Antiverso

Somos incoherencia de todo. Un texto de Enrique Andrés Mejía Gómez . Ilustración de Juan Astianax

 

«¡No somos nada! escuché de una chica que lo era todo.»

MUJERES QUE EXIGEN indignadas caballeros, cuando solo demandan patanes con dinero, ancianos que demandan mucho del ahora, cuando robaron tanto del ayer, un niño que roba dinero a los pasajeros del metro para poder saciar su hambre en algún olvidado callejón, olvidado como los techos de las iglesias que devoran las polillas sobre las cabezas de los devotos sin ningún decoro, decoro que finge la prostituta en la calle cuando no esta buscando venderse, busca el artista inspiración en un laberinto de asfalto, ventanas y ruido, ruido que ahoga el llanto de un esposo que ve a su mujer fallecer, así como fallece el verso en la boca del falso poeta.

Antiverso eso es lo que somos, profesando amor mientras lo asfixiamos, quejándonos de lo aburrido que es el mundo, mientras engordamos en el sofá, embriagándonos entre decepciones, dándole vacaciones a la razón, presumiendo en fotos, llorando tras sus marcos. Besándonos mientras nuestros teléfonos vibran con mensajes de otros, tomándonos de la mano, mientras nuestra piel aún sigue entre sabanas ajenas.

Somos Antiverso, tinta que ha estado en paredes que han conocido milenios, tinta que ha creado música en papel y decretado penas de muerte en los estrados, alma de cartas entre una madre y el hijo que va a la guerra, esperanza para el cristiano que encuentra refugio en la biblia, liberación para el dibujante que crea cientos de paisajes, edificios y retratos, significado para la piel que espera por una historia contenida en la aguja que zumba en el aire anticipando el dolor que trae su toque, lagrimas de poetas que lloran versos oscuros en pleno verano sobre las paginas de alguna revista arrumada en el bolso de aquella chica que se distrae jugando a ser modelo en los brazos de la soledad.

Poesía que se ha vuelto tan insípida como la publicidad política en plena época electoral, frases llenas de promesas a medio construir, como el cariño de alquiler que no llena pero calienta, hoy protesto siendo antiverso y al mismo tiempo me condeno, como la boca que se acerca al abismo que se esconde tras una sonrisa ebria en deseo y tequila, cerrando un pacto con la almohada que sostiene tus ideas cada noche, siendo pensamiento madrugador acunado en los rizos que caen sobre el canal de tu espalda, escapando del miedo tan rápido como el dinero de los bolsillos a fin de mes, llegando a la calle tan perdido como un universitario a época de parciales, así con las manos atadas tras la espalda, silbando sin ritmo alguno, observando la ventana que rompimos de niños en aquella calle antes de besarnos y ahora ni las llamadas contestas, ahora es mas fácil cruzar de ilegal la frontera que sentir tu perfume sobre la mesa.

¿Cuándo dejamos de ser verso? Quizás fue cuando crecimos y a Peter Pan le pensiono el gobierno, quizás cuando cambiamos nuestros paseos por el muelle por video llamadas y chat. Tal vez cuando cambié a Rimbaud y Becquer por códigos y leyes, y tu a las pinturas y los lienzos por una bata blanca y mucho dinero, Somos Antiverso llegando a trabajos donde colgamos nuestra alma al llegar, sentándonos en un flamante escritorio para esperar la hora de salida y poder escapar, jugando a ser adultos en un mundo de niños confundidos, siendo el orgullo de nuestros padres y decepción propia en privado cuando nos cruzamos con nuestro reflejo en el cristal, follandonos extraños para intentar ver en sus rostros la cara del otro, llegando a casa con el cuerpo roto bajo un fino gabán, ahogando el silencio con el noticiero nocturno para no dejar pasar a la soledad, destapando botellas para adormecernos y abrazando píldoras para olvidar.

Arquitectos creando templos para rendirle culto a nuestros deseos juveniles y sepultar sueños infantiles, construyendo un cuarto para que Superman cuelgue su capa y deje de volar, Cirujanos buscando curar el dolor de un corazón que se rompe y deja de latir cada fin de semana en el bar, moldeando el cuerpo de otros para calmar la sed platónica de nuestros egoístas arquetipos, Psicólogos de calle sentados en la banqueta aconsejando gratis a quien quiera un cigarrillo y un poco de mentiras y eufemismos, Científicos jugando a calcular la disposición de los átomos cuando se dobla el papel, Meseras sirviendo su belleza, fingiendo sonrisas de cortesía por un par de propinas.

Somos antiverso exigiendo lo que no damos, escapando de lo que deberíamos abrazar, somos la voz de una generación que se reconforta en su propia incoherencia, asesinando nuestro tiempo en Facebook, distrayéndonos en Instagram, quejándonos en Whast App, desahogándonos en Twitter, buscando el amor en Tinder. Somos antiverso creando escenarios para reunir nuestras soledades en muchos lugares, así que mi niña no digas que no somos nada cuando somos todo menos eso, somos lujuriosos amantes los viernes en Colombia, Picaros fiesteros que se desnudan los sábados en Madrid, Antiverso y poesía que nunca tendrán punto final.~