Hibridaciones sinápticas: Guillermo Gómez-Peña: «Imagination is my Nation»

Un texto de Iliana Vargas

NORMAL VOICE: I speak / therefore I continue to be / language, / my passport to your country / language, / my most effective weapon / language, / my 2-way ticket to the past / language, my abracadabra / a memory per line / a thread of life / per sentence

MEROLICO VOICE: 10 dollars a poem / postcard included / life in Gringolandia, a cheese TV talk-show / 10 videolessons on / misinformation // Stop the performance! / [I freeze for twenty / seconds on the / Golf of Mexico]

NORMAL VOICE: HOW MUCH / SPANISH / CAN YOUR / CULTIVATED EARS / TOLERATE? // Spotlight only. Music: / “Tambora Jazz” / by Eric Dolphy.]

Guillermo Gómez-Peña, Codex Espangliensis from Columbus to the Border Patrol

UNA COSA ES haber visto las fotografías, los documentales o el video-arte de Guillermo Gómez-Peña, y otra cosa es escucharlo, mirar de cerca sus notas más personales, leer algunos de sus textos y entender no sólo quién es y por qué hace lo que hace, sino por qué es tan necesario hacerlo. Quizá para algunos sólo se trata de una figura estrafalaria, folclórica y portadora de clichés exóticos e incomprensibles que suele usar la gente que se dedica al arte y en particular al performance [idea que, por demás, también es un cliché]. Quizá para otros el personaje al que él mismo ha portado de diversos significados y nombres diga más que un simple show incómodo, provocador y contestatario. Ambas posturas son aceptables porque, como dice el propio Gómez-Peña, no hay vida ni arte sin contradicción. Creo que puedo partir desde ahí para empezar con esta avalancha de conexiones que su trabajo ha desatado en mi cabeza: nada es bello y todo lo es si comprendemos que lo que vemos en sus imágenes y artefactos es apenas la superficie de un entramado de mensajes: digamos, si habláramos de un cuento, estaríamos frente a la famosísima punta del iceberg cuando vemos, por ejemplo, la fotografía de Gómez-Peña crucificado como protesta ante la brutalidad del gobierno estadounidense en contra de los inmigrantes; o cuando interpreta al Border Brujo [Border Brujo: A Performance Poem] ataviado con una serie de elementos que sincretizan al pocho con la brujería mexicana, la santería y los rituales de culturas amerindias; o cuando, en los videos y las fotografías de La Pocha Nostra hay una mezcla de personajes y ambientes ciberpunks, sadomasoquistas, queer y otros inclasificables, pero que podemos identificar como parte del imaginario cultural de cualquier ciudad en la que persista un constante flujo de sociedades donde prevalecen cruces endo y exogámicos, es decir, un mestizaje evidente e interminable. De eso se trata: no de la belleza de escaparate comercial, sino la que se encuentra en la fuerza, la crudeza, lo visceral y descarnado que, además, hace juego con lo kitsch, lo pop y la poesía visual.

La estridencia en el acto, en el ojo, en la voz y en el discurso que ha sostenido su trabajo a lo largo de veinte años es, a mi parecer, lo que lo caracteriza,  o al menos a su lenguaje, que, entendiéndolo como él lo ha vivido y experimentado, es el lenguaje de la complejidad humana: la frontera geográfica, sexual, conceptual, espacial; de medios y plataformas, de la palabra escrita y de todo lo que no cabe en ella; de la palabra hablada y de todo lo que ella transforma en su manifestación sonora, política y cultural. Exacto. En el caso de Guillermo Gómez-Peña, el lenguaje es medio y es fin, partiendo de sí mismo como pieza en constante work in progress desde su infancia hasta ahora, 63 años después.

Hace rato decía que había todo un iceberg contenido bajo la superficie del mensaje inmediato que recibimos al ver o escuchar alguno de sus trabajos. Antes, debo confesar que escribo esto porque es la primera vez que se organiza una exposición retrospectiva de Guillermo Gómez-Peña en México, de quien había escuchado más por La Pocha Nostra que por él mismo, así que valga mi entusiasmo por el descubrimiento de su historia personal. Bien. Resulta que él, al igual que miles de mexicanos, latinoamericanos y otros ciudadanos del mundo, se fue a vivir a Estados Unidos para encontrar una forma de vida más acorde con sus expectativas, en este caso centradas en el arte, y que su país de procedencia –México en la década de los setenta– no satisfacía.

A partir de ese momento ha enfrentado, cuestionado y sido parte de una transculturación incesante; manifestando, a través de diversos medios, el proceso del conflicto inherente a la metamorfosis identitaria del Yo/Individuo/Persona que muta no sólo la apariencia y el cuerpo, sino el lenguaje verbal, escrito, gestual  para convertirse en unidad entitaria de un nuevo colectivo que debe asimilar, apropiarse y explotar para darle un sentido propio a todo lo que cabe en el concepto trans. De ahí que su cuerpo sea campo experimental de este constante encuentro y desencuentro entre las políticas sociales, económicas y artísticas entre México y Estados Unidos. El cuerpo es el espacio donde la frontera materializa, carnaliza su invisibilidad. Por eso los personajes que crea y recrea parten de estereotipos de lo otro, de lo latente pero criminalizado o rechazado por distintas estructuras sociales. Personajes, ambientes y reinterpetaciones o reapropiaciones de símbolos mediante los cuales expone violencia, expone mutilación, expone machismo, expone fanatismo, expone racismo, expone objetualización femenina y masculina, expone imperialismo, expone la belleza de la vida en la muerte o de la muerte en la vida: contradicciones, como ya decía. ¿Y qué es lo que logra con ello?, se preguntarán. Pues eso: el cuestionamiento, la no indiferencia, la reflexión, la mirada inquisitiva hacia el sistema que nos estructura y la reconsideración de los antisistemas que se nos ofrecen como alternativa para dejar de alienar todo lo que no comprendemos o aceptamos.

Radicalizar la conciencia. Radicalizar los actos. En uno de sus manifiestos poéticos performáticos, Gómez-Peña habla, entre otras cosas, sobre aquello que, en medio de esta imparable tendencia a la globalización y su tarea de homologar identidades logra hacernos diferentes: la imaginación:

¿Quieres cambiar tu postura social, política, artística, económica, comunitaria e individual? Usa la imaginación, y verás. Lo importante es que un Paso lleve a otro Paso=> Fronteras. Límites. Invasiones // Entrecruzamientos. Imposiciones/Apropiaciones // Búsquedas> Encuentros> Asimilaciones=> Destrucción=> Reajuste=> Reset de Identidad: will I see you at the border?~