Muros y murallas, ahora como en el siglo XVI

«La imaginación para sortear obstáculos es mayor cuando la necesidad aumenta y los muros y murallas serán sorteadas.»

A lo largo de la historia los gobernantes han tratado de defender levantando muros. Los muros y murallas que levantan iban destinados a evitar el flujo de personas.

Desde las murallas de los castillos medievales, pasando por l Gran Muralla china, el muro de Berlín o los más recientes murallas de separación de Ceuta y Melilla en África, el muro de separación de un gueto en Papua, Italia o el muro que recientemente se acaba de autorizar Bush Jr. entre México y EE. UU.

Todas están para lo mismo: marcar un límite. Evitar el paso, separar, dividir y aislar. Es verdad que en el siglo XV, las murallas tenían su origen más en temas defensivos que de separación, después llego el muro de Berlín y represento de forma gráfica lo que el mundo vivía. Una distribución política bipolar. El muro callo y con él el socialismo, pero más que nada. Cayó lo irracional de la separación de una ciudad y de familias.

Se pensaba entonces, que el mundo podía mejorar, que el dialogo bella por fin luz, que no era posible una división por luchas políticas. Fue un momento que todos, donde quiera que vivamos lo recordaremos.

Pero las murallas siguen existiendo, y más aún, se hacen populares. Al parecer es más fácil bloquear el paso que tratar, ayudar y cooperar. Los políticos toman decisiones en base a su ideología y al parecer, hay quienes piensan que poniendo una barrera y evitando ver el problema que existe al otro lado, este va a desaparecer. Lo mismo hace un niño cuando tiene miedo. Se tapa los ojos con las manos y, evita así, conocer lo que teme, se bloquea y logra controlar su temor.

¿Y qué pasa con el niño que se tapa los ojos con las manos? Tendrá que enfrentarse a lo que teme. Lo puede hacer de muchas maneras. Preguntando a sus padres, con valor, o madurando poco a poco la situación. Al contrario que el niño, los dirigentes no tienen quien los guié, pero si pueden preguntar, estudiar, y tratar de entender lo que está pasando.

Al final entenderán una cosa: es imposible ignorar el problema. En términos matemáticos esta situación se puede representar por la teoría de juegos. Existen dos tipos de juegos los suma cero y los que no. Los suma cero, siempre hay un ganador. En el otro, en el que no suma cero, se potencian las estrategias de competición y cooperación y siempre, siempre, pensando en global, porque ahora ya es inevitable pensar en globalidad y universalidad en los tiempos en los que vivimos, las estrategias de cooperación son las que funcionan.

No importa cómo se plantee el problema. Si es por migración, economía, o mejora en la calidad de vida, la estrategia ganadora es la cooperación. Para esto hay que cambiar la forma de pensar de la gente, enfrentarlos a sus temores, destaparles los ojos y enseñarles lo que hay al otro lado.

Por desgracia para los muros, su objetivo nunca será ni por asomo cumplido. Evitar el flujo de las personas entre una ciudad (Papua) o entre las posibilidades, remotas, pero posibilidades de mejor trabajo y nivel de vida (Ceuta y Melilla, México) no serán detenidas por barreras físicas.

La imaginación para sortear obstáculos es mayor cuando la necesidad aumenta y los muros y murallas serán sorteadas. Por aire, por túneles, alrededor de ellas, en auto, cruzando el desierto o en pateras y al final, estas caerán.

¿Por qué gastar millones de dólares y euros en su construcción? ¿Por qué no dar ese dinero a la cooperación? ¿Por qué seguir con los ojos tapados cuando el problema sigue existiendo? Son preguntas que unos y otros deberíamos pedir que nos respondan.~