Arydia Barajas: Aquello que te haga pensar o sentir algo intensamente, es lo que vale
«Hay obras de arte que han funcionado como punto de partida para miles de textos. Aquello que te haga pensar o sentir algo intensamente, es lo que vale.» Una entrevista de Dante Vázquez, en #ElcostaldelSeñor.
¿Quién es Arydia? ¿Quién soy…? Ante la sociedad, soy Arydia Barajas. […] Por mi modo de absorber lo que hay alrededor soy una persona extremadamente sensible, intuitiva, observadora. Soy perfeccionista, y eso es algo que me ayuda bastante en mi trabajo, pero que no me gusta en lo absoluto porque me convierte en una persona muy complicada que se preocupa demasiado.
Algo que disfruto últimamente es estar en mi cuarto, sobre todo por las noches, escuchar en el tocadiscos los vinilos que alguna vez pertenecieron a mi familia, que es muy «rockera». También disfruto mucho cuando conversando con mis amigos
Háblanos acerca de tu trabajo: ¿Qué te inspira? ¿Qué propones? ¿A qué otras vidas quisieras llegar? ¿Qué técnicas utilizas? Lo que me inspira son, sobre todo, los animales del mar. Me fascinan los bioluminiscentes y los que viven en el fondo abisal. También los insectos y algunos reptiles. Y están los seres míticos y fantásticos, los monstruos y demonios de diferentes culturas: las hadas, sirenas, sátiros, centauros,…, Cthulhu… Los he conocido en antologías de cuentos, leyendas populares y mitos, en diccionarios y enciclopedias específicos.
Lo que yo propongo en mi trabajo como ilustradora surge de mi idea sobre el dibujo. Pienso que el dibujo se ha mantenido trascendente hasta hoy en día debido a su carácter funcional como herramienta básica de expresión. Mi propósito, como el de muchos artistas contemporáneos, es experimentar con las posibilidades que ofrece. Creo que el dibujo como arte está más vigente que nunca.
En cuanto a las técnicas que utilizo, hasta ahora la que uso con más frecuencia es el lápiz, quizá porque es el que más puedo dominar, y más que nada porque me gustan las gamas de grises, blancos y negro. Otro material del que no puedo prescindir cuando trabajo con lápices son los estilógrafos. Me gustan los de colores, y para trabajar detalles pequeños. Sólo con los estilógrafos siento la confianza de utilizar color.
¿En qué proyectos has participado? Hace casi tres años estuve colaborando en un proyecto que trataba de definirse como consultoría editorial. Generábamos contenidos en algunas redes sociales sobre temas del mundo editorial. Después, con este mismo equipo, colaboré con una ilustración para un libro de texto enfocado a niños que fue cuando me «encontré» la ilustración (al menos en libros de texto didácticos) dirigida al público infantil. A principios del 2014 participé con una ilustración destinada al material promocional oficial de una banda llamada Los Velik. Y más reciente hice fue una ilustración y un trabajo de bodypainting para la portada y la parte interna de una antología de poesía llamada «La Sangre Apalabrada» que recopila poemas de la editorial La Tinta del Silencio.
Actualmente me encuentro trabajando en una ilustración para otro proyecto aún en proceso, donde participaremos tres artistas que estamos trabajando a partir de textos del escritor Miguel Lupián.
¿Cómo fue que se dio tu acercamiento y gusto hacia la ilustración? Mi acercamiento a la ilustración empezó desde niña. Cuando tenía como 5 o 6 años, me gustaba hojear y leer mis libros infantiles ilustrados. Mi abuelo, que trabajó como diseñador gráfico, me regaló varios libros que contenían dibujos hechos por artistas que sigo admirando. Lo particular con mi abuelo es que me dejaba utilizar los materiales como yo quisiera, aunque los echara a perder porque no sabía su uso; después me enseñaba cómo usarlos una vez que ya les agarraba el gusto.
Entre los 10 y los 15 años las clases que, sin querer, influyeron más en mí para que me dedicara a la ilustración fueron las de Biología, en especial la de Laboratorio. Recuerdo que el profesor nos traía muestras de agua estancada del lago de Chapultepec, o hacía que estornudáramos y escupiéramos en muestras de grenetina que ponía a cultivar; veíamos amibas y otros microorganismos comiéndose a otros, vimos células en diferentes fases de reproducción, muchas clases de tejidos, entre otras cosas.
De los 15 a los 18 años, gracias a las clases de arte y literatura, me animé a participar en una revista anual publicada por mi escuela donde los alumnos podían enviar poemas, cuentos y dibujos. Se llamaba Opio. Para el último año del bachillerato mandé varios dibujos que colocaron en páginas completas o acompañando poemas de mis compañeros; y todos los publicaron, cosa que me hizo sentir bastante orgullosa.
