¿De verdad es la economía el problema en Europa?

«Desde hace unos años, las antes llamadas clases medias en los países del sur de Europa han visto cómo sus salarios son congelados o incluso reducidos […] Desde el status quo político nacional e internacional se ha defendido que son ajustes necesarios.»

Desde hace unos años, las antes llamadas clases medias en los países del sur de Europa (ahora es cada vez más difícil aplicarles ese término) han visto cómo sus salarios son congelados o incluso reducidos y de hecho con ellos pueden adquirir menos bienes y servicios, mientras los impuestos suben y los beneficios de la sociedad del bienestar van desapareciendo poco a poco. Desde el status quo político nacional e internacional se ha defendido que son ajustes necesarios y que, por más que supongan sufrimiento para el ciudadano, la economía lo impone. En el breve espacio de este artículo, si bien no es fácil ni siquiera empezar a plantear si este postulado es cierto, pretendo al menos ponerlo en duda. [1]

"Great economy effected by co-operation in advertisement" (Punch, Londres, 1914)  | Wellcome Library, London

“Great economy effected by co-operation in advertisement” (Punch, Londres, 1914) | Wellcome Library, London

En los EEUU, como sabemos, la caída de Lehman Brothers (15/09/2008) fue el detonante de un proceso en cadena que produjo el desplome de la bolsa no sólo en su país sino en muchos otros. Los efectos perniciosos de los créditos subprime (créditos hipotecarios concedidos a prestatarios sin las suficientes garantías de pago) produjeron no sólo la quiebra de determinadas entidades de banca de inversión sino también la desconfianza en el propio sistema crediticio. Incluso los menos críticos con el sistema se llevaron las manos a la cabeza por la manera descontrolada con la que las entidades de inversión se habían desarrollado desordenadamente generando enorme riqueza para sus ejecutivos y los especuladores financieros pero creando una crisis sin precedentes a nivel mundial. Según los teóricos keynesianos[2], partidarios de la intervención del Estado en la economía, había habido errores de bulto en la desregulación a la que se había sometido el sector desde los años ochenta; y se habían eliminado progresivamente los necesarios mecanismos de control de los que la ley Glass-Steagall [3] es sólo un ejemplo. Con la legislatura de Obama se iniciaron algunas políticas de rescate financiero que lograron paliar la crisis de confianza de los inversores y algunas otras de estímulo de la economía según los keynesianos con menos ímpetu del que se habría debido.[4]

Han pasado seis años desde entonces y aunque EEUU ha logrado más o menos relanzar su economía (si bien las tasas de desempleo siguen siendo más altas que previamente a la crisis); mientras en Europa y especialmente en los llamados GIPSI (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) no se ha encontrado la manera de que el sistema económico logre el anhelado crecimiento. Los economistas plantean en Europa al igual que al otro lado del Atlántico soluciones que oscilan entre aumentar el estímulo a la economía y las prácticas de austeridad lideradas por Alemania.

Sin embargo, por más limitadas que fueran, las medidas tomadas en EEUU tienen dificultades para ser aplicadas en Europa por varios motivos:

En primer lugar, dado que la unión monetaria no implica unidad económica real, no se pueden adoptar medidas en bloque, como las inyecciones de dinero que genera la Reserva Federal en EEUU, mediante la rebaja de los tipos de interés. Los préstamos a bajo interés a la Banca por parte de esta entidad introducen capital en el sistema económico y permite que este a su vez se reactive al facilitar la Banca préstamos a las empresas. En Europa esto no es posible porque no tenemos una entidad semejante (el Banco Central Europeo no tiene la misma libertad de movimientos debido a la presión de determinados Estados). Tampoco puede cada país como se hacía antes compensar estos desajustes devaluando la moneda independientemente porque su moneda es única. Algunos países como Suecia, debido a tener moneda propia, han conseguido remontar mejor la crisis por este motivo.

