España no tiene rivales
El valle del Rhin, Rheintal, es de una belleza incontrastable. El río, en su camino de Koblenz a Rüdesheim, va dejando en ambas orillas imponentes castillos colgados de la roca. Por aquí ha pasado el Cantar de los Nibelungos y la roca de Loreley es el símbolo romántico que sintetiza ciudades-paraíso como Goarshausen, Oberwesel o Bacharach.
En el castillo de Rheinfels, desde donde se tiene una exquisita panorámica de las curvas del Rhin, también hay una tele para ver el Mundial. Un par de entrenadores norteamericanos nos hacen compañía mientras vemos a Suiza ganar por 2 a 0 a Togo. Los goles son de Alexander Frei y Tranquillo Barnetta, este último decisivo ya que un empate de los suizos en su último partido contra Corea del Sur les aseguraría el paso a Octavos de Final. Para Togo fue una pobre despedida de un torneo en el que no nos ha dejado nada, y no será inconveniente para la clasificación de Francia.
Ucrania le ganó 4 a 0 a Arabia Saudita con goles de Rusol, Rebrov, Shevchenko y Kalinichenko. Un paseo para los ucranianos que se resarcen de la goleada que les había proporcionado España en su primer partido en una Copa del Mundo. Las matemáticas son tan bondadosas que los árabes todavía pueden clasificar, pero por lo que tendrán que preocuparse es por no recibir en el último partido los 8 goles que ya les convirtio Alemania en el 2002.
Pero el partido esperado de la jornada se jugaba a última hora y España tenía que confirmar su gran comienzo contra Túnez. El comienzo fue terrible, el único hombre de ataque que pusieron los africanos, el veloz Ziad Jaziri se revolvió en el área contra toda la defensa española y centró para la llegada franca de Jawhar Mnari que en dos disparos venció a Iker y puso el sorpresivo 1 a 0 en el marcador. De allí hasta el final del primer tiempo todo fue para España, llegaba con Luis García, con el Niño Torres, Xavi distribuía el juego, Xabi Alonso cabeceaba al gol, pero la defensa tunecina resistía la embestida y se aferraba al resultado.
El Sabio de Hortaleza sacó a Raúl y a Cesc para el segundo tiempo, y diez minutos después a Joaquín en lugar de Villa porque España ya no encontraba otro camino que no fuese el disparo de larga distancia de Mariano Pernía, a esas alturas el mejor español. Pero cuando la cosa se complica, siempre aparece un nombre propio: Raúl. Después de un buen disparo de Cesc que tapó Boumnijel se anticipó estupendamente a su marcador y metió la puntilla para definir y abrir para siempre la defensa turca. Pronto llegó el segundo, un gran pase de Cesc dejó solo a Fernando Torres que no tuvo inconvenientes para driblar en carrera al arquero tunecino y definir a puerta vacía. El Niño se perdió luego un mano a mano y en el minuto final lo agarraron en el área y transformó el penal en gol para decretar el 3 a 1 y convertirse, con tres goles, en el Pichichi de la competición.
Queda para España el sabor dulce de la victoria y el amargo de haber tenido demasiados problemas para quebrar al modesto Túnez, la confirmación de que con Raúl puede contar siempre y de que en Cesc tiene un futuro impresionante, los goles de Torres y los disparos de Pernía, la clasificación para Octavos y, sobre todo, tiene al Sabio, que supo cambiar a tiempo.
Rüdesheim, 19-06-2006
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