Correspondencia Madrid: México ganó

México ganó, jugo muy mal pero gano. Debe ser que vi otro partido porque en la prensa del país dicen que jugo bien, hasta el técnico esta contento: “jugamos bien en la segunda parte, muy bien”-comento a los medios de prensa.

Es verdad que la cosa no comenzó bien conmigo. Quería ver el partido en algún bar o restaurante mexicano. El único que tenia cerca era un bar fashion que estaba vacio. Yo quería el griterío, la emoción, la gente saltando, cantando y tomando cervezas. Lo encontré en el lugar de siempre para el fútbol: un pub irlandés. Pantalla gigante, gente gritando, pintas de 5 euros cada una y unos 50 mexicanos contra 3, supongo que iraníes, que no decían ni pió.

Hay unas holandesas al lado. Siguen con sus cervezas, ven el partido y yo las veo de refilón. -¡Que chicas!… con esas pelucas naranjas no las deberían dejar salir. -digo.  Mis compañeros solo se ríen y contestan -Si, si, serán las pelucas…

El partido comenzó. Los nervios estaban en todos lados. La mala relación del técnico con la prensa del país solo auguraba malos resultados. Irán sorprendió; mostró un equipo equilibrado, mucho mejor que el del mundial pasado, o el anterior, algo así dicen en la televisión inglesa.

La lucha es en el medio campo y en el minuto diez yo llevo tres pintas e Irán dominando las acciones. Tiempo de posesión “50/50” al minuto 20. ¿Pero que carajo es esto? Todos callados, nadie dice nada, no hay el ambiente que buscaba. El equipo mal y de malas y de repente, por arte de magia y en una jugada a balón parado, gol. “Bien, bien, jugaremos mejor” -pienso. “Se han quitado el miedo y ahora a dominar y por otro gol” –estoy terminando mi (no se el número) pinta y mi retraigo a pensamientos y en una pésima, la peor de todas, salida del portero y gol de Irán. Vaya mierda.

El técnico de México fumando -luego se queja de que la FIFA le llama la atención- en pleno campo. Su corbata horrible, parece que tiene un pedazo de pizza en ella. Jorge Campos se ve nervioso. Hacen cambios, sale Torrado que persigue todas pero que no logra tener ni una y Guille Franco, entra un naturalizado brasileño y un creativo. Se lastima el goleador, cambio uno por otro igual. Las cosas no pueden ir peores: México no tiene el balón. Lo intentan siempre con la misma jugada: cuelgan el balón desde las bandas a que alguien la meta. Márquez se reparte por todo el campo y Pardo ni tiene piernas, ni toque, ni nada, solo estorba. El partido parecía que quedaba en tablas y llega Bravo, “bravo por Bravo” decía el bigotudo del presidente, un gol y otro más… ahora del brasileño-mexicano.

Con un 3-1 la gente sale a la glorieta del Ángel de la Independencia, los políticos dicen que el fútbol nos une y que es lo mejor que le puede pasar a este país. Entrevistan a un señor con su hija, los dos con la cara pintada: “Al principio, estaban algo detenidos, pero después ya empezaron a jugar bien. Creo que le ha ido bien a (el técnico Ricardo) Lavolpe”. ¿Jugaron bien? Debe ser que no me entero, entre tantas pintas y las holandesas que tengo al lado que se quedaron a ver si México podía hacer algo contra ellos en el siguiente partido  he perdido la concentración.

Portugal, nuestro peor rival en el grupo hizo un gran partido, de ida y vuelta en la primera mitad y controlando en la segunda. Seguro que contra ellos la suerte se repite, por si la dudas, me volveré a llenar de pintas de cerveza.