Individuo/Paradoja

«Diferencia básica entre una máquina y un ser humano».

«Even a Great Society is a bounded, transient thing compared to the free play of the mind and the anarchic discipline of its dreams»
—George Steiner

 

Pincelazo de la historia y sus centros

¿CUÁL SERÍA UNA diferencia básica entre una máquina y un ser humano?

Para empezar, se espera que una maquina haga la misma cosa una y otra vez, se piensa en un determinado ‘output’ dado un determinado ‘input’. Los seres humanos por otro lado, tienen la capacidad de generar distintos outputs dado el mismo input y viceversa. Somos versátiles, las maquinas no, las maquinas son triviales, los humanos no. Los humanos pasan el Turing Test, las maquinas no (por poco.)

Con el advenimiento de la alta tecnología y de la ciencia, el humano como centro de su propia historia se pone en duda y tal como en el universo (o como nuestros físicos creen saber), la historia deja de tener un centro; o cualquier lugar puede serlo si se prefiere. Se descubre la convergencia evolutiva, se retira el velo a muchas de las operaciones básicas que traspasan a la vida, a los sistemas, a la inteligencia, a la psicología y finalmente al Ser. Los animales pueden sentir y pensar, los humanos pueden actuar como parásitos o virus de su propio huésped. Se toma una foto desde los altos cielos cósmicos, vemos la tierra y perplejos nos quedamos observando el espejo y su reflejo. La naturaleza se vuelve sumamente escurridiza y cuando se le atrapa ya dejó de ser lo que era, ya no es solamente una ‘madre’ que nos ha amamantado hasta el cansancio, ya no son (sólo) los arboles y las flores, ahora se ha vuelto operaciones y estructuras y enlaces comunicativos que adquieren cualquier matiz dependiendo del observador. La complejidad (observando) se vuelca sobre sí misma con torpeza, y opta, como el ciego que recupera la vista, seguir tentando los objetos, cerrar los ojos e identificar al mundo tal como solía hacerlo con sus «antiguas catedrales de conocimiento.»[1]

Así, después de un proceso lento y doloroso, las máquinas triviales se acercan a «ser hombres» (¿se «funden» uno con otro?) y las personas pueden ser máquinas no triviales. Asimismo, hay que tener mucho cuidado al abordar la comparación entre máquinas y humanos ya que puede limitarse demasiado bajo una distinción sujeto/objeto. Parece que no es ya, un problema filosófico (es más una perplejidad al mero estilo wittgensteiniano) y tiende al anacronismo bajo dicha distinción. No obstante esta es una perplejidad justificada, y al hacer colisionar el concepto de máquina con el del ‘hombre’ y viceversa logramos crear miedos y esperanzas que merecen toda la atención. Desde una matriz subsidiada por baterías-hombre, hasta la prótesis perfecta o el corazón sintético completamente autónomo. Es probable, no obstante, que el concepto de máquina se haya rezagado y el del ‘hombre’ viva todavía de ilusiones clásicas y modernas. Así, el reflejo incomodo de la modernidad (todo reflejo llega siempre más tarde) se encarga de darle a cada ‘Si’ un ‘No’ y a cada ‘No’ un ‘Quién sabe’, acota todas sus pretensiones de racionalidad pero no reemplaza adecuadamente al acotar, y cuando no puede jugar más su propio juego se juzga a sí misma como una locura y de desembaraza de decir algo, una micra de verdad

Las maquinas vienen después que el ‘hombre’, son creadas por ellos y vuelven a ellos para ayudarles en su –luchar- socio-biológico y existencial. No viven, no sienten, no aman y no fuman cigarrillos por placer. Pero, y ¿si nosotros los ‘hombres’ estuviéramos programados para hacer todas esas cosas? ¿Si estuviéramos programados para dudar de esa misma programación y de sus ‘inputs’? y ¿si pudiéramos re-programarnos recursivamente (historia, genoma, software)? ¿Si pudiera pintarse el algoritmo que gobierna la capacidad cerebral humana en un canvas de materiales inorgánicos? Un día se podrá ser silicio y carbono, carbono y silicio y un paradigma más habrá caído. La inteligencia seguirá siendo inteligencia y se habrá creado la estructura propia que le aloje y le defina, la «naturaleza» misma habrá encontrado otro camino que le haga crecer en un orden de complejidad exponencial. La inteligencia misma habrá encontrado una vía para replicarse.

