San Sebastián 2016: 6.4 razones para ir y una sinrazón
Una crónica de Pedro Alcoba
El cine es la iglesia que he elegido.
Y los festivales de cine como este son instituciones sagradasEthan Hawke, al recoger su premio Donostia 2016
NO ES EL nombre de un videojuego, ni de una versión de programa de ordenador. Hablamos de un festival de cine. Hace ya dos años, la venta de videojuegos superó a la taquilla del cine en España por más de 80 millones de euros.[1] ¿Quién sabe? Quizá nos encontramos ante el principio del fin, el momento en que el entretenimiento va a pasar de la gran pantalla a la pequeña. Aquel en el que los actores dejarán de tener ese aura semi-divina que les colocó el star system, para ceder paso a sofisticadas animaciones por ordenador. Mientras tanto, recordemos, antes de que desaparezcan, que hay muchos motivos para asistir a un festival de cine.
1. La primera vez
Toda aquella exhibición que llegue con la etiqueta de nueva y desconocida tiene un encanto especial. En un festival de cine se tiene la ocasión de ver determinadas películas “por primera vez”, antes de que alguien te hable de ellas, que tu opinión se vea condicionada por críticos o el boca a oreja. Dado que director, actores y productores muchas veces asisten a la proyección, algo de la magia de una representación en vivo (como el teatro) se hereda.
San Sebastián acogió el estreno internacional de Vértigo o el mundial de Con la muerte en los talones de Hitchcock, en 1958 y 1959; y el europeo de Star Wars en 1977. Este año, hemos podido ver películas por primera vez en España como Un monstruo viene a verme o American Pastoral (debut en la dirección de Ewan MacGregor). También hay una sección de Nuev@s director@es que permite participar solo a cineastas con primera o segunda película. Así que no solo se estrenan las películas, también los directores en su primer gran encuentro con el público.
2. El juego de los espejos
Y si hablamos de encuentro, en un festival es fundamental el del público con los actores en que se reconoce, y los actores ven al público que les dan su razón de ser. Este año han pasado por San Sebastián actores como Ethan Hawke, Sigourney Weaver (premios Donostia) o Gael García Bernal (premio Jaeger Le Coultre al cine latino). Otras estrellas como Jennifer Connelly, Monica Belluci o Hugh Gran, han venido para promocionar sus películas.
Ethan Hawke, cuya cita abre esta pequeña crónica, dijo al recibir el premio Donostia: “Reuniéndonos aquí esta noche, lo que realmente estamos haciendo es reafirmar nuestra fe, amor y esperanza en el poder del cine.” Hugh Grant fue menos intenso, pero dejó una observación inteligente: “Creo que el cine es un entretenimiento, pero sí me gusta agarrarme a la idea del cine glamuroso y grande como antaño (…) ahora en los cines las pantallas son cada vez más pequeñas y en las casas, cada vez más grandes”.
¿Es verdad? ¿Ha desaparecido el glamour? Si a algo contribuye un festival, es a humanizarlos. No solo porque te puedas encontrar a Robert de Niro asomándote por la ventana de un hotel o a Benicio del Toro comiendo en un restaurante. Sobre todo, porque a espectadores y estrellas les separa apenas un hilo; cuando todos nuestros espectáculos sean videojuegos, habremos perdido esto, el momento en que la persona y la estrella, el espectador y el actor, rompen esa delgada barrera que les separa y se encuentran, se sacan fotos, se abrazan o conversan.
3. Los premios
Woody Allen tiene 4 premios Oscar, pero no ha ido a recoger ninguno, porque la ceremonia se celebra el mismo día que toca el clarinete en su club de jazz. Sin embargo, para muchos los premios son la razón de ser de los festivales. Una película premiada tiene muchas bazas para abrirse camino en una industria cada vez más competitiva, donde no siempre hay lugar para los que buscan el cine como arte. San Sebastián se ha caracterizado, sobre todo las últimas décadas, por premiar la calidad al margen de la popularidad. Revisando las conchas de oro,[2] vemos claro predominio de directores desconocidos para el gran público y de cinematografías olvidadas como la islandesa, la turca o la iraní.
