NAGARA: Belleza
Mi intervención propiamente poética —dice Jorge Posada apropósito de Belleza H. Farichild.—, viene de unir, de alguna manera, ciertas líneas de la poesía concreta y la anti poesía de Parra. Ilustración de Luciana Casales
Variaciones sobre un tema de Farichild
de roger federer
(su cuerpo
su velocidad
su inteligencia)
mi padre nunca pronunció esa palabra
ni mis abuelos
el materno murió en 1998
el paterno huyó al nacer su tercer hijo
(mi padre)
yo casi descubro la belleza en un trabajo nocturno
vigilante de tlapalería
el temor a perder un martillo
por mi estatura y complexión era imposible
detuviera un atraco
mi nombre era sara goldfarb
(aseguras nunca haber probado las anfetaminas)
sara y no albert einstein
sara y no georg friedrich bernhard riemann
(¿era necesario en alemina llamarse friedrich para ser un genio?)
sara y no cualquiera de los intelectuales de moda
iq como números de lotería
sara y no david foster wallace que se disfrazaba de witgenstein
para jugar monopolio
sara y problemas con el éxtasis
(una noche hice llorar a seis mujeres
y al primo de mi casera)
y con mi hijo que luego de empeñar la tv
se dedicó a decirle adiós a su brazo
¿pasatiempos?
dibujar colmillos
según las universidades la belleza
disminuye desde hace dos milenios
cada vez se parece más a un frasco
de leche agria
en la maleta certificados y la saliva de los perros
el número de sus molares
los calcetines húmedos de cloro
¿cómo ordenar 27 años?
¿la tensión en las piernas
el reguero de insulina?
¿las revistas que documentan la conspiración en este país
el autor intelectual
kármico
subatómico
del asesino del asesino
del candidato a la presidencia
del suplente a senador?
¿las fotografías
de pacientes
con artritis a los 12
diabetes a los 5?
los informes del subsecretario de salud
afirman que la mortandad infantil se erradicó en un 12%
durante la primera década del siglo xxi
en la maleta mi intención de meter las manos
en la garganta
en los vasos dejo pestañas y cabellos
en tres meses hay larvas
añado aceite de oliva y tomillo
el plato principal para mi aniversario 28
¿oasis de horror?
en estos departamentos la cañería es más antigua que el siglo de las luces
¿desierto de hastío?
la tv x cable fue superada por el internet
¡la oferta de entretenimiento
nunca ha sido mayor!
¿cómo meter en la valija mi archivo de dermatitis
junto a ese delta de cinco brazos
y ese animal
(algunos lo describen como un ciervo
otros idéntico a una iguana)
que nada en una tina de cal?
mi padre nunca pronunció la palabra belleza
quizá la conozca
pero no la relaciona con su vida
no es bello su trabajo en el sindicato
ni los descuentos obligatorios de su pago quincenal
lo veo en ese sillón donde recibió la noticia de la embolia de su madre
en ese diciembre que trabajó como santa claus en los centros comerciales
masticaba anís para no ahuyentar a los niños
lo veo con su aparato de sordera
copiando en un cuaderno a rayas
la historia de una bomba atómica portátil
talvez daniel sada sí pensó en la belleza
en un consultorio mientras drenaban su saliva
al danzar con lo alto y veloz de watanabe
al intentar destapar sus oídos en un viaje mexicali-saltillo
¿cómo meter una maleta en una maleta?
¿cómo meter el olor de mis axilas a los 18
cuando no comía carne
ni era sara
ni tenía 17 semanas de embarazo
el producto
pesa ya 100 gr
¿el costo de 100 gr de carbón
de alpiste
de cocaína?
y mide 15 cm
¿más que un lápiz
más que mi parte de hombre?
en la calle
ropa
de mujeres
que se lavaron
el cabello
el culo
las axilas
¿cómo metes a cinco hombres y sus caballos
en un volkswagen?
tres hombres y tres caballos atrás
el chofer y el copiloto
los caballos restantes en la cajuela
calzada del hueso
de la casa 1 a la 390 futuros de ropa interior
de la 400 a la 890 futuros de comida enlatada
de la 900 a los baldíos futuros sostenidos con diurex
en el parque algunos se ocultan
porque sus viejos ya no saben cómo ponerse los calcetines
usar la cuchara
un gato se limpia en los columpios
el universo es una frecuencia de radio
donde transmiten historias de ciencia ficción
obra negra
los cuartos solo varillas
muros sin revocar
¿la belleza?
un hospital y una fecha
2 de julio
los mensaje morse de los jueves
durante post tenebras lux una mujer sacó su teléfono
y comenzó a grabar
una niña en un campo de futbol
perros con el hocico muy negro
Belleza
H. Farichild
Por eso es que sus hijos cobran
una belleza de suicidas.
