Poemas de Ángel Ortuño
Poemas de Ángel Ortuño. Colaboración de Jesús García Mora.
DISCURSO PARA MI INGRESO A LA ROTONDA DE LOS JALISCIENSES ILUSTRES
Dice la unesco que tenemos que aprender a vivir juntos
pero yo miro con suspicacia a las otras estatuas
sobre todo a ésa
de la señora con un niño alien porque el señor
del bombín y la capa que secuestra a un muñeco de bronce,
ese sí que es mi amigo
en fin yo sé que la unesco
requerirá una larguísima nota a pie de página
para explicarles a todos dentro de mil años
lo que era
cuando estos gloriosos versos aún sigan acá
YO NO HAGO NADA POR SALVAR MI VIDA
Por ejemplo, acá estoy
escribiendo versitos porque el trabajo en la oficina es
apasionante
y a mis espaldas oigo: el sarcasmo
barato
no le ha salvado la vida a nadie, ni le ha permitido
conservar el empleo.
El jefe es sabio.
Entonces grito ¡fuego! y me quedo en mi sitio.
Siguió lo que los diarios llaman estampida.
Ya no tengo trabajo. Esa parte era cierta.
Y con esto le rindo
tributo a su memoria.
SOY UN HUMILDE SIERVO COCAINÓMANO DEL GOBIERNO EN TURNO
Donde vivo les dicen
gatos
a los tipos serviles
y gatas
a las sirvientas.
No entiendo bien por qué: los gatos
de verdad
lamen su propio culo y las gatas
reales
no le limpian la casa
a nadie.
(El asunto gramatical de la desinencia femenina para
sirviente
excede los límites de estos versos.)
Si les juro que no es una broma
dejarán de culparme por sus desgracias?
REHAB
Antes de ser santo
Constantino el Grande había sido emperador
hizo enojar al dios de los cristianos
que le mandó la lepra como castigo
para curarlo fue preciso que se bañara en la sangre
de tres mil niños degollados
EL PROGRAMA DE PROTECCIÓN A TESTIGOS ES MUY ABURRIDO
Hay actos que no pueden ser descritos
(me dicen que por ser
demasiado gráficos)
si no estuviste ahí
yo no voy a contarte cuando aquel Gran Dragón
y no barajes, no, la iconografía medieval al respecto
(aprende de una vez
que hay actos
que no pueden
ser
descritos
por demasía de ver)
cuando aquel que decía que ser blanco y ser hombre
es una obligación hasta biológica
te diré que San Jorge
tenía los pantalones de metal en los tobillos
y su lanza en la boca del dragón
ah, el fuego es demasiado
gráfico para ser
descrito~
Ángel Ortuño (Guadalajara, 1969) es autor de Las bodas químicas (Secretaría de Cultura de Jalisco, 1994), Siam (Filodecaballos, 2001), Aleta dorsal. Antología falsa, 1994-2003 (Universidad de Guadalajara y Ediciones Arlequín, 2003), Minoica (con Eduardo Padilla, Bonobos, 2008), Boa (Mantis, 2009), Mecanismos discretos (ManoSanta Editores, 2011), Perlesía (Bonobos, 2012), 1331 (Conaculta, 2013). El amor a los santos (El Viaje, 2015). Y próximamente se publicará en Ediciones Aguadulce, de Puerto Rico, su libro Turbogirl. Historias de la mamá del diablo. Aparece en las antologías El manantial latente. Muestra de la poesía mexicana desde el ahora: 1986-2002; El decir y el vértigo. Panorama de la poesía hispanoamericana reciente (1965-1979); El país del ruido (traducido al francés), Anuario de poesía 2007 y Fiebre (traducido al alemán). Ha publicado poemas en las revistas La Tempestad, Cuadernos Salmón, La Colmena, Cantera Verde, Tierra Adentro y Letras Libres. Desde 1997 trabaja en la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, de la Universidad de Guadalajara.
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