Entre 2010 y 2014, la presencia de cine estadounidense en salas europeas osciló entre el 61,6% y el 69,5% [3] Es un dato que no ha variado mucho las últimas décadas, y que dice muy poco del sector de la distribución. Si tenemos en cuenta que de los 14 festivales del mundo con categoría A [4] son raros los que reconocen en sus premiso mayoritariamente al cine estadounidense, eso nos da una idea de lo injusta que es la distribución. San Sebastián pertenece a ese reducido grupo de festivales, y su Sección Oficial (filmes que concursan para los premios principales) permite corregir las injusticias del mercado cinematográfico mundial.
4. La ciudad
Venecia, Berlín, Cannes, San Sebastián,… los festivales de cine europeo parecen elegir siempre bellas ciudades, o al menos con interesantes atractivos. Es raro el invitado al festival de Donostia (famoso o no) que no alabe su gastronomía. Como presume su oficina de turismo, en San Sebastián se concentran 16 estrellas Michelín, y 3 de los 7 restaurantes con la máxima clasificación de España están en esta ciudad. No es su único atractivo. Un paseo por la playa de la Concha, o cruzar el puente de la Zurriola, alumbrado por las luces del Teatro Victoria Eugenia, para llegar al gran cubo del Kursaal, son experiencias cuya magia cuesta describir.
5. Los críticos
Son una especie aparte. Los festivales también son un hábitat natural de críticos y periodistas cinematográficos. Una de las cosas que más teme una productora o un director son sus comentarios. Plumas afiladas como las de Diego Galán (director del festival durante 8 años, y que este año presenta Manda huevos), Carlos Boyero, Jordi Costa o Luis Martínez. Tanto es así que en 1982, Fernando Trueba esperó a Diego Galán con un cubo de agua helada para echársela encima, por su crítica inmisericorde de su documental Mientras el cuerpo aguante [5]. Parece que no reaccionó demasiado mal.
Las críticas influyen en la taquilla, pero lo que de verdad temen los autores es lo que vamos a hablar a continuación:
6. El veredicto del público
Cuando el emperador romano levantaba el pulgar, según el cine, el gladiador vivía. Pero el cine se equivocó, el pulgar hacia abajo quería decir “envainar” y el pulgar hacia arriba “desenvainar” y dar muerte al gladiador. Los festivales también tienen sus códigos. Al público de un festival se le reconoce bregado en visionados, y un aplauso o un abucheo puede significar mucho. La película Nocturama, del francés Bertrand Bonello, versa sobre unos atentados terroristas (ficticios, claro está) de un grupo de jóvenes veinteañeros hacia las instituciones del estado francés. La película no fue admitida en Cannes por la sensibilidad a flor de piel de los franceses sobre el tema terrorista. Pero en San Sebastián el aplauso fue realmente corto (menos de 10 segundos). La comparación con el otorgado a El hombre de las mil caras, por ejemplo, proyectada el día anterior, puede suponer que el paso de una película se considere un éxito o fracaso para el público.
0.4 Una sinrazón
No todo son luces. La gala de inauguración del 64 festival fue interrumpida por los gritos de partidarios del reagrupamiento de los presos de ETA.6 Tras unos momentos realmente embarazosos, estas palabras de la gran profesional que es Enma Suárez fueron recibidas con un aplauso: “Vamos a continuar con la gala de inauguración de este magnífico festival en la ciudad de San Sebastián.”
En definitiva, películas vistas por primera vez, directores que se estrenan, estrellas humanizadas, espectadores fervorosos y premios que suponen el éxito o el fracaso, son algunos de los ingredientes que constituyen esa asombrosa, rica y variada experiencia de encuentro que supone un festival de cine.
El año que viene, el festival cumple los años a los que una persona se jubila. ¿Continuará en activo, como muchas personas, hasta cumplir 80? ¿O las pequeñas pantallas habrán comido aún más terreno a la gran pantalla? Aún es pronto para saberlo. Mientras tanto, nos vemos en el cine.~
Referencias:
[1] http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/25/actualidad/1427309707_733302.html
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Concha_de_Oro_(Festival_de_San_Sebasti%C3%A1n)
[3] http://www.audiovisual451.com/la-taquilla-cinematografica-mundial-se-incremento-en-2014-un-14-por-ciento-hasta-los-36-400-millones-de-dolares/
[4] http://peliculas.about.com/od/Festivales_y_premios/tp/Festivales-de-Cine-Clase-A.html
[5] http://elpais.com/diario/1982/09/23/cultura/401580014_850215.html
[6] http://www.elmundo.es/cultura/2016/09/16/57dc49b246163fe16b8b45c2.html
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