El fracaso de Madrid 2020

Logotipo de la candidatura de Madrid para los JJ.OO. del 2020

LOS JUEGOS OLÍMPICOS suenan a maná en los oídos de los españoles, o sonaban, hasta hace unos años. Cada vez que se hablaba de ellos, se ponía la vista en Barcelona ’92. En esa ciudad que gracias a los Juegos Olímpicos se abrió al mar y se convirtió en la más cosmopolita de Europa durante varios años. La Barcelona de 1994 era 25 años más moderna que la Barcelona de 1990.

Madrid aspiraba a lo mismo. Y se lo merecía. Sin duda, la ciudad más importante del Mundo que nunca ha organizado los Juegos Olímpicos. Capital del mayor imperio conocido en el Siglo XVI, es la tercera ciudad de Europa, la capital de España, y un referente deportivo en todo el orbe. Quizás ahora más que nunca, con la Selección Española de Fútbol campeona de Europa y el Mundo.

Madrid, decíamos, aspiraba a una transformación de la mano de los Juegos Olímpicos. Al menos a eso aspiraba 8 años atrás, cuando presentó su candidatura para organizar los juegos de 2012 y estuvo cerca de derrotar a Londres gracias a la influencia del mismo Samaranch que había conseguido los Juegos para Barcelona. Cuatro años después se repitió candidatura, a sabiendas de que ya no tocaba en Europa, de que Río y Chicago se pelearían por organizarlos.

Se trataba de mantener vivo el espíritu olímpico pensando en Madrid 2020. Pero el tiempo hizo mucho daño. Las instalaciones ya son más viejas que modernas, aunque inacabadas, y la crisis económica que vive el país espanta a los inversores olímpicos. Con todo, lo que no terminó de cambiar fue la propuesta deportiva, Madrid seguía mereciendo los Juegos, por lo que representa España en lo deportivo, muy por encima de Turquía, y porque Tokio ya tuvo sus Juegos, y podía esperar.

Pero los merecimientos deportivos no fueron suficientes. Madrid los escondió detrás de una candidatura austera que se correspondía más con la política de recortes del Partido Popular que con los objetivos del COI. ¿En cuánto influyó la anodina presentación de Mariano Rajoy y la impresentable de Ana Botella el día de la votación? Nunca lo sabremos. Quizás lo suficiente para pasar del probable segundo lugar detrás de Tokio a un doloroso tercer puesto por detrás de una Estambul en llamas.

Fue un palo para Madrid. Un fracaso que llegó hasta el corazón de la sociedad. Al punto de que el sueño olímpico se desvaneció como un suspiro. En pocas horas, se pasó de la esperanza olímpica a la denostación de los Juegos. Tanto así que el PSOE aprovechó este descontento social para anunciar que si ganaba las elecciones madrileñas no volvería a presentar la candidatura, obligando al PP a hacer lo mismo un día después, cuando la candidatura no tenía que ser presentada hasta dentro de dos años, pensando en un 2024 en el que los Juegos volverán a Europa, probablemente a París.

Analizar el fracaso es lo que toca ahora. O lo que le toca al COE. Porque la política, empujada por la sociedad, ya ha decidido darle la espalda a los Juegos. Madrid no solo los merece, sino que, ahora, los necesita. Pero no llegarán, los seguiremos viendo, durante varios años, por la TV, el ordenador y el móvil.