Una hierofanía del futuro
Un cuento de Erick Amaro –Lunir
UN CÚMULO DE estrellas se agrupa en forma de constelaciones en el acuoso manto nocturno. ¿Por qué es tan difícil apelar a una vida fuera de este planeta? El egocentrismo humano se exalta como la mejor creación cuando ni siquiera alcanza a comprender la lógica infinita del multiverso.
Levanto el telescopio y clamo al hijo de Júpiter. Es momento de edificar las construcciones de cristal que tus áridas tierras poseen. Libera a la civilización que se resguarda entre los cataclismos que poco comprendemos. Juguemos juntos al profano y levantemos la racionalización en contra de cualquier creencia cultural.
La primera flama asomó a lo lejos y mis sueños de la nueva verdad se disiparon en un nuevo día.
¿Por qué el ser humano se aferra al estudio del pasado y edificación de culturas que ya no serán? Mircea Eliade hablaba de la hierofanía como un momento único en la historia, un choque en contra de lo sagrado en sus distintas variedades. Llevamos la historia y lo sagrado más allá del entendimiento, contemplemos el futuro y exaltemos lo que podría llegar a ser. Necesitamos crear una hierofanía de lo que está más allá de esta tierra. La historia no termina en el presente, se extiende a un inexplicable futuro.
Bien decía Hans-George Gadamer que el mito se desarrolla cuando algo se sale de la explicación racional del mundo. Si ellos brotan de entre las heladas cenizas, nosotros podemos creer en ellos. Dejarán de ser una construcción mítica. ¡Qué importa si nos creen vanas ilusiones! Si he de morir a favor de la psicología al conocerlos, encantado quedaré atrapado entre mi alegría y el toque absoluto del fin.
Un nuevo día en el transporte y los pensamientos siguen. Si están ahí… ¿Por qué no llegan? No se conviertan en la única verdad propia más allá de nuestro alcance. La gente se encimaba, aventaba, enlatada en sus dispositivos. Un suspiro.
Lo entiendo.
Ellos están buscando un futuro, no un primitivo retroceso. No creemos más que lo que vemos y tocamos. Los héroes cayeron. Las leyendas no existen. Nos aferramos a la realidad y soñamos con lo que será… Lejos, conociendo los límites de nuestra mente. Sólo son fantasías, repetimos.
Sólo mi esperanza persiste. Sé que ellos utilizan el agua que encontraron. Sé que algún día los voy a ver a través de mi telescopio. Saludaré al señor Eee y a la señora Yyy. Sólo vivo para recibir la bienvenida a la ciudad de Nathaniel York.~
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