Pseudo, lo casi-casi
En el último año el movimiento de los indignados, así como la llamada Primavera Árabe, no han hecho otra cosa que recordar que las democracias son sistemas de gobierno de la sociedad. Pero la realidad es que los sistemas de gobierno no son lo que dicen ser. Las democracias en realidad son oligarquías, aristocracias o en algunos casos partidocracias. También es cierto que la sociedad estamos muy confundidos en muchos temas.
En todas las actividades y temas que la rodean [a la sociedad] siempre existe el concepto, lo real, y su precepción o entendimiento. En el caso de algo tangible –una piedra por ejemplo- no hay muchas diferencias entre lo que es y lo que se percibe; pero en conceptos abstractos, creados por el hombre, que requieren de comunicación y entendimiento para diferenciar lo que es de lo que se percibe, lo normal es que existan diferencias.
En las abstracciones que tienen vida, y que cambian con el tiempo y con las personas es necesario entender, informarse. Ejemplos hay muchos: política, literatura, cultura, costumbres,… hasta la ciencia, aunque en menor medida, está en esta dinámica. Todos ellos afectan al día a día de la sociedad y de las personas, y muchas veces existe un desconocimiento tan grande entre lo que es y lo que debería ser, que es difícil saber donde comienza uno y donde acaba el otro. En esta época de exceso de información, el esfuerzo por entender debe venir seguido del esfuerzo de ajustar nuestras expectativas. Sin embargo existen muchos casos, cada vez más, en los que se maneja de forma deliberada la ambigüedad entre lo que es un concepto y lo que realmente ofrece.
Así pues, pseudo significa falso, indica imitación, parecido, engañoso; se coloca antes de la disciplina, profesión, concepto, persona o cosa a la que se parece. Pseudo es casi-casi, que quiere y no puede, o que quiere y no sabe.
Hay infinidad de situaciones en las que lo casi, lo falso, lo pseudo, sale a relucir sin que por ello haya mayor problema que la simple molestia que provoca reconocer que las cosas son así: los políticos son pseudo en todo, viven del casi-casi. Hay filosofías baratas y listas de recomendaciones y consejos para ser feliz en “21 días”. Hay felicidad que no lo es, el consumismo es una pseudo felicidad, otros dicen que este honor corresponde a la religión. ¿Las relaciones falsas son pseudo relaciones? ¿Y lo son los que son falsos a conciencia?, ¿y las dobles vidas? ¿Hay pseudo literatura?, los best seller dicen unos, y hay pseudo escritores, rematan. ¿Hay pseudo lectores? Algunos dicen que hay pseudo artistas, músicos y pintores, y si se “entregan al mercado” aun más, y estos contestan que no escuchan a pseudo intelectuales… En la cultura, hay la que aporta a la persona y a la sociedad, ¿y cuál no aporta? ¿La televisión es pseudo cultura? ¿Las revistas de chismes y cotilleos?…
La originalidad es un bien escaso y la copia está menospreciada pero, ¿nos damos cuenta de las muchas cosas en nuestro día a día que son engañosas?
En esta edición, la 4.04, esperamos identificar algunas abstracciones que no identificamos como falsas, otras que aun sabiéndolo es necesario recordarlas y, otras más, que debemos plantearnos si en realidad son falsas o no. En todo caso, es necesaria una reflexión de lo que es esperamos de estas -democracia, ciencia, literatura, cultura, costumbres, etcétera…-, a fin de poder calibrar nuestras expectativas, así podremos saber cuándo es un problema de entendimiento, y cuando nos quieren engañar. Otra cosa es que nos queramos dejar engañar.
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