Es decir la técnica y la ciencia (así como el pensamiento religioso y mágico) han sido herramientas de reducción/aumento de complejidad que hemos usado y que han sido generadores de memoria e historia, así como de expansión y de destrucción masiva. No usamos un brazo para excavar, usamos un tractor que ‘copia’ la función y la estructura de un brazo, la tecnología aeroespacial tiene como una de sus piedras angulares a las aves y a los insectos voladores, usamos cámaras y telescopios como extensiones de nuestros ojos y de la memoria. Usamos internet y la web, que semeja una red neuronal (al mismo tiempo una red neuronal, ¿a que es semejante si no a la manera en que puede visualizarse un sistema social o el mismo universo?)

Estructura y operación: { ⟳ : ⌘ } [2]

En programación o en las ciencias computacionales se sabe que un sistema (cualquiera que éste sea) puede ser identificado por su estructura y su operación. Se cree que la estructura garantiza la operación y que cuando dicha estructura cambia la operación también. En la teoría de sistemas (en especial la de Niklas Luhmann), esto se reafirma y además se explota la idea de que la operación puede concebir cambios en la estructura, cambios recursivos. Es decir, puede cambiarse a sí misma cambiando partes de la estructura donde opera (¿psicoanálisis y plasticidad cerebral?). Brevemente puede decirse que la operación no tiene idea de su existencia hasta que logra observar la diferencia entre ella y la estructura[3]. El sistema puede identificarse solo cuando se crea la distinción entre el sistema y el contexto. Solo hasta que un sistema alcanza un determinado umbral de complejidad, hasta que es suficientemente robusto en información, puede ‘voltear’ la vista y descubrirse como algo diferente al resto, único, -irrepetible-. Se cierra la operación y el sistema nace como tal, como una distinción, una paradoja.

Es importante señalar también, que las distinciones al observar, no hablan de objetos tal cual, es decir, un auto puede realizar una operación, dígase, viaja a una velocidad determinada en una carretera x (estructura), pero el auto en sí, puede verse nuevamente como una estructura donde otras operaciones existen (e.g. combustión, enfriado, sistemas de frenado, aceleración, corriente.)

Trazando la distinción del individuo

Se dice que todos somos asesinos bajo el escenario o las circunstancias correctas. Descartes concibe el existir solo como condición de poder pensar. Ortega Y Gasset sentencia que el «hombre es él y sus circunstancias». Ser y estar…

Lógicamente puede preverse que el actuar pasado no garantiza el actuar futuro, no hay ‘trivialidad’ entre los ‘inputs’ y los ‘outputs’. No obstante  la repetición es fundamental en nuestro actuar y en el aprender (aprehender.)

Siendo así, ¿qué lugar se le reserva al individuo después de todo? (o a esa «tenebrosa oscuridad del pensamiento] en palabras de Hegel.)

El lenguaje sabemos, no es suficientemente robusto como para expresar todo lo que ocurre en una cabeza, en una conciencia. La conciencia opera encerrada en la estructura cerebral, el sistema nervioso opera clausuladamente sin que en realidad sea posible manipularle desde ‘afuera’. No es importante acceder a los pensamientos puros de una mente (pues ni el individuo mismo puede, ¿subconsciente?), el sistema comunicativo se enlaza con los sistemas psíquicos mediante el lenguaje y al final lo que sólo ocurra en una mente es completamente irrelevante para la sociedad como sistema comunicativo[4]. Esto no quiere decir, que el sistema sociedad (aunque a veces pareciera que sí, cuando se habla de la -sociedad- a secas) sea indiferente ante el individuo o ante su humanidad; al contrario, lo abstrae y le reserva (sobre todo en la actualidad) uno de los lugares más especiales de su comunicación. De la misma manera es relevante en todo momento para el individuo, lo que en sus adentros ocurra, aunque en este sentido está solo, y desde su rasgo etimológico hasta su silencio le hacen sospechar esto en todo momento. Pero ésta, es una soledad biológica, orgánica. El sistema comunicativo va «mano-a-mano» con cada una de las psiques, aunque la conciencia o la mente se mantengan «entre el cristal y el humo.» Así, el individuo en este sentido «viaja» como una comunicación en la sociedad. (Loose-coupling/tight-coupling.)

