Libros libres (bookcrossing)
Un libro es una cosa entre las cosas, un volumenperdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.
—Jorge Luis Borges, Biblioteca personal
BOOKCROSSING ES UNA comunidad de lectores que intercambian libros y comentarios sobre ellos. Pero clubes de lectura los hay desde hace mucho tiempo; lo insólito de éste es cómo y con quién se hace el intercambio: el libro se abandona en un lugar público, con la esperanza de que algún desconocido lo encuentre, lo lea, y lo vuelva a dejar libre en manos del azar. La cadena de lectores podría así prolongarse indefinidamente. La comunidad Bookcrossing además dispone de un sitio web mediante el que seguir el rastro de cada uno de estos libros.
“Nuestra meta es convertir el mundo entero en una biblioteca”, dice algún bookcrosser .
Brevísima biografía
Esta iniciativa cultural sin ánimo de lucro fue creada en abril de 2001 por el estadounidense Ron Hornbaker y mantenida desde entonces por su empresa Humankind Systems. Inicialmente el número de miembros crecía a razón de unos cien al mes; pero este fenómeno ha sido del progresivo interés de los medios de comunicación, y actualmente cada día se unen a Bookcrossing centenares de nuevos lectores.
El hallazgo: un eslabón que se repite
Cada uno de los ejemplares liberados lleva una etiqueta con un número (BCID) que lo identifica dentro de la comunidad bookcrossing; también incluye una petición al lector que lo encuentre para que siga estas instrucciones:
Que visite en Internet el sitio www.bookcrossing-spain.com y allí comunique su hallazgo; le bastará con introducir el identificador BCID, y dejar alguna anotación para que otros lectores sepan qué ha ocurrido con ese libro.
Que lea el libro y escriba, en dicha página web, qué le ha parecido su lectura; además podrá ver las opiniones de otras personas que lo hayan leído antes y debatir con ellas. En cuanto cualquiera añade algo a los informes de ese libro, el sistema envía un mensaje a todos los miembros de Bookcrossing que lo hayan leído antes.
Que finalmente lo vuelva a liberar; así el ejemplar sigue circulando y este proceso podrán repetirlo otras personas. Con suerte, nuevos lectores añadirán sus comentarios al historial de ese libro; y en todo momento cualquiera puede consultar por qué manos ha ido pasando.
Hay dos formas diferentes de liberar un ejemplar: abandonándolo a su suerte en un lugar público (liberación into the wild, “en la jungla”), o bien esperar a que otro usuario solicite el libro (liberación “controlada”; suele enviarse por correo postal). Una liberación en la jungla puede además hacerse anunciando en la página web algunos datos sobre cuándo y en qué lugar se deja el libro (“pistas de liberación“). Así los demás bookcrossers pueden “salir de caza”: deducir (guiándose por las pistas que da quien lo ha liberado) el lugar donde ha sido abandonado ese ejemplar e ir a buscarlo. Una manera novedosa de conseguir nuevos lectores entre las personas menos sedentarias.
Sea como fuere el tipo de liberación, todos los lectores de ese libro forman parte de una cadena potencialmente ilimitada cuyos eslabones cuentan, paso a paso, las vicisitudes de ese ejemplar.
La semilla: registro y liberación
Para que alguien reciba un libro de bookcrossing, previamente alguna otra persona debe haberlo liberado. ¿Dónde se inicia la cadena; cuándo entra un libro en esta máquina de sucesivos encuentros, lecturas y abandonos? ¿Cómo se alimenta esta incesante biblioteca?
Una persona que quiera introducir altruistamente un ejemplar en el sistema debe seguir tres pasos:
Leer un libro de su propiedad.
Registrarlo (para así poder seguir después su rastro): hay que acceder a Internet, entrar en la página web www.bookcrossing-spain.com y dar de alta los datos (título y autor) de ese ejemplar: como resultado se consigue un número de identificación (BCID) y una etiqueta para adherirla en un lugar visible del libro.
Liberarlo, ponerlo en circulación para que lo lea alguien más (dárselo a un amigo, abandonarlo en un banco del parque, donarlo a una ong, “olvidarlo” en una cafetería, etc.) Opcionalmente en la página web uno puede dar pistas sobre dónde lo ha dejado.
Gracias al código BCID y a la buena voluntad de la gente se puede seguir la pista del ejemplar liberado, ya que lo que se pide es que quien lo encuentre entre en el sitio web de Bookcrosssing, introduzca el código del libro y comunique que lo ha encontrado, cómo, qué le ha parecido. Cada vez que alguien añada una entrada en el expediente de un libro, el sistema enviará una notificación por correo electrónico a quien lo hubiera liberado.
