BRA-BEL: Efesios 6:11 | Rusia 2018

Por Enrique Ballesteros

Neymar es un hombre sumamente religioso, o por lo menos profesa mucho a través del Twitter, y unos instantes antes de comenzar el partido contra Bélgica posteó: Dios nos bendiga y nos proteja.

Bajo esta oración saltó al campo de Kazán, junto a sus diez compañeros para enfrentar el duelo correspondiente a los cuartos de final de la copa del mundo Rusia 2018. Los rivales, vestidos con ese rojo abrasador, se veían enormes. Bien plantados y con el ímpetu arrollador que se incrementa con cada minuto que juegan a la pelota. Ellos que tendrían, apenas hoy, una cita importante con la historia futbolística, intimidaron desde ese momento al pentacampeón del orbe.

Los brasileños han jugado todo el tiempo con semblante apanicado. Presionados por su torcida y por el mundo. Criticados por el fantochismo de su jugador insignia. Hasta el uniforme les cuelga y no se amolda al cuerpo de los que lo portan con el temor al fracaso. Pero seguían siendo los favoritos en este duelo. A pesar de todo, vienen soportados sobre hombros de gigantes.

Bastaron 13 minutos para encender el infierno. En las llamas ardió Fernando Luiz Rosa, que anotó en su propia meta. Cada vez que la verdeamarela cae en desgracia, aparece un desdichado villano que cargará por el resto de su vida con los infames señalamientos colectivos. Pobre Fernandinho.

Ahora invertiremos los dígitos del minuto en el que cayó la primera anotación. Al 31, como si fuera cábala del demonio, Kevin de Bruyne destruyó el mito y entreabrió las puertas de la historia. La selección más cosmopolita del mundo, dirigida por un español hecho entrenador en Inglaterra, que a su vez se auxilió de un francés icónico, tenía en un puño al gigante. Y sí, aún quedaba mucho tiempo, y en esto del futbol, la magia, los milagros y lo inesperado son cosas de todos los días, menos cuando tienes como arquero como Courtois, o futbolistas como Hazard, Lukaku y Fellaini que defienden, marcan, corren y atacan bajo un plan único.

Brasil está vivo, decían los cronistas incrédulos, cuando Renato Augusto los acercó en el marcador al minuto 76. Pero el Diablo siempre es enigmático, y sus demonios vencieron a los protegidos del Corcovado con dos goles indirectamente relacionados con ellos mismos, porque cuando le rascamos un poquito más, descubrimos que Kevin de Bruyne comenzó a jugar a los ocho años y un brasileño, Diego Alves, fue su inspiración.

El 26 de abril de 2016, cuando se jugó la primera semifinal de Champions League entre Real Madrid y Manchester City. Sin razón alguna, Neymar twitteó una cita bíblica: Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo (Efesios 6:11).

Hoy, más que nunca, hubieran necesitado esa armadura. La bendición y la protección de Dios no fue suficiente.