Media y masa

La individualidad puede quedar asentada momentáneamente con herramientas varias. Puede quedar relativamente «atrapada» con medias, desviaciones estándar y varianzas de la estadística. El individuo se cuaja, solo como parte de una masa de la cual es parte. La verdadera cuestión es, en cuantas curvas de campana una persona puede deconstruirse/construirse a través del tiempo. Podría decirse que un individuo es una suma vasta de curvas de predicción sobrepuestas, qué además, no quedan estáticas en el tiempo, si no que se mueven como una especie de oleaje continuo desde que nace hasta que muere (bien puede construirse un caso donde sea verdad lo anterior desde antes de nacer y después de morir.) Queda así distribuido por todo el sistema social como posibilidades y probabilidades.

Tomemos entonces, un ejemplo bastante contemporáneo de las tecnologías de predicción. Existe una colección de datos gigantesca, una plataforma de software y servidores de internet a gran escala que permite identificar correlaciones de información en tiempo real y descubrir puntos ciegos que de otra forma  hubiera sido imposible sólo con las bases de datos tradicionales propias (e.g. de organizaciones, empresas, sistemas.) -Big Data- tiene usos increíbles y multivariados, ya que puede predecir el crimen en un área determinada, el aumento de pobreza en otra, tendencias de moda y de uso tecnológico, tráfico y tránsito, esparcimiento de enfermedades en tiempo real, entre otros importantes y relevantes conceptos y problemáticas. Asimismo puede predecir si una persona reincidirá en términos delictivos, ubicándola dentro de una probabilidad, digamos 97% dado un contexto (uno muy similar en el cual cometió el crimen.) Big Data se adelanta a la acción,  y entiende que la operación del individuo está condicionada por la estructura de la sociedad donde opera. Como buena herramienta de predicción, no nos da un -si- o un -no- rotundo, absoluto. Nos arroja una probabilidad y el resto depende del observador. El individuo en cuestión siempre podrá alegar con razón que él pertenece y pertenecerá a ese 3% no reincidente[5]. No obstante, un cierto sistema o sub-sistema que le observe operará pensando en términos de sus probabilidades e implementará y teledirigirá una política preventiva, desde el servicio social hasta el encarcelamiento «prematuro» (el cual debería evitarse a toda costa, y en cambio ir adecuando la estructura que permita probabilidades más favorables para el individuo. Todo esto nos dice lo que ya hemos sabido desde hace tiempo sobre los beneficios de disminuir las brechas sociales, generación de empleo e infraestructura en general.)

Esto tiene consecuencias grandes y como cualquier desarrollo tecnológico importante, toca prácticamente todos los órdenes de la vida. Es decir parece que el sistema social encuentra una manera de reducir la complejidad de la individualidad, la homogeneíza y la va desechando como historia, como ‘presente pasado’ y como ‘futuro presente’, creándole una distinción, nómbrese cualitativa/cuantitativa . La individualidad puede abstraerse (y sustraerse) en masa entonces y volverse altamente predecible. Los departamentos de marketing de las compañías, saben cómo entender la preferencia de masa a través de aquellos individuos que imponen las tendencias (creación de necesidad y preferencia.) Con técnicas de la psicología, herramientas computacionales, artistas y voces del momento, se implementa (o se vuelven parta de) el ir y venir de las modas y las tendencias. Los gobiernos y la política también entienden esto y adecuan todo, desde el diseño básico de su semántica política, hasta los problemas a resolver dependiendo de la popularidad de la que gocen (para bien o mal) en la población.

Aquí, el concepto del feedback loop ayuda a esclarecer cómo, a pesar de lo inconmensurable del individuo, este ineludiblemente participa activamente en la formación de nuevas comunicaciones. Es decir, informaciones llegan a él, (una forma de vestir, una manera de ver el trato animal, etc.), llegan a él y las regresa escaladamente a los subsistemas de la sociedad (o a un determinado cuartel mercadológico como en el caso de las modas y de las economías de mercado con sus ciencias del consumo.)

Esto es importante ya que la masa adquiere poder definitivo (pero tiende a ignorarlo). Digamos, a pesar de que las compañías que manufacturan y crean bienes y servicios, sean parte de este feedback loop, la masa puede voltear a verles como proveedores de mal y de destrucción del ambiente o de organismos protectores de la salud y la ecología. Aquí, el poder del individuo puede concentrarse en masa y crear cambios en la estructura, que encima pierde poco a poco su verticalidad (en algunos lugares más rápidamente) pero siempre opera dentro del sistema (tal como los sistemas que operan en –su- cuerpo.)

