Bienvenidos a la fragmentósfera

Un artículo fragmentario sobre la lectura y la escritura en internet, de Guillermo Vega Zaragoza/ fotografía de José Manuel Romera.

fotografía: José Manuel Romera

1. VIVIMOS EN LA fragmentósfera. El discurso se ha vuelto fragmentario.

2. El discurso extenso se ha convertido en una ilusión. La atención no se fija más que en fragmentos.

3. La realidad siempre ha sido fragmentaria, ya que no podemos captarla en su totalidad. Necesitamos fragmentarla para hacerla soportable.

4. Georg Christoph Lichtenberg, el tatarabuelo del Twitter, dijo en el siglo XVIII: «¡Ah, si pudiera abrir canales en mi cabeza para fomentar el comercio entre mis provisiones de pensamiento! Pero yacen ahí, por centenas, sin beneficio recíproco».

5. Lo de hoy es la brevedad, ya no hay tiempo para leer algo más grande que lo que puede aparecer en el espacio de una pantalla de computadora. Apenas una ojeada y a lo siguiente.

6. El ciberespacio es el lugar natural para lo breve, lo sentencioso, lo contundente. Es el lugar para la máxima, el aforismo, la greguería, el poemínimo, la minificción, los cuentuitos.

7. Aforismo: Sentencia breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte.

8. Otra vez Lichtenberg: «Hay que recomendar con insistencia el método de los borradores; no dejar de escribir ningún giro, ninguna expresión. La riqueza también se obtiene ahorrando verdades de a centavo».

9. Greguería: Agudeza, imagen en prosa que presenta una visión personal, sorprendente y a veces humorística, de algún aspecto de la realidad, y que fue lanzada y así denominada por el escritor Ramón Gómez de la Serna.

10. «Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado». O: «Los que bajan del avión parecen salir del Arca de Noé». O:«Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia».

11. Dijo Efraín Huerta en su Transa poética: «Creo que cada poema es un mundo. Un mundo y aparte. Un territorio cercado, al que no deben penetrar totalmente indocumentados, los huecos, los desapasionados, los censores, los líricamente desmadrados».

12. «Un poemínimo es un mundo, sí, pero a veces advierto que he descubierto una galaxia y que los años luz no cuentan sino como referencia, muy vaga referencia, porque el poemínimo está a la vuelta de la esquina o en la siguiente parada del Metro».

13. «Un poemínimo es una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza. Y no lo toques ya más, que así es la cosa. La cosa loca, lo imprevisible, lo que te cae encima o tan sólo te roza la estrecha entendedera —y ya se te hizo—.»

14. «De plano/No hay/Peor/Poesía/Que la/Que no se/Hace»: Efraín Huerta.

15. Como dice Gastón Bachelard, refiriéndose a la poesía (así el cuento): «La poesía es metafísica instantánea. En un breve poema, debe dar una visión del universo y el secreto de un alma, un ser y unos objetos». Y además, en el caso del cuento, debe narrar una historia.

16. La virtualidad hace al microcuento el género literario del siglo XXI por excelencia, como lo demuestra el surgimiento de los llamados «cuentuitos», que se transmiten a través de la red social Twitter, donde los textos no deben rebasar los 140 caracteres.

17. Entonces, la minificción es el género perfecto para narrar en los tiempos de la fragmentósfera.

18. Muchos escritores aún recelan de la virtualidad, cuando nunca antes había sido posible llegar a tantos lectores potenciales en forma instantánea y tener reatroalimentación inmediata.

19. En su Breve manual para reconocer minicuentos, Violeta Rojo dice: «El minicuento no es un cuento tradicional, narra sus historias de una manera distinta, más sugerente y elíptica mediante relaciones intertextuales, pero no por eso más simple».

20. Dice Lauro Zavala: «La minificción es la narrativa que cabe en el espacio de una página». Se caracteriza por la brevedad, la diversidad, la complicidad, la fractalidad, la fugacidad y la virtualidad.

21. La brevedad, porque va de una oración hasta una página; la minificción se caracteriza por su diversidad temática y de recursos utilizados; requiere un profundo involucramiento del lector para desentrañar los múltiples significados que se pueden encerrar en tan pocas palabras.

22. La fractalidad, se refiere al carácter fragmentario del minicuento, que puede ser interpretado de manera independiente o como parte de una unidad más amplia, es decir, al mismo tiempo puede ser principio, parte media o final de algo mayor.

23. La fugacidad lo emparenta con el chiste, pero que lo lleva más allá de la ocurrencia o lo chusco.

24. En México la minificción tiene antecedentes desde la época colonial y aún antes, pero es en el siglo XX cuando inicia el florecimiento del género con autores como Alfonso Reyes, Julio Torri, Juan José Arreola, Edmundo Valadés, Augusto Monterroso, José de la Colina, Felipe Garrido, René Avilés Fabila y Guillermo Samperio, hasta los más recientes exponentes, como Marcial Fernández, Alberto Chimal, Leo Eduardo Mendoza y Armando Alanís, entre muchos otros.

25. «El cuento no es difícil, sino peligroso», dice Andrés Neuman. «La escritura del cuento es tan drástica como la cocción de un pez globo: si el breve y elemental proceso no sale bien, mejor despedirse del asunto. En el cuento está prohibido equivocarse. Y sin embargo nosotros, que somos tan falibles, no podemos resistirnos. La tentación es grande. El buen sabor de terminar un cuento sólo es comparable al fatal veneno de empezar mal. La pequeña receta es arriesgada. La recompensa ambigua, apenas perceptible, es seguir aquí: casi en el mismo lugar donde estábamos».

26. El peligro de malograr un cuento se multiplica por cien o mil en el caso de la minificción. Hasta una coma puede echar a perder el efecto buscado.~