Punto y coma; La «Marcha X La Familia» o de la doble moral, ignorancia y falta de compasión de los humanos
Un texto de Bitty Navarro — ;ene
Marchen por la familia, no por la ignorancia y los prejuicios.
NO SOY NADIE. De verdad, no soy nadie. Puedo, y he dicho, cosas más subversivas y anarquistas que las declaraciones del Rey de Noruega, pero no soy una reina, no se vuelven virales. Y da igual. Voy a seguir diciéndolas, aunque las lean tres amigos. Lo que sí soy es una superviviente, producto de sobrevivir abuso familiar, sistémico, sexual, físico, de privación de libertad y de malpráctica médica. Y no soy víctima de nadie. ¿Suena paradójico? No lo es. No soy víctima porque no se me pega la gana serlo, no tengo ganas de que quienes me han violentado sigan sintiendo poder sobre mí.
Concentrémonos, ahora, en que por años fui víctima de abuso familiar, aunque nunca me dejé del todo. Y ahora pensemos en la ignominiosa «Marcha X La Familia». Como poeta, escritora y persona que se dedica a la lingüística, lo primero que voy a mencionar es que no puedo confiar en los valores de gente que le pone a su movimiento Marcha Equis La Familia mientras dicen estar defendiéndola. ¿Por qué? Porque desde su redacción revelan que sus marchas no son por el bienestar de los niños, de los cónyuges víctimas de violencia, de las víctimas de abuso de cualquier género, que se dan, por cierto, en relaciones tradicionales y en relaciones homosexuales, pansexuales, bisexuales, ¡da igual! El ser abusivo, el ser lacra, el ser violento se da en los humanos de cualquier orientación sexual. Vamos, ¿y si nos dejamos de hacer pendejos?
Como dije ya, la violencia familiar me tocó en carne viva. Mis padres son una pareja tradicional, hermosa, con sus fallas, pero me adoran. Pero lo que voy a decir viene del alma, de saber que por el simple hecho de nacer me volví un blanco, un perchero para colgar sacos ajenos: por favor dejen de sembrar odio, ignorancia, prejuicios, y por Zeus y todos los dioses del Olimpo, dejen de sembrar doble moral.
¿Defender a la familia? Defender a la familia significa apoyar que haya menos huérfanos en el DIF, menos huérfanos en orfanatorios. Defender a la familia significa, como su discurso de doble moral clama, defender ante todo a los niños. ¡Pero tengan valor para cambiar y dejar ir sus prejuicios! Piensen en esos niños que están sufriendo por el mero hecho de haber nacido y quedado sin padres, heterosexuales, abandonados o huérfanos por accidente. Abandonados. Vamos a pararnos en eso.
Los niños que se dan en adopción no son todos huérfanos por accidente. Esto no es Hollywood. La gran mayoría fueron abandonados o maltratados por sus familias nucleares: HETEROSEXUALES. Ahora, si una pareja de dos personas del mismo género quiere tener un hijo, va a tener que pasar por papeles y papeles de burocracia que dificulta el sacar a niños de orfanatorios y colocarlos en casas. ¿Ustedes, Santísimos Heterosexuales, harían eso si no pudieran tener hijos? Quizá si los quisieran muchísimo, si tener hijos fuera increíblemente importante para ustedes, lo harían. Y probablemente serían muy buenos padres. Lo mismo aplica para las parejas de dos personas del mismo género: si su anhelo de criar a un niño es tan grande que están dispuestos a fletarse toda esa maldita burocracia necesaria para ayudar a un niño a encontrar una familia, entonces probablemente van a ser no sólo buenos padres, padres que superan la media de capacidad parental de las parejas heterosexuales.
Yo soy asexual. No quiero hijos. Pero si algo hubiera querido tener en la vida es una familia sana. No me tocó hasta muy tarde. Trabajé sin parar y sigo trabajando a diario para que mi familia, y yo, sanemos juntos. Y como alguien que es hija de dos heterosexuales y una dinámica familiar que por años fue espantosa les digo: dejen de chingar a la gente que ya está oprimida, acepten que sostienen prejuicios del siglo XVIII, y voltéense a ver a sí mismos. ¿Cuántos de ustedes pueden presumir de una familia no violenta, una familia que es, disculpen en pleonasmo, FAMILIA? Pocos, ¿verdad?
Cuiden a los niños. Cuiden a la familia, pero ante todo cuídense a sí mismos. La doble moral nunca le ha traído bien a nadie.~
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