Por otra parte, en materia de empleo los países europeos tienen grandes desigualdades a nivel económico y la movilidad laboral no es equivalente a EEUU donde los ciudadanos de un Estado al que le vaya mal, como Florida, pueden sin muchas consecuencias desplazarse a trabajar a otro estado vecino cuya economía sea más floreciente. Por mucho que se haya intentado incentivar el movimiento intracomunitario de trabajadores, esto no es viable en Europa.

Por último, según los teóricos menos partidarios de la intervención estatal, las medidas que estimulan la demanda agregada (compuesta por gasto público, consumo, inversión productiva y exportaciones) no consiguen que la oferta responda en la misma medida, porque el sistema es inflexible y poco productivo (A esto último cabría objetar que el sistema es inflexible y poco productivo precisamente porque no se introducen en el él medidas que lo corrijan, o estamos cerca del círculo vicioso).[5]

[pullquote]Desde el status quo político nacional e internacional se ha defendido que son ajustes necesarios y que, por más que supongan sufrimiento para el ciudadano, la economía lo impone.[/pullquote]

Así que nos encontramos con que los ciudadanos de los países del sur de Europa nos encontramos perdidos en un sistema kafkiano en que nuestros gobiernos cada vez deben más a las economías más boyantes centroeuropeas, dado que nuestras políticas no reactivan el crecimiento. Alemania sigue siendo el adalid de la austeridad y los recortes siguiendo la tesis de que en tiempos difíciles lo mejor es apretarse el cinturón.[6] En los países del sur de Europa, alegan, los precios y salarios siguen siendo demasiado altos a causa –en el caso de España al menos- de una burbuja inmobiliaria alimentada con flujos de capital que además provienen de hecho de los países centroeuropeos y que han aumentado la deuda respecto a los mismos. Dado que no se puede devaluar la moneda, dado que no hay movilidad laboral real y dado que los organismos centrales son ineficaces para reactivar el sistema mediante gasto público y como estos países están, para bien o para mal, asociados al resto de Europa, sólo parece haber una solución. La única salida parece ser la bajada de los salarios y la austeridad fiscal por parte del gobierno como condición para poder recibir más préstamos.

Hasta ahí el «sistema económico» en que aparentemente los ciudadanos no podemos hacer otra cosa que sufrir, esforzarnos y esperar a que la situación mejore. ¿Pero qué pasa si la economía no es verdaderamente el único problema? Frente una visión determinista del sistema, planteemos al menos algunas dudas razonables:

  • El sistema económico, por más que sea el único existente, no tiene por qué perpetuarse tal cual es ad eternum. El caso de Islandia, que dejó quebrar a sus bancos y renovó su gobierno, si bien lo tenía más fácil por estar fuera de la moneda única, sigue demostrando que la única salida posible en la parte financiera de la crisis no es rescatar a los bancos.
  • Las causas que influyen en el sistema no son puramente económicas. El peso del protestantismo en Alemania [7] y otros países europeos, así como justifica moralmente las prácticas capitalistas, también tiene un reverso que sanciona a los que no saben controlarse y ha hecho que se coloque una carga moral en la presión a otros países, a los que se acusa de despilfarro fiscal.El BCE, presionado por los países centroeuropeos, nunca prestará a los GIPSI sin imponer durísimas condiciones porque no cree que tenga que pagar por dicho despilfarro que –de hecho y salvo en el caso de Grecia- nunca ha sido real. Con esto parece claro que -digámoslo-: no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, ni España ni Irlanda tenían un déficit presupuestario desproporcionado antes de la crisis.
  • Como ya hemos visto, el mismo sistema económico que los gobiernos europeos ayudaron a crear tiene fallos desde su misma concepción. El desempleo se puede corregir naturalmente en una economía de moneda única cuando verdaderamente hay movilidad laboral entre sus distintas zonas, pero los distintos idiomas y sistemas educativos europeos convierten esto en una quimera. [8] No existe además el concepto de ciudadanía europea como existe el de ciudadanía norteamericana. Los gobiernos de cada país no miran por los europeos sino, por sus propios ciudadanos.