Replicación y predicción

Dicen ya qué una de las grandes preguntas que se hayan planteado jamás, «¿Quién soy?» se ha ido deslizando lentamente  a un «¿Quién más podría ser yo?».

La idea arquetípica[6] de que el rol o la persona puedan ‘compartirse’ análogamente desde lo estético, lo físico (corpóreo) y en términos de personalidad tiene que decirnos bastante sobre la diferencia entre individuo y sociedad como una unidad, y sobre lo traducible de las características individuales en posibles funciones. No llegamos a ser completamente iguales y no llegamos a ser completamente diferentes, unos se acercan solo para alejarse del resto (¿signos zodiacales?). En términos de ambiente[7], esto no debería sorprender demasiado, ya que gran parte de nuestro éxito como especie ha dependido de lo eficientemente rápido que copiamos a nuestros -semejantes- y no tan semejantes. Desde toda clase de lenguaje corporal, hasta operaciones de un nivel más ‘alto’ como pueden ser el seguimiento puntual de instrucciones y deducciones complejas (e.g. mapas, planos, instructivos, matemática, música) hasta abstracciones del mundo a través de las emociones como en el caso del arte (aún en el caso del arte moderno donde el YO sufre de gigantismo; aún en este caso lo común es hablar desde el punto de vista único-individual, cuando no individualista), y el baile. En todos los casos se puede apreciar técnica e improvisación, acoplamientos firmes y flojos, médium/forma.

Aquí la capacidad de predicción juega un rol sumamente importante, no sólo en términos de sistema social comunicativo, sino en términos de sistemas psíquicos. En términos del individuo como organismo, se ha estimado que el neocortex humano contiene alrededor de unas treinta mil millones de neuronas  (número aproximado) y que es básicamente ahí donde se acumulan las memorias, las habilidades sociales, la expresión de la personalidad, experiencias de vida y conocimiento complejo, capacidad de predicción, entre otras cosas de gran trascendencia evolutiva para la intelligentzia ‘humana’[8]. También se sabe, que si de sistemas nerviosos se trata, y en especifico de los centrales, y a final de cuentas de cerebros, en el reino animal conocido no puede encontrarse un organismo que pueda ser un serio contendiente al cinturón de los pesos pesados dominado por el homo-sapiens (el elefante, uno de los animales más inteligentes, tiene una cuarta parte del total de neuronas de un cerebro humano y poco menos de la mitad en términos de neocortex.)[9].

Ahora imagine si se pudiera replicar (en palabras del mismo Jeff Hawkins), el «algoritmo» que gobierna el neocortex. Si no se buscara recrear todo el cerebro, o a un humano en sí, o crear humanos sintéticos, sino «simplemente» inteligencia. Inteligencia pura y dura que traspasa a los organismos sin querer replicar toda la complejidad del organismo en específico, i.e. el humano. Esto es lo que se pretende y se logra en la creación e implantación de los Sistemas Inteligentes. Desde sistemas meteorológicos, agricultura, aviación, arquitectura (edificios inteligentes), hasta el «High-Frequency Trading» en el sistema económico de mercado, todos los sistemas se han acelerado gracias a la inteligencia y la replicación de ella que encontramos en gran medida en la forma humana o –dentro- de ella.[10] El individuo sigue decidiendo y prediciendo el mismo, y su capacidad de aprehender el mundo se va ensanchando con las herramientas tecnológicas, muy a pesar del argumento humanista clásico. Asimismo, el individuo se vuelve parte de predicciones cada vez más anchas, gracias en gran medida a su propia capacidad de predicción. (Re-entry.)

Una observación

Observe una de esas tomas que se han vuelto recurrentes en la fotografía y en la cinematografía, donde se percibe un plano, una secuencia de cuadros como el time-lapse, o una cámara fija que graba acontecimientos que luego pueden observarse a una velocidad de cuadro muy rápida. ¿Qué se puede observar ahí?

