En bolas
Un texto de Nadia L. Orozco /ilustración Sonia García
Te ven como si fueras marciano, como algo fuera de este mundo. Por Nadia L. Orozco.
«Jugar de visitante y sin hinchada es complicado, y recurro a la metáfora futbolera porque, oh, heme aquí, tres años después, exiliada en la Argentina». El exilio idiomático de Nadia Orozco, en Tribuna visitante.
Hay unas experiencias que se te olvidan pero hay otras que no. «Esas primeras veces, esas sí que no se te van a olvidar.» Un texto de Nadia Orozco /ilustración Cristina Sánchez Reizábal
«Los frutos de todas las revoluciones no serán en verdad nuevos regímenes políticos, sociales y económicos que permitirán que sus poblaciones sean verdaderamente libres, iguales y felices. No todas las revoluciones tienen éxito: eso también lo muestra la historia. Todas las reivindicaciones democráticas a veces son un poco utópicas. Pero como toda utopía, vale la pena perseguirla.»
Por un accidente geográfico (me enamoré de un jujeño), terminé cambiando mi residencia de México a Argentina (me casé con el jujeño en cuestión), y les guste o no, si el fútbol tiene alguna capital, esa es Argentina. Debo aclarar que yo jamás fui, soy, ni seré aficionada al fútbol, y tampoco creo, que Borges me perdone, que todos los fanáticos sean idiotas: le tengo mucha fe a la inmensa capacidad humana para la idiotez, sin importar raza, credo, preferencias sexuales ni nada. Lo que quizá me molesta un poco es el fervor fanático de algunos que profesan el fútbol como una religión de segunda mano, o a veces también como una segunda patria que los convoca, no nada más cada cuatro años que hay una Copa del Mundo, sino casi cada semana, cuando su equipo se disputa un partido en la cancha local. México es un país futbolero, pero el nivel de fanatismo que yo he visto en Argentina no se compara con nada. Quizá lo más cercano sean las hinchadas regiomontanas, que pese los descalabros de Tigres y Rayados siguen portando con gran orgullo la camiseta y haciendo un proverbial desmadre en Monterrey cada que se enfrentan uno contra el otro.
«¿Y por qué da tanto drama? Amar es complicado, porque se trata de poner en juego las propias expectativas y ver qué tan apto es otro para llenarlas.» Un texto de Nadia Orozco / Colour lithograph by Kurt Dornig (Wellcome Library, London).
«Lo que tienen los cuentos es que son ideales para iniciarse en la literatura, y a veces, para seguir en ella, cuando el tiempo o la vida no dan para dedicarle tiempo a las grandes ficciones que requieren toda nuestra atención por largos periodos de tiempo.» Un texto de Nadia Orozco, donde nos cuenta porque los cuentos son la puerta a la literatura.
«En una ciudad cualquiera, en una avenida cualquiera, en un bar cualquiera, Nina y el Doctor Martin comparten un par de cervezas. No nos llama particularmente la atención: hay otros tantos individuos haciendo exactamente lo mismo; no obstante, esta peculiar pareja de un maestro y su alumna son sujetos de un experimento social del cual, sin saberlo ellos ni quererlo nosotros, es imposible sustraerse.» Un cuento de Nadia Orozco/ ilustración de José Luis Calvo.
La autora nos cuenta como el “Sexo, drogas y rock and roll” es más que uno de tantos eslóganes que escuchamos actualmente: fue la definición de toda una generación que a la postre sería la más poderosa e influyente del mundo.
Las ideas preconcebidas –en realidad prejuicios- nos hacen pensar que los gobernantes deberían tener cierto grado de educación y cultura. Con este ensayo Nadia L. Orozco descubre el origen de tales ideas y nos hacer ver que el Filósofo rey, el político culto, no será mejor político que los que tenemos actualmente