¿Qué has aprendido de la vida a través la ilustración? Que este es el camino que quiero seguir, y que será bastante difícil. Sólo podré recorrerlo mientras confíe en mí misma. He aprendido que hay personas que ven todo como una competencia, al estilo «cubeta de cangrejos»: ver quién puede pasarte por encima para sobresalir.
También que las personas pueden llegar a admirar muchísimo mi trabajo, aun cuando yo siento que no he alcanzado el nivel que yo quisiera. Lo cierto es que el no conformarme es lo que me mantiene trabajando y superándome a mí misma.
¿Y de la ilustración a través de la vida? Las cosas que puedo dibujar deben atraerme o hacerme sentir un interés genuino. Puedo lograr mis mejores obras cuando lo que voy a dibujar realmente me gusta. He aprendido a no perder el tiempo ni mis esfuerzos cuando me quieren encargar algo poco claro, que no me atrae; o que me van a corregir y a corregir por falta de referencias y explicaciones. Supongo que por eso no estudié Diseño Gráfico.
Sé que mi trabajo será duro, en un mundo donde se prefiere que el arte tenga el factor de la utilidad o de intercambio comercial por sobre su estética. No me cierro a la ayuda de la tecnología en cuanto aprenda más de ésta misma. A veces las personas no conocen lo laborioso que es dibujar a mano; admiran tu trabajo, pero no lo quieren pagar.
¿De qué manera la ilustración ha cambiado, cambia y cambiará tu vida? La ilustración me ha ayudado a conocerme mejor, a probarme a mí misma. Me ha hecho sentir en plenitud cada vez que considero terminado un trabajo de calidad. En este sentido, me ha hecho darme cuenta de cuál quiero que sea mi camino, cuando vi que realmente existían oportunidades para desarrollarme como ilustradora, cosa que no sabía hasta hace poco. Por lo demás, espero que esta aptitud me vaya abriendo caminos para conocer más costumbres, personas y lugares, ya que no quiero quedarme estática en un solo punto. No sé cómo será mi futuro, pero sobre la marcha y no renunciando, es como lo sabré.
¿Para qué y por qué ilustrar otra vida? Tengo que pensar por adelantado lo que voy a hacer a partir del [texto] que estoy interpretando en el libro o en canciones. También, si me es posible, leer o escuchar al autor. Porque a veces encuentro conexiones obvias en esta traducción «trans-artística», y pasa que aquello que imaginé a partir de lo leído o escuchado, no satisface al creador de la otra expresión artística. Cuando sucede, me sorprendo de cuán diferente resulta mi interpretación en comparación a lo que otro artista quiere dar a entender, y para mí el trabajo se vuelve más complejo e interesante.
Cada vez que alguien consume un libro, de alguna manera, buscará complementarse con material visual que no siempre está incluido en aquello que lee y observa. Considero un error que en los libros «para adultos» ya no necesiten ilustraciones como en aquellos hechos para los niños. Recuerdo que le preguntaba a mi abuelo por qué los libros «gordos» no tienen dibujos, y me decía que era porque los adultos ya no necesitan dibujos para imaginar lo que están leyendo; y los niños, en cambio, son como pequeñas esponjas que empiezan a absorber todo tipo de material para su imaginación. No creo que eso realmente deba ser así. Probablemente los adultos estamos atiborrados de imágenes, textos y sonidos, pero nunca nos han enseñado a digerirlos ni a entenderlos. Por eso me da gusto que haya editoriales donde se manejan formatos poco convencionales (bastante cercanos al libro-objeto), o músicos que piensan en la importancia del carácter visual para complementar su trabajo, y buscar las maneras de transmitir esto aun cuando la digitalización genera a veces más obstáculos que facilidades. Por esto debo hacer trabajo de campo previo, conocer a los artistas y pensar con más claridad qué es lo que tengo que dibujar.
Para finalizar, danos algunos consejos para apreciar una ilustración. Seas quien seas, sabrás que una obra de arte es valiosa (no por su valor monetario) cuándo te quedes satisfecho, cuándo genere en ti alguna emoción, o alguna sensación de intensidad, aunque no sepas describirla. Ésas son, a mi parecer, el tipo de obras de arte que valen. Y aplica a las ilustraciones.
Si no sientes una sensibilidad que te cambie por completo el estado de ánimo, entonces no confíes en que eso sea arte. Si una ilustración que acompaña un cuento, poema o canción, te es por completo indiferente, entonces no es una buena ilustración. Hay obras de arte que han funcionado como punto de partida para miles de textos. Aquello que te haga pensar o sentir algo intensamente, es lo que vale.~
A continuación les dejamos una muestra de su obra. Puedes seguirla en:
Página Facebook: www.facebook.com/arydia.arte
Correo electrónico: arydiabarajas@gmail.com
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