Nosotr@s: Flores carmesí

Por Dante Vázquez Maldonado

 

CAMINAS APRISA ENTRE los pasillos del mercado. No puedes sacarte de la cabeza el cuento La mordida de la bruja, de Cecilia Oliveros. Piensas en la desesperación de uno de los personajes: ¿qué harías si intentan robarte a tu hijo? Te estremeces. No miras a los encargados de los locales, ni a las personas que compran en ellos, y a las que te vas topando. Sin embargo, el acoso de más de un par de ojos te perturba. Cierras con rabia tus puños. La nena de la florería te recuerda a la pequeña Oriana del cuento Brujas, de Paulina Monroy. La pequeña niña sonríe bondadosa al darte un ramo de gerberas y rosas rojas; su abuela, lo hace de manera malévola. Oyes cómo tu corazón cruje lento… lento… muy lento. En el fondo tú eres ellas, por ellas y de ellas. Cada partícula de tiempo al ser reconocida por otro se vuelve parte de éste, y en su interior tiene la posibilidad de dar un diferente sentido a su realidad. Tomas el ramo y una espina te desgarra la piel. Pagas, das las gracias y te vas. La calidez de la sangre en tu mano hace que te preguntes ¿en qué momento me olvido de nosotr@s? Y corres y corres y corres a casa.

Abrazas a tu madre que también ha sido hija, esposa, amante, amiga compañera, confidente, y un largo etcétera cotidiano, pero no intrascendente.

El Sol se apaga y la Luna se enciende, mientras lees La cabaña de Layo, de Daniel Acevedo.

Que sueñes con lo que más te guste del universo.~