Una multitud de hermosos cadáveres: jóvenes, educación y criminalidad
Estos son los más idealistas (o ingenuos). Los que aún confían en los mecanismos meritorios de ascenso social. Están también los otros. Los desesperados. Los que no están dispuestos a pasarse casi veinte años detrás de los libros, las plumas, las computadoras.