Mirada porteña: En una villa nació

Argentina ha perdido con Alemania, nos vamos a casa. Los jugadores van haciendo las maletas, pero veo a un chico que no, que se resiste, que pide la pelota, que va de nuevo. Cómo explicarle que se ha acabado, que hemos perdido, si él lo ha dado todo y está dispuesto a dar más, a meterse en el medio de Berlín y pelearse contra la ciudad entera si es necesario.

Es que a guapo nadie le gana a Carlitos Tévez. El Pato le mandaba la pelota desde 70 metros y él, de espaldas, aguantaba la embestida de Mertesacker, de Metzelder, tipos 20 o 30 centímetros más altos que él. Y la pelota quedaba muerta en su pecho, en su pie derecho, y él de pie, con la cara cortada, esperándolos de nuevo.

A un tal Arne Friedrich le contaron unos minutos antes que jugaba Tévez en lugar de Saviola. No tuvieron tiempo de avisarle que cerrara las piernas. El Apache lo bailó. La primera fue un taco con caño incluido, la segunda un caño con habilitación y la tercera un poema de barrio. Lo corrió 30 metros, lo alcanzó, se la quitó, y cuando el pobre alemán fue a por la redonda, se la pasó con la zuela entre las piernas, como en aquellos partidos del potrero, sobrándolo.

Por eso Tévez hoy no perdió. Se consagró como uno de los mejores. Mostró el camino al resto. Y si ven esta noche en Berlín un morochito con la camiseta de Boca peleándose a mano abierta contra doscientos alemanes de metro noventa, no se extrañen de que sea el Apache y se mantenga de pie.

Berlín, 30-06-2006