Y sin embargo, se mueve
Una opinión de Humberto Bedolla /fotografía de Bimal R.
EN TODAS LAS familias hay discusiones eternas. Unas con más fundamento que otras, pero son cansinas por repetitivas. En la literatura también. Son tres, y estoy seguro que las reconocerán: una reciente, relacionada al futuro de la literatura por los nuevos formatos, principalmente de lectura, donde el libro electrónico hizo tambalear al libro objeto. Antes fue la televisión la que puso en jaque a la literatura. La segunda discusión hace peligrar a la buena literatura. Porque hay mala, muy mala literatura que generará «pseudo-analfabetas». Gente que sabe leer pero que solo lee best-seller. Vamos, la discusión sobre alta y baja cultura. Y la tercera y última, la que volvió a traernos la entrega del Nobel de Literatura 2017, que se entregó a un músico. Aquí se debate sobre si la capacidad literaria de las canciones de Dilan son literatura, pues formatos literarios son los que son (narrativa, poesía, ensayo y dramaturgia). La discusión se amplia cuando, a eso que creemos que es literatura, agregamos los distintos medios de crear y consumir historias y, principalmente, Internet como medio de expresión. Esto último causa mucho malestar… Y sí, todas son cansinas.
Si a usted lector, no le suenan ninguna. Solo puedo desearle que siga así. Seguramente ha dedicado su tiempo a hacer lo que le da la gana: leer libros en papel y en digital, ver películas, leer cómics, entretenerse con video juegos y sus historias, ver series de televisión (cada vez mejores), saber de una historia a la que se enganchó por un perfil en Facebook y que resulta que era un bot en Twitter que tiene un web-comic… vamos, le importa un pito de lo que yo le estoy hablando y consume historias sin más. Si usted corresponde a este perfil, por favor, deje de leer. Que sepa que lo felicito por no perder el tiempo, ¡sigua así!
Pero, si sigue –querido lector–, si sigue por aquí, es que sabe de estas cansinas peleas. Como cuando uno deja de vivir en la casa familiar y se sorprende de que, aún diez años después y sin apenas contacto, desde la segunda hora de visita está en la misma dinámica y peleas absurdas con sus hermanos y padres. Sí, es cansino.
No voy a entrar a detallar las peleas, solo lo obvio: El libro, da igual en papel o en digital, seguirá existiendo. El libro ha muerto, ¡larga vida al libro! De la baja y alta cultura, haga lo que le venga en gana. Si quiere saber de una historia que ahora es una película pero que nació siendo un libro, no se aflija. Ya lo dice Gerardo Sifuentes mejor que yo: «Lean lo que quieran, véanlo si pueden» [1]. Y de la tercera y última, sobre qué es literatura. Resumiendo: lo que a usted le de la gana. Insisto: ebook, libro-papel, cómics, teatro, cine, videojuegos, Twitter, textos automáticos generados por bots o inteligencia artificial, ilustraciones, fotografía, collage, web-series, las historias de la niña odiosa del tercero, el cuenta-cuentos o el borracho que nos hace reír con sus pendejdas,… Cualquier formato que le cuente una historia tiene una carga narrativa. Si le gusta, es (o será) literatura.
Segunda llamada: váyase tranquilo de este texto. Sabe que está en la orbita de la literatura y puede ir de cultureta si le apetece.
Si sigue aquí –querido lector–, usted escribe. Probablemente ya haya ido a Twitter a bloquearme a pesar de que no me seguía. Pensará –y no le quito razón– que estoy exagerando. Talvez. Pero todo lo anterior que he listado es el canon. O será el nuevo canon, literatura a secas. Soy ingeniero, así que soy practico, no tengo ninguna carga emocional que me permita limitarme a decir que unas cosas son literatura y otras no. Es más, voy de listillo y de profeta de pacotilla: en algún momento del tiempo se dirá que «Toda historia es literatura».
Sigues aquí. Así que usted lee y escribe, y probablemente muy bien. Y tiene un criterio formado. Reconozco que un cuento, para ser cuento, debe tener una estructura: presentación, nudo y desenlace. Debe haber un personaje con un conflicto, y debe de solucionarlo. Pero no estamos hablando del cuento, o de poesía, que tiene sus normas, o de la novela que también, más sosegadas, sí, pero las tiene. No. Estamos hablando de qué es literatura. Ya fijé mi posición: Toda historia es literatura.
Ahora bien, ¿cómo llegamos ahí?
Hay una web-novela grafica, El barco, que me impactó. Podía sentir el vaivén de las olas mientras escuchaba el mar embravecido mientras leía que había gente viajando en ese barco. Me pareció muy buena. No solo la historia, sino la estética, los efectos, las posibilidades de saber más. ¡Una gran historia! Pero vayamos al grano, a lo que estamos aquí: ¿es El barco literatura? ¿Las canciones de Bob Dylan son Literatura? Miles de líneas y páginas se han escrito a propósito del último Premio Nobel de Literatura. Si sigues aquí seguro has leído bastantes. Yo me quedo con lo siguiente:
La RAE, para definir literatura, dice, en si primera acepción que es (1. f. ) el “arte de la expresión verbal.” No dice mucho más. La gente del medio, tú que escribes, entiende que la literatura la crean los que escriben, los escritores… Dilan es músico, ni siquiera poeta. Pero la Academia Sueca, que puede hacer lo que le venga en gana (no deja de ser, cómo se ha recordado muchas veces por ahí, un club bastante interesante de lectores), nos dice que el premio lo da por “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”. Esto es, que ha sido capaz de crear algo distinto. Parecido si se quiere, pero nuevo, diferente.