Gracias a estas herramientas (que no son nuevas), se develan patrones, «conductas» del sistema que de otra forma no vemos o no veríamos «solo con nuestros ojos» (lo mismo es válido para un telescopio o microscopio) y la capacidad «desnuda» humana, espacial y temporal. Vemos la Plaza Mayor, el Zócalo y Times Square y se observa una efervescencia fascinante de individuos que nos remite al de las hormigas, al de las redes neuronales, al de los circuitos electrónicos. Vemos el manto estelar y finalmente se logra observar a la tierra viajando en el universo y no al revés[11]. Usted observa la humanidad y su contexto desde un punto de vista acelerado y/o maximizado, que las metáforas que unen a la vida y a los organismos, dejan de ser metáforas para pasar a ser complejidad pura.

El individuo y la sociedad son fundamentalmente, sustancias inmiscibles por poseer propiedades -atómicas- que difieren en gran medida, mas son partes completamente dependientes una de otra. Un observador puede cruzar de un lado a otro y predecir eficientemente (o no), dependiendo de la capacidad de predicción del observador (máquina o ser humano) y ahí, por cada probabilidad social o de contexto y observador, sigue existiendo y existirá un resquicio donde la voluntad se abra paso.~

 

Referencias:
[1] Valga aclarar que el mundo no deja de ser menos mundo si no se ve y solo se toca o se escucha, notar entonces que es la actitud en el ejemplo lo importante a considerar.
[2] Niklas Luhmann, “Introducción a la Teoría de Sistemas”, México, 2007.
Realmente está fuera de las miras de este breve ensayo, una profundización de la teoría de sistemas, pero en mi opinión es importante entender parte de su bagaje conceptual para acercarnos a lo que más nos importa en este momento que es el -individuo- y su predictibilidad. Asimismo recomendaría la lectura del “Die Gesellschaft der Gesellschaft” o literalmente la Sociedad de la Sociedad, de Niklas Luhmann. Advertiría además, que leer a Luhmann no es distinto a subir una montaña empinada, con barrancos y animales aún sin nombre, quizás a muchos grados bajo cero.
[3] Piense en el ‘self-awarness’ y como otros mamíferos, como elefantes, chimpancés y delfines logran operar con él
[4] Niklas Luhmann, “Introducción a la Teoría de Sistemas”, México, 2007, pp. 255-277
[5] Véase al respecto http://www.youtube.com/watch?v=levZ9QEpXuw&feature=c4-overview-vl&list=PLE50FC91A844EEC33:
¿Qué le hará diferente está vez? ¿podría este individuo asumir una posición donde él sea sólo una víctima más del ambiente? ¿Podría desprenderse de toda responsabilidad de la acción -propia-? ¿La pesadilla Orwelliana más Minority Report?
[6] Carl Jung ya habla del héroe, la bruja, el verdugo y demás roles los cuales giran alrededor del ‘inconsciente colectivo’.
[7] Invitaría a genetistas, biólogos y demás interesados en atacar y abordar este punto.
[8]Véase Jeff Hawkins, “On Intelligence”, Nueva York, 2004, pp. 106-176.
[9] No dudaré en admitir que esta visión puede desmoronarse rápidamente cuando observamos cómo algunos de nuestro congéneres se comportan y se manejan en y ante el mundo. La capacidad cerebral es una cosa, la estupidez humana es otra. Paradójicamente, estas capacidades y estas estupideces son al final, sólo importantes para el humano mismo y es él quién mejor las juzga y/o quién mejor las representa (o no.)
[10] Las consecuencias de esto son grandes y lo empapan todo. Desde el desplazamiento de mano de obra por el de las -máquinas-, la disminución de recursos naturales, la creación y fusión del “oficio” y de las múltiples especializaciones, la distancia de los cuerpos y la forma en que se aman, la intimidad y la privacidad de los individuos, la concentración de poder, hasta el acceso al desarrollo y el avance tecnológico. La técnica y la ciencia no pueden pensar en todo ello y de hecho no lo hacen, queda a disposición de otros subsistemas generar los frenos y las entradas. El individuo no queda agotado como concepto, se argumenta como lo hace Ray kurzweil que accederá a una “Singularidad” donde siga operando clausuradamente pero en otra estructura, una virtual o una conformada no por carbono primordialmente.
[11] Véase “The Art Of The Time Lapse en http://www.youtube.com/watch?v=lxxV5mIcI9E&feature=c4-overview-vl&list=PL6uqON-thyrZcRFF8qVugHPFTytlJe1wV