En resumen, mientras se acepte que lo único importante es asegurar la pervivencia del sistema financiero, pasen por lo que tengan que pasar los ciudadanos de algunos países, habrá que plantear entonces que este no es el único modelo posible y que además tiene fallos desde su mismo origen. Si los gobernantes no están teniendo la suficiente audacia para dar un paso más allá y buscar soluciones que permitan cambiar un sistema económico cuando parte de sus defectos los han creado históricamente mediante decisiones políticas sus propios partidos; si dichos gobernantes no tienen el coraje para introducir cambios en el sistema que han contribuido a crear, los ciudadanos tienen cuanto menos el derecho de salir a las calles y presionarles hasta que la situación sea la que es legítimo desear por parte de cualquier ciudadano no sólo español, alemán o polaco sino sobre todo europeo.~

 

Referencias:

[1] Nota preliminar. Reconozco al lector que no soy economista, me cuesta como a la mayoría comprender conceptos como apalancamiento y demanda agregada, pero a pesar de ello considero que en nuestros días hay que hacer un esfuerzo de comprensión para no dejarse perder en discursos técnicos que en ocasiones encubren las verdaderas causas lo que vivimos día a día.
[2] John Maynard Keynes fue un economista británico, conocido entre otras muchas cosas por su análisis de la crisis del 29 que concluye que es necesario que el Estado intervenga directamente en la economía mediante un gasto público que corrija las insuficiencias del sistema económico capitalista para equilibrarse por sí mismo. http://es.wikipedia.org/wiki/John_Maynard_Keynes
[3] Conocida como Banking Act, entre otras cosas separaba la banca de depósito de la banca de inversión. Fue revocada el12/11/1999. http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_Glass-Steagall
[4] “el conjunto de medidas de estímulo que se ha aprobado tiene errores de concepción y es insuficiente (…) como intento de compensar la deficiencia en la demanda agregada, simplemente, se queda corto”.
(Joseph Stiglitz, citado en KRUGMAN, Paul: ¡Acabad ya con esta crisis! Barcelona, Crítica, 2012. Pág. 130)
[5] http://economy.blogs.ie.edu/archives/2013/03/austeridad-vs-estimulo.php
[6] Hay una causa histórica para esto: “los alemanes sienten un odio verdaderamente profundo a la inflación, debido al recuerdo de la gran inflación de los primeros años veinte [la época de la república de Weimar]”
KRUGMAN, Paul: ¡Acabad ya con esta crisis! Barcelona, Crítica, 2012. Pág. 193.
[7] Ya se demostró (fue Max Weber en “La etica protestante y el espíritu del capitalismo”).que la economía está influida por las creencias religiosas por lo que el funcionamiento de la misma no sólo obedece a fórmulas matemáticas. Esto parece obvio pero el discurso que justifica determinadas medidas alega a que son las únicas posibles por “lógica económica”
Rastros de estas ideas que relacionan la ética del trabajo con el protestantismo se pueden ver en un autor contemporáneo :
OTTE, Max : La crisis rompe las reglas.Cómo afrontar las nuevas amenazas de la economía mundial. Barcelona, Ariel, 2011.Págs. 217 y 218.
Esta actitud es muy alemana, cristiana, socialdemócrata, prusiana, llámelo como le parezca. Carl Hinrichs, autor de la biografía del rey Federico Guillermo I de Prusia, escribió: “si el calvinismo inglés santificó el trabajo para uno mismo y por tanto la prosperidad como signo divino, el pietismo (prusiano) honraba el trabajo para otros”
[8] Se produce una situación similar a la de los años 30, en que el equilibrio laboral en los Estados Unidos debió darse por el desplazamiento del campo a la ciudad, pero los trabajadores no tenían los recursos para asumir esa movilidad laboral. En Europa hay otras causas que la falta de recursos http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4485