¡Es música, no me jodas! Sí, también. Como quiera que sea, las letras hay que escribirlas. Y yo mismo me respondo: “Que tú escribas un informe de sobre la situación actual del área de TI de la organización Pasculin no quiere decir que vayas a recibir en tu puta vida un Nobel”. Está claro que no todo lo escrito es literatura. Ya sé que es una obviedad, pero ¿toda la literatura es escrita? Mmm. Luego un trovador moderno la puede cantar, otro más recitar y otro más podría crear una intervención (como proponemos en vozed).
Hay poetas que se están rasgando las vestiduras, y escritores de literatura (sic) que dicen que Dylan no es literatura, y se están poniendo bien heavys… «En el fondo asoma un temor, más o menos explícito, de que la literatura haya dejado de ser un patrimonio exclusivo de escritores, tal y como hemos conocido esa figura hasta hoy. El año pasado, [el Nobel lo recibe] una periodista. Este, un cantante. ¿Se rompe un monopolio o es que la literatura se está escapando a otros cauces donde los autores de toda la vida ya no tienen autoridad?» [2]
Más allá de lo que el canon acepte, lo importante es reconoce qué se nos esta transmitiendo cuando «consumimos» una historia. Una poesía o un ensayo, formatos aceptados por el canon como literatura, no cuentan historias, ¿o sí? Una historia literaria es narrativa, y hay tres formatos: cuento, nouvelle (novela corta) y novela. ¿Entonces de qué chingados hablamos?
Yo propongo que nos olvidemos del formato. Es evidente que el canon se mueve, no solo la literatura, sino el teatro, la música, la pintura… “la literatura es el arte más conservador”, dice Rodolfo JM [3]. Pero hay movimiento. Se oye a toda la marabunta hacer temblar el suelo. Y es que los cambios están viniendo de los aficionados; o de los nuevos literatos, los no los consagrados. La gente joven, los que viven con la tecnología, los que la han incorporado en su día a día. Los millennials que, dicen, son una generación pérdida y que dentro de sus prioridades está el ocio y el disfrute, sin duda puerta de acceso a la cultura y las artes.
La narración, que por definición es “contar, referir lo sucedido, o un hecho o una historia ficticia” tiene muchos más formatos que los actualmente definidos por el canon. Es innegable que Internet ha cambiado el mundo. No solo ha facilitado la globalización (sigo sin saber si eso es bueno o malo) que nos permite un universo de posibilidades. No solo para los que leemos en español, sino para los que lo hacen en cualquier otro idioma. Podemos acceder a las letras, previa disposición de tiempo y energía, y leer un blog en el idioma que se le ocurra. Mucho, muchísimo se ha escrito de la revolución de Internet, no solo en el sector editorial, sino el auge, desplome y ahora incertidumbre del libro electrónico. Pero Internet mismo facilita herramientas que se pueden aprovechar para contar las historias. Desde el básico hipertexto, pasando por agregar una ilustración o un video, hasta crear literatura a través de inteligencia artificial, pasando jugar con mapas iterativos, crear animaciones, memes, gifs animados, programar y hacer historias iterativas, expandir las historias, hacerlas transmedia, crear bifurcaciones infinitas e historias paralelas (la llamada literatura ergódica, que no tiene que ser digital, pero que parece que viene al pelo)… No hay un camino que defina por dónde se tiene que ir en las nuevas #NarrativasDigitales. Por algo aún vienen acompañadas del adjetivo “nuevas”. Hay nuevas formas e ideas y, por supuesto, mucha experimentación.
Es terreno desconocido. Y son historias. Ya lo he dicho: Toda historia es literatura.
«Quién sabe si a principios del XXII ya habremos asumido que la escritura de gran ambición narrativa es siempre literaria, que la novela en nuestros días se dilató para acoger también el cómic (la novela gráfica), las series y todos los proyectos que, de manera consciente o inconsciente, tienen la estructura narrativa y la voluntad de trascendencia que durante milenios fue patrimonio exclusivo de la literatura. A los lectores de ese futuro, quién sabe, tal vez les parecerán ridículos algunos de los premios a “escritores literarios” de estos años.» [4] Porque, y sin embargo, se mueve… Toda historia es literatura.~
Referencias:
[1] https://vozed.org/opinion/lean-lo-que-quieran-veanlo-si-pueden/
[2] http://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/13/actualidad/1476386501_600511.htmlhttp://cultura.elpais.com/cultura/2016/10/13/actualidad/1476386501_600511.html
[3] http://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/los-limites-de-la-realidad/
[4] http://www.nytimes.com/es/2016/10/13/bob-dylan-el-primer-nobel-del-futuro/
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