IRÁN-ESP: Crocus sativus | Rusia 2018

Por Enrique Ballesteros Durán

En las bocinas de mi computadora suenan esas cornetas de plástico que recuerdo escuchar en los ochentas en los estadios mexicanos y que en el mundial de Sudáfrica 2010 aturdieron al mundo bajo el nombre de vuvuzelas, un concierto potentísimo a dos voces: elefantes y abejas en una hostil armonía. Vía YouTube o Twitter, y con fragmentos de video que no rebasan los 30 segundos, puedo mirar las inmediaciones del estadio Azadi, el más grande de Irán, que abrió sus puertas para seguir el partido en directo. Veo familias enteras en un hecho histórico porque por primera vez en casi cuarenta años, las mujeres han podido acceder al recinto deportivo, cuyo nombre persa (آزادی) significa libertad en castellano. Sólo se ha abierto una tribuna lateral, en la parte cerrada colocaron la pantalla gigante que lleva en directo las acciones desde Rusia.

Ahora vayamos hasta Kazán, vía la arcaica pantalla de televisión. Desde el aire parece una flor púrpura con once pistilos rojos que han saltado al terreno de juego. Un periodista iraní le dijo al diario deportivo español Marca que el equipo Melli no es un equipo de nombres, que ninguno de sus seleccionados tiene la categoría de ídolo nacional. Si acaso, al que ven como un gran héroe es al entrenador Queiroz. También contó historias pintorescas de esos nombres, comunes y corrientes, que juegan al futbol, como la del arquero que fue pastor de ovejas o el delantero que toca el violín y habla siete idiomas.

El primer tiempo ha sido un tiki taka español sin culminación. Han logrado más de cuatrocientos pases, pero estos once nombres le han cerrado la ruta del tanteo a las inmaculadas huestes vestidas de blanco del mariscal Iniesta.

Aprovecho ahora el medio tiempo para hablarles de esa antigua planta con flor púrpura que mencioné hace unos renglones. Se llama Crocus sativus y se cultiva desde hace cinco mil años sobre la faz de la tierra. Que coincidencia, en sus pistilos rojos están los estigmas que producen esa especia que le dio identidad a los ibéricos desde sus tiempos moros: el azafrán.

Noventa y seis por ciento de lo que se produce en el mundo proviene de Irán, el gran templo del azafrán. Producirlo es tan complicado como hacer un futbolista. Para lograr un kilo necesitas doscientas cincuenta mil flores de la Crocus sativus. La planta de bulbo crece con facilidad porque necesita poca agua, sin embargo, de estas, sólo sirven sus pistilos rojos donde se retienen los estigmas tan apreciados. El precio actual por un kilo de azafrán fino rebasa los tres mil euros.

Ha comenzado la segunda mitad. Queiroz quiere ganarle a España y “jugar” con Portugal. Bajo esa perspectiva y entendiendo su declaración, Irán estaría en la segunda ronda junto a la patria del entrenador. ¿Lo lograrán? Fernando Hierro y sus enormes ojos han comenzado a dejar de pestañear y más cuando al minuto 52 los persas tuvieron una única jugada ofensiva que casi sorprende al mundo entero. Sesenta y tantos segundos más tarde, Diego Costa no perdonó. Fue como si agitara esos pistilos rojos iraníes para obtener el azafrán tan preciado, el oro rojo como también le llaman.

El equipo de los once nombres nunca bajó los brazos. Hubo un sueño que ni el VAR pudo impedir que se tornara en pesadilla cuando el empate fue invalidado de inmediato por el silbante uruguayo, Andrés Cunha, padrino de esta herramienta arbitral.

La arena de Kazán apagó sus luces, el estadio Azadi cerró sus puertas. Mientras el sonido de las cornetas se alejaba con las muchedumbres que volvían a casa.