Señorita Lujuria

Unos garabatos –en texto y en dibujos– sobre la señorita Lujuria, de Juan Astianax.

Ella me dijo que se viene a chorros, que no todas las mujeres pueden, pero que ella sí. Que todo dependía de tocar el lugar indicado. Que al principio era más fácil encontrarlo con los dedos que con el pito, que se va derecho hasta el final y no puede hacer la curva hacia arriba y hacia atrás, donde ella siente que si le aprietas puede sacar chorros de fuertes venidas mientras se retuerce en eléctricos espasmos que llenan de meados su tanga apretada a medio bajar.

Luego dijo: Tienes que oler mi culo, amor, abierto y profundo. Vas a sentir el vapor que le sale. Si quieres puedes meter la lengua, sabe dulce, a hembra caliente. ¿No se te antoja lamerme el surco enorme, glorioso y perfecto hasta que lo llenes de burbujas de tanto meter y sacar la lengua, y luego bajar y enredarte en lo pelos largos y negros que tengo por fuera y por dentro de mi vulva, corazón?

Entonces me vio directo a los ojos y dijo: no me mires así y vayámonos a coger si no te voy a tener que castigar y ya sabes que no me gusta hacerlo.~