Primer contacto, Cascada de los Diamantes

LA CITA FUE a las 7 de la mañana en el metro Boulevard Puerto Aéreo de la enorme Ciudad de México. La mayoría del grupo fue puntual incluyendo al Instructor que llego con un peculiar almohadazo en el cabello, el cual daba la impresión de que se le había hecho tarde y por eso decidió no peinarse, tiempo después entendimos que era parte de su personalidad y alguna vez menciono que solo fue una prueba para sus nuevos alumnos, comento: “Si soportan mi peinado, tienen buen potencial para ser montañistas”. En el grupo estaban inscritos alrededor de 25 personas, no todos nos acompañaron a la primer salida, sin embargo, había mas o menos ese mismo numero de personas debido a algunos invitados. Era nuestra primer salida del Curso Básico, es el primer de muchos cursos que se imparten por la Asociación de Montañismo y Exploración de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) una de las más reconocidas del país.

El objetivo del curso es hacer que las personas participantes tengan el primer contacto con la montaña y todas las especialidades del montañismo pero sin  alguna especialización en particular. El curso básico de Montañismo y exploración capacita a las personas en un nivel elemental pero deportivo para que puedan continuar con una especialidad a su elección posteriormente. Las disciplinas que se tocan durante el curso son: exploración, escalada en roca, espeleología, ciclo-exploración y alta montaña. Posteriormente, cuando el alumno se inclina por una especialidad, selecciona los cursos necesarios para ella.

La Cascada de los Diamantes se ubica en el municipio de Tlalmanalco en el Estado de México, en las afueras del poblado de San Rafael. Sus aguas se canalizan por un acueducto que llega hasta Tlalmanalco, que sirve para abastecer al municipio de agua potable. La espectacularidad de esta cascada de 30 metros de longitud radica en que la luz solar provoca un efecto de distorsión, semejante al de los diamantes, de ahí se origina su nombre. Esta cascada se ubica a 3,200 metros de altura y nace de los deshielos del glaciar Ayolotepito a las faldas del volcán Iztaccihuatl.

Llegamos a San Rafael en autobús antes del medio día. El autobús lo tomamos en la antes mencionada estación del Metro y cuyo costo me atrevo a mencionar, da risa, es increíble como en estos tiempos se pueden disfrutar de cosas tan bellas con tan poco dinero, solo 12 pesos que es aproximadamente un poco menos de un Euro. Al bajar del autobús pretendíamos desayunar algo ligero para no sentirnos pesados durante la caminata, sin embargo, se nos atravesaron en el camino un par de puestos de fritangas (puesto de comida típica mexicana que se caracteriza por la venta de entre otras cosas de quesadillas y sopes) y fue entonces cuando la idea del desayuno ligero paso a segundo termino. El ambiente se torno muy agradable por que aunque a penas nos estábamos conociendo, nos unía un sentimiento en común: las ganas de convivir con la naturaleza, de conocer gente nueva y de vivir experiencias que ni siquiera nos imaginábamos. El recorrido fue difícil y más para los que no teníamos buena condición física, caminamos un poco más de un par de horas, nos deteníamos un momento para reponernos de la caminata y continuábamos, la mayor parte del tiempo caminamos por el acueducto y el resto escalábamos pequeñas rocas, brincábamos el cause del agua y uno que otro arbusto que se interponía. El acueducto contaba con un par de compuertas que nos vimos obligados a saltar, fue muy divertido.

El camino estaba lleno de sorpresas, cuando pensabas que ya habías visto lo mejor, inesperadamente te topabas con algo mucho mas bello. Por fin, al llegar al lugar prometido, nos topamos con una impresionante Cascada, el brillo que se apreciaba en sus rocas al contacto con el agua y la luz solar simulaba un conjunto de diamantes que no podíamos dejar de apreciar. Lo que mas recuerdo es la brisa que poco a poco iba humedeciendo la ropa de los ahí presentes y el agua heladísima, no por nada le llaman la cascada congelada, estábamos en verano y no había rastro de hielo. Debo aclarar, que en México, las cascadas congeladas son difíciles de encontrar. Algunos lugares en los que podemos encontrar este tipo de cascadas son aquellos que se encuentran cercanos a los polos como pueden ser Patagonia en Argentina o las cascadas que se encuentran a solo unos minutos de Québec en Canadá. Comentan que en época de invierno, por las mañanas, se genera una capa de hielo sobre la pared con el agua que queda detenida. A pesar de que el agua estaba muy fría más de una persona no reparo en introducirse bajo la cascada para sentirla mas de cerca.

Me siento afortunada de conocer este lugar, el contacto con la naturaleza y con las personas que desean disfrutar de ella, en un ambiente diferente, te deja un agradable sabor de boca, es una de las mejores experiencias que se puede tener en la iniciación del montañismo. Es difícil imaginar a tantos millones de personas que habitan en la Ciudad de México y solo unos cuantos cientos tenemos la fortuna de conocer este lugar, a pesar de su cercanía y su fácil acceso. No solo en México sucede esto, existen muchas ciudades que tienen lugares hermosos, ideales para el montañismo, y cuyo practica es muy escasa, son los casos de la Sierra de Guadarrama y Navacerrada en Madrid, un poco mas lejos de la ciudad, la Sierra de  la Ventana en Buenos Aires o los Alpes que involucra un poco mas de técnica.

Después de apreciar por unas  horas esta maravilla, emprendimos el retorno, deteniéndonos un momento en San Rafael mientras esperábamos el autobús de regreso a la Ciudad de México, todos estábamos muy cansados pero muy contentos de haber vivido esta grata experiencia.

Es así como finaliza mi primer contacto con el montañismo y la Cascada de los Diamantes, esto fue solo el principio de una gran aventura que hasta el momento continua.~

Alicia Navarro Hernández (alicenav@hotmail.com)