James Wright. El otoño comienza en Martins Ferry, Ohio
I.
Estamos en Florencia, en el Bargello, y ella me pregunta,
¿En qué pensás? y yo le digo, En la belleza, mientras pienso
en lo lejos que estamos ahora del taller mecánico
y de los campos secos de Kansas, y de aquellos horizontes
sin árboles con cielos parecidos a pizarras y las pasiones sordas
de los obreros del petróleo y de los campesinos muertos de hambre,
lo suficientemente borrachos o románticos
para llorar de forma más o menos silenciosa
en un rincón oscuro del bar su soledad, ¿o qué, si no?, lo cual
viene a querer decir el dolor del deseo frustrado, o en resumen: la belleza,
o su falta, más bien, y ahora pienso de nuevo que jamás ningún hombre
de mi familia usó, en mi presencia ni en la de nadie más, esa palabra,
excepto para hablar, a lo mejor, del último modelo de alguna camioneta
o de un venado muerto. Esta intuición me sobrevino por primera vez
cuando era un muchachito, un día en que un azar de las ondas radiofónicas
permitió que pasara a través de la estática de nuestra Motorola nueva
una conversación sobre lo bello entre Robert Penn Warren y Paul Weiss
en la universidad de Yale. Estábamos en Kansas
comiendo papas fritas de bolsa con sabor a salsa barbacoa,
esperando que Father Knows Best apareciera entre la nieve
de la TV rural, en el 63. Me sentí anonadado, transportado a otro lugar.
Había dos adultos que hablaban de la idea de «belleza»,
con seriedad y dignamente, como si ellos mismos
y el tema que trataban, como tema de charla entre varones,
fueran normales, como hablar del precio de la soja,
o de que es de boludos invertir en el mercado de materias primas,
o del equipo que tenía Oklahoma, o de que Gimpy Neiderland
casi se muere cuando lo operaron de hemorroides.
Hablaban de lo bello, y se pasaban haciendo referencia a Platón y a Aristóteles,
y a otro más, un tal Pater, y era probable que fuesen homosexuales.
Hubiera sido lo más natural del mundo suponerlo, porque eran dos adultos
que hablaban de lo bello, en lugar de rascarse la bragueta o putear al gobierno
por tratar de decirle lo que hacer a todo el mundo.
Eso no era algo bello. El gobierno. No es bello, aunque un hombre jamás
usaría ese término. Una vez, mi tío Ross de California,
que había venido a casa un domingo a cenar,
le dijo a mi mamá que su centro de mesa era «divino»,
y mi papá se levantó y se fue, claramente irritado por el término «divino»,
quizás sumado a lo que representaba California para él,
y a que a mi tío le gustaba bailar tap. La luz de las persianas venecianas,
la luz plateada y otoñal de Kansas, que bañaba la mesa ese domingo,
es lo que ahora recuerdo, por lo bella que era, aunque en ese momento
no habría dicho eso; bella como lo son tantos momentos
que se olvidan y luego se recuerdan, que vuelven a nosotros
en un rapto de luz: son bellos en sí mismos,
pero son aun más bellos al mezclarse en el recuerdo,
la luz sobre la mesa dispuesta con esmero por mi madre
y la silla vacía al lado de mi tío, la luz que se filtraba
por los listones verdes de plástico en el techo del taller mecánico
en donde trabajé con mi papá tantas tardes, parado o agachado
entre charcos de luz y de sudor, con hombres que sabían
lo que significaban en verdad el trabajo, el dinero y otras cosas
duras y verdaderas, y que jamás, en ningún caso, usaban la palabra belleza.~
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