Cuando te despiertes, las chicharras, de Carolina Bugnone | Reseña

Una reseña de Laura Podadera


 

Cuando despiertes, las chicharras es un libro muy ligero que como una pluma, se posa en el lector con una cálida suavidad para, página a página, meterse en el pecho, respirarlo, y exhalarlo como un suspiro de los que se nos escapan al volver a casa tras un largo viaje. Carolina Bugnone nos lleva muy lejos en este breve poemario. Nos lleva a su infancia y a través de sus poemas nos enseña su calle, su casa llena de viejas fotos; ese lugar en el tiempo a donde todos sabemos volver aunque no exista ningún camino. Y allí, a la espalda de su casa, está el horizonte desbordándonos con sus promesas.

Carolina nació en Concepción del Uruguay en 1974, es una escritora uruguaya, poeta, licenciada en la UNLP (Universidad Nacional de la Plata) en Psicología, y ejerce como psicóloga tanto en el ámbito clínico como en el pedagógico. Coordina talleres de escritura creativa para niños y adolescentes, conduce una columna quincenal de Arte y Literatura en FM De la Azotea, de Mar del Plata donde reside actualmente y realiza multitud de actividades y ponencias en relación con la divulgación de la literatura y la poesía. Sus principales trabajos son Humo, Hasta las seis hay tiempo, Las primas de Villaguayy este que nos ocupa, Cuando despiertes, las chicharras. Un poemario editado por Goles Rosas, editorial de Mar del Plata especializada en poesía. Todo su catálogo se encuentra a disposición de los lectores, y se puede descargar gratuitamente en este enlace issuu.com/golesrosas.

Con Cuando despiertes, las chicharrases volvemos a ser niños por un rato, mientras Carolina nos muestra su hogar. Trepamos a las ramas de los sauces y nos deslumbra la luz reflejada en la superficie del río. En mitad de la felicidad, bajo el sol de otro tiempo, aparecen también nubes de disciplina en la escuela de música, los secretos en Villaguay; aparece esa extraña soledad que viene de dentro y que unirá todos los tiempos de la vida como el hilo une las perlas de un collar. La sensación de la búsqueda de sentido, las grietas de la inocencia. Y todo ello surge de la barriga de los poemas, en los suelos de las calles y las plazas que llevan a la Normal, donde cantaban como patriotas en el patio, en el frío, sin saber qué era el patriotismo. O en sus sueños, que nos los cuenta a la orilla del río y sentimos las brazadas de sus palabras ondulando el agua que tenemos dentro.

No todo es feliz en la felicidad, y Carolina Bugnone nos lo enseña subida en la nostalgia, como sus tías (las de las fotos viejas) se subían en la canoa en el río, bajo los sauces. Imágenes bucólicas en contraste con flores nocturnas que crecen en el pecho.

Los prejuicios gigantes como cíclopes contra la poesía moderna (que acusamos casi todos los amantes de la poesía clásica) encuentran en libros como este al Ulises que los ciega y los vence. La poesía no se haya únicamente en los alejandrinos (hermosísimos, como ya sabemos), sino que también se halla en el lenguaje poético libre, sin rimas pero sonoro, armonioso y rítmico. Se halla en las metáforas perfectas en su pulcra exactitud, como gemelas siamesas de su verdadero significado.

Carolina consigue con un lenguaje ligero, sin necesidad de pompa ni grandilocuencia, sacarte del sofá en el que lees y llevarte a los dulces paisajes de la idílica infancia, libre e inocente; enseñarte el reverso de la felicidad y dejarte de nuevo en el sofá, como en una vigilia en la que te susurra: «Cuando despiertes, las chicharras.» La puntúo con un 4 sobre 5.~