Los que llegan para quedarse

«Las soluciones pasan por equilibrar los mundos norte-sur, donde los países desarrollados deben tener una política exterior de ayuda y desarrollo hacia los países en vías de desarrollo».

ES PARADÓJICA LA forma de ser y actuar del ser humano. Buscamos viajes para conocer otras culturas, conocer a más gente y pensamos que mientras más diferencias existan será mejor. Pero en cuanto esta gente llega donde vivimos deja de ser interesante y pasa de ser molesta a pronto  ser un problema. Siempre ha existido fascinación por las culturas lejanas y siempre ha existido ese miedo a que los otros lleguen para quedarse.

Actualmente el fenómeno de la inmigración, así como las formas de afrontarla no ha dado los resultados esperados en aquellos países donde las políticas de migración están orientadas a detener dicho fenómeno.

Hoy en todo el mundo industrializado existe el problema de la inmigración. En Estados Unidos, siendo un país de inmigrantes, se hace hasta lo imposible por detenerla la inmigración. Para mayo de 2005, el senado de los Estados Unidos aprobó una reforma que niega la entrega de licencias de conducir a inmigrantes, negando así el derecho a poder identificarse y acceder a los servicios de sanidad y educación [1], sin embargo para este mismo mes, la alcaldía de la ciudad más grande del país, en el mismo estado de California, Los Ángeles, tiene por primera vez en poco más de 150 años un alcalde hispano [2]. Es evidente que tendrán que existir puntos de acuerdo entre el gobierno local y estatal, y es que Estado Unidos el quinto país en el ranking de naciones con mas número de inmigrantes hispanos en este caso, tan solo después de México, Colombia, España y Argentina. [3]

En Inglaterra, en estas mismas fechas, se han endurecido el trámite para otorgar la visa a extranjeros que deseen trabajar en ese país [4], buscando controlar la población extranjera en el mercado laboral. En Australia se han creado un programa para retener a personas que están de forma ilegal a fin de repatriarlos, argumentando que no existen puestos de trabajos para ellos [5].

En España, a mediados del mes de mayo termino un proceso extraordinario de regularización de inmigrantes. En él, el gobierno ha regularizado a 700.000 trabajadores extranjeros. El requisito principal era tener un contrato de trabajo, es decir, tener una relación laboral que garantizara que la persona tenga ingresos de manera constante. Siendo este requisito un argumento de peso contra los sectores de la población española que piensan que se les han dado papeles a personas que no hacen nada en el país más que vivir en la delincuencia y al margen de la ley. Pero ¿y los que no pueden demostrar su relación laboral? Porque no podemos negar los trabajos sin contrato.

Uno de los principales problemas al momento de crear un marco que regule el mercado laboral para los extranjeros es, paradójicamente, la cultura de la sociedad a donde están llegando los extranjeros y no las leyes de la oferta y la demanda. Como ya vimos en el artículo Barreras al mercado laboral (en vozed 1.2) una gran barrera de un mejor funcionamiento del mercado laboral y por lo tanto de la migración es un tema político.

En el proceso de regularización de España, las 700,000 personas que fueron regularizadas ya tenían un trabajo, sin embargo la idea popular de que no existe suficiente trabajo para ellos persiste. Manuel Pimentel, en su artículo “Regularización, ¿ahora qué?” en el diario 5Dias [6], hace patente la falta de información y las falsas ideas sobre este fenómeno. Pimentel concluye su artículo diciendo que “antes [de regularizar], alguien debería decirnos que crecimiento económico significa más población emigrante. No existiría lo uno sin lo otro”, para concluir de formo irónica que está teoría solo la conoce la izquierda, en este caso española.

En Estados Unidos la población inmigrante latina, tradicionalmente no deseada, es 12 % del total de la población del país. No por nada han cambiado las campañas electorales a partir del  2004 donde ambos partidos, tanto republicanos como demócratas, han dado un peso importante a los grupos de inmigrantes latinos quienes ahora son un grupo decisivo en el mapa político y social, con un crecimiento en renta per cápita, niveles de educación e integración en la sociedad por encima del promedio nacional [6].

Los gobiernos de los países más desarrollados, consientes de la necesidad de los inmigrantes, no han creado políticas de migración y trabajo adecuadas al fenómeno, y por el contrario, alimentan sentimientos confusos de intolerancia y rechazo en la población local.

Para afrontar la inmigración no se debe pensar en erradicarla o aislar al país, pues nunca va a funcionar. Estas prácticas están dando cabida a nuevos grupos radicales de extrema derecha, quienes no solo están contra la inmigración, sino contra todo aquello que no sea nacional, imponiendo así, su forma de pensar y reviviendo los fantasmas de la intolerancia y el racismo.

Las soluciones pasan por equilibrar los mundos norte-sur, donde los países desarrollados deben tener una política exterior de ayuda y desarrollo hacia los países en vías de desarrollo y comunicar a la población local de la necesidad de los inmigrantes, no solo para el mercado laboral, sino también para la economía, la cultura y el desarrollo de la sociedad. Para aquellos que crean que el reparto de riqueza no funciona solo hay que mirar a la Unión Europea y varios de sus países miembros: España, Irlanda, Portugal o Grecia.~

 

Referencias:
[1 ] EFE, Univisión.com, “Cambia propuestas de licencias”, ;
[2] Sergio Muñoz Bata, elNuevoHerald.com, ;
[3] Alejandro Portes, “La nueva población latina: inmigración y población”, La Vanguardia Dossier, número 13, Octubre/Diciembre 2004
[4] BBC, BBC El mundo, ;
[5] Manuel Pimentel, 5Dias, 18/05/2005, ;
[6] B. Lindsay Lowell, “El mercado laboral, educación, generaciones y crecimiento” , La Vanguardia Dossier, número 13, Octubre/Diciembre 2004.