Kamasutras: más hermoso y perfecto que un “dildo”
«Como bien se empieza a escuchar en tantos foros, sólo hay un objeto más hermoso y perfecto que un “dildo” de poliuretano». Texto e imágenes de Roberto Maján.
«Como bien se empieza a escuchar en tantos foros, sólo hay un objeto más hermoso y perfecto que un “dildo” de poliuretano, centrifugado diseñado por Stack, más incluso que un libro: un libro ilustrado». Y «yo, que no suelo necesitar pretextos para llenar cualquier servilleta de papel con pitos y flautas, me puse a ello con entusiasmo adolescente. El trabajo no me llevó mucho tiempo, apenas un par de tardes; algo simpático y desdramatizador con imágenes inequívocas sobre lo que se debe o no hacer cuando dos chicos sordos se bajan los pantalones. Mientras daba forma al asunto, fraguaba en mi mente la idea del Kamasutra # l». «Comprometido con la idea de realizar la enésima versión del Kamasutra, me sentía tan legitimado para ello como el más mercenario de los editores que contribuya a intoxicar los estantes de novedades con otro subproducto comercial».
«Cuanto más elocuentes fueran los dibujos, mayor sería su eficacia». «En aquel momento, mi conocimiento del Kamasutra no iba mucho más allá que el del más desaventajado alumno de la más parda escuela. El primer ejemplar que conseguí en un puesto callejero de libros en Soria, cuando todavía cursaba mis estudios primarios, y, más interesado en el aspecto sicalíptico que literario o histórico, era de una edición de bolsillo que publicada por editores mexicanos -¿o argentinos?- y los santos, muy mal impresos en blanco y negro, representaban personajes de mirada oblicua, sospechosamente ataviados con hakamas, kimonos y moñetes. No recuerdo si era con el monte Fuji con que rivalizaban en tamaño esas vergas, pero a pesar de mi juventud, fui capaz de advertir que lo que ahora sería un libro posmoderno, en aquel momento no pasaba de chapuza editorial.»
«Mi Kamasutra nacía como parodia de cientos de re-interpretaciones y su grado de bastardía inconmensurable. Una re-que-te-reinterpretación podríamos decir. […] El significado del Kamasutra, como idea, como objeto, o como marca, se construye cada día para cada individuo, como la idea misma del sexo, […] y, precisamente por ello, es un pretexto susceptible de ser revisado tantas veces como autores prejuiciosos estuviesen dispuestos a ello. Es un hecho que para los ilustradores, a diferencia de otros artistas ( o para los que lo prefieran, a diferencia de los artistas), el contenido no supone un obstáculo, sino un estímulo, así que pensar que se sucedieran diferentes remakes no me pareció descabellado».
«Mi libro pretendía ir más del de Lupita y sus 1.001 posturas para el amor, del Kamasutra lésbico para sumisas, del Kamasutra emocional, del Kamasutra pop-up, del Kamasutra para la nueva mujer onubense, del Kamasutra de Krusty el payaso… pero también del de Mallanaga Vatsyayana». «Lejos y cerca al mismo tiempo porque con todos estos predecesores [que han versionado el Kamasutra] buscaría puntos de inflexión. Con el de Vatsyayana, su cualidad de objeto hipersensual, la importancia del autor, y sobre todo sus ínfulas de eternidad. Con los demás, el referente para construir la parodia, y -no lo negaré- la pretensión de comercialidad. El libro ilustrado no es un objeto habitual de consumo para el público adulto y la coartada me pareció perfecta para acercar ese mundo a muchos que nunca antes no lo hubieran valorado.» El «libro fue un compendio de muchas servilletas de papel, un trabajo en estado meditativo que me permitió reflexionar de una manera más libre sobre la plástica del dibujo, sobre la línea, su geometría y el color. Creo que no repetí ninguna postura, pero si tenemos en cuenta, además, que en muchas ocasiones prescindí de la lógica de la gravedad y de la morfología humana y sus capacidades, combinando y permutando elementos, se podrían haber realizado miles de libros.»~
Ilustraciones del libro Kamasutra 1 (Roberto Majan, Artichoque, 2006).
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