se abren paso a nuevos oídos que se rinden ante la magia que encierran. [Discos que] dieron vida a personajes y tramas, creando una nueva dimensión en la música que iba más allá de lo sonoro: crearon una historia, contada a lo largo de la lista de canciones.» Un texto de Rolando Mendoza.
«Lo vio: gafas, gabardina de gamuza, cigarro, corte militar; sólo que éste mostraba los rasgos duros del Eastside de Northampton, un David Bowie con mandíbula cuadrada». Un relato de Dán Lee.
SUENA EL DESPERTADOR y empieza nuevamente el ritual, esos minutos de lucha con la cama antes de levantarse parecen interminables, al final me levanto y pienso en lo que me toca hacer hoy, me viene a la mente lo rutinaria que es la vida para la mayoría de los currantes como yo, hacer lo mismo día tras día de forma repetitiva, siempre los mismos preparativos antes de ir a trabajar,
El rock es una de las expresiones artísticas que es capaz de mover a las masas como si se tratara de grandes peregrinaciones religiosas, de crear mitos y leyendas como si se hablara de antiguos héroes o guerreros históricos. La música rock es parte de la sociedad, representa a muchos grupos sociales (punks, skinheads, glams, góticos, heavies, emos, indies, etc.) con una lírica y estética propia diferenciada, el rock está entre nosotros, es como nosotros, tan frívolo, tan sexual, tan rebelde, tan comprometido por alguna lucha, tan tonto, tan guapo y tan feo.