Los responsables de Bookcrossing defienden que esta idea no va en contra de la industria editorial, sino que se trata de una forma de fomentar la lectura. La iniciativa ha potenciado la venta tanto de libros usados (adquiridos para liberarlos) como de ejemplares nuevos (que uno quiere tener después de haber leído y liberado el mismo título). Por otra parte, el número de personas que compran libros basándose en las opiniones aparecidas en la página web es mucho mayor que el número de personas que encuentran libros gratis.
Es más satisfactorio saber (o siquiera imaginar) que un libro deleitó a otra persona que verlo cubierto de polvo en un estante, dicen los bookcrossers.
Más datos
Bookcrossing tiene registrados en todo el mundo más de doscientos sesenta mil miembros y de un millón doscientos mil libros.
El porcentaje de libros capturados por ahora no pasa del 25% de los liberados; aunque cuantos más libros haya en circulación (y por tanto progresivamente más personas “libralibros” captadas), más aumentará la proporción de ellos que serán intercambiados.
En España hay registrados unos trece mil miembros; el bookcrosser español típico es mujer y tiene unos 40 años de edad.
Cada segundo martes de mes se celebran reuniones de “libralibros” en 612 ciudades de todo el mundo; en España las hay en: Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla.
Los lugares más frecuentes de liberación son: cafeterías, bancos de parques, salas de cine… Algunos sitios se han hecho ya tradicionales; por ejemplo el llamado árbol de Yago, en Barcelona: un ejemplar de plátano con tres grandes huecos en el tronco, usados como buzones. Se recomienda no abandonar libros en aeropuertos ni aviones: cualquier ejemplar será probablemente recogido por el personal de seguridad, y podría incluso causar una alarma indebida.
Un bookring (o anillo de lectura) es una lista ordenada de personas interesadas en un mismo libro que se lo van pasando de una a otra; finalmente tras meses o años el libro vuelve a su dueño, cerrando así el anillo.
Final, o principio
Resumiendo, aunque con una serie de variantes (liberación controlada o en la jungla, con pistas o no), lo que define el bookcrossing es que un libro es enviado a recorrer mundo pasando de mano en mano, y para poder seguir sus vicisitudes previamente se ha creado el expediente de ese ejemplar en un sitio accesible a cualquiera: Internet.
Contra el espíritu (?) de nuestra sociedad de consumo, Bookcrossing traslada el énfasis desde la posesión del objeto libro al disfrute de su lectura: tal como se narraba en la novela Fahrenheit 451, al leer un libro uno queda en poder de algo que ya siempre le pertenecerá aunque abandone la encarnación de esa obra en celulosa y tinta.
Esta actividad puede parecer extraña, pero el impulso subyacente nos es conocido. Así, ¿qué lleva a alguien a meter un mensaje en una botella y abandonarla en el océano? Quizás la ilusión de imaginar que otro desconocido (¿cómo será?) la encuentre en un futuro y en un tiempo lejano. Jugar a que el azar extienda hilos entre vidas cuyos destinos por sí mismos no se habrían conectado.
Han quedado aquí sin exponer muchos detalles; visitando el sitio web oficial http://www.bookcrossing.com se puede conocer más. Existe también una versión en español del sitio (http://www.bookcrossing-spain.com) para consultar, registrar un libro, o comunicar encuentros.
Nos soñamos reyes de la Creación pero quizás sean las cosas las que nos usan a nosotros. Así, el bloque de mármol seduce al escultor para que lo desbaste y con su cincel desnude la Venus que se le aburre dentro. El lenguaje se vale de nuestras bocas para propagarse. En el comienzo de este siglo XXI también hay libros que nos visitan, nos seducen, y nos utilizan para conquistar nuevos lectores.
Acabo con una simetría. Así concluye Jorge Luis Borges el prólogo de su Biblioteca personal: “Ojalá seas el lector que este libro aguardaba”.~
Notas:
1. La metáfora del mundo como biblioteca o como libro tiene antiguos e ilustres antecedentes: Francis Bacon, los enciclopedistas franceses, Stephan Mallarmé, Ray Bradbury… y Borges, que a todos ellos reúne.
2. Bookcrosser, libralibros, abolibricionista, biblioliberador, bibliopropagador…: lector que abandona (y probablemente busca) libros registrados en Bookcrossing.
3. Liberar (redimir, emancipar, manumitir) un libro: abandonarlo para que algún desconocido pueda hallarlo.
4. BCID: código de identificación con el que se etiqueta cada ejemplar; único dentro del sistema bookcrossing.
5. Resumidos en las llamadas “3 erres” de Bookcrossing: Read, Register, Release (lee, registra, libera).
6. Para poder registrar libros en el sistema hay que estar inscrito como usuario; esto se hace en ese mismo sitio web, gratuitamente y con pseudónimo.
7. Para felicitar a los responsables (o simplemente quejarse por esta novedosa forma de ensuciar las calles) puede escribírseles un mensaje electrónico a: feedback@bookcrossing.com
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