PERSPECTIVAS: Carne, chile y mole: las opciones para después de la ruptura

DESPUÉS DE TERMINADA una relación hay reacciones de todo tipo y comentarios de todo el mundo, a veces hasta para aburrir. El asunto es que después de que una pareja deja de serlo siempre hay algo que decir, opinar y, sobre todo, aconsejar. Siempre están los amigos para apoyarte, decirte algo y, casi siempre, recordarte lo que hiciste mal. Es gracioso cuando todo el mundo te dice que debes y no debes y lo que debiste y no debiste hacer. Es por todos conocido que estando fuera se ven las cosas de otra manera, así como que cada quién tiene formas y reacciones distintas.

Y hay –o al menos yo he podidos clasificarlas así- tres formas claras de las reacciones al dejarlo:

Carne, toda al asador. En esto es darlo todo, ir y hablar, luchar, pedir, exigir y, si es necesario, secuestrar. Y en los casos extremos llegar con la fusca y las esposas (metafóricamente hablando, claro está) a ver si así reacciona; y si no, suplicar, arrodillarse y someterse. Todo vale para reconquistar al ser amado. Lo único que sirve es el esfuerzo de la reconquista, el sudor de la batalla y sobre todo aguantar las heridas de la carne.

No importa si lo exiges o si lo suplicas. El hecho es que, por el otro, haces las cosas menos pensadas y más descabelladas. La desesperación hace que lo irracional sea posible y lo inconcebible (siquiera de pensar) sean acciones constantes en la búsqueda de un sí.

Suele haber guerra, y por supuesto, al final de esta la carne queda sin piel, llena de sangre y, probablemente, de muchas más heridas que al inicio de la batalla. Recoger y limpiar el campo de batalla sólo es agradable cuando lo hace la pareja, es decir, cuando la batalla es el mismo campo, cuando la relación vuelve a existir; si no, la perdida se vuelve aun más amarga y el rencor sale a relucir.

Es probable que estos casos sean personas impulsivas, aquéllas que sin ton ni son vayan a la batalla buscando gigantes y terminen encontrando molinos imposibles de vencer, pero también es apostar y tomar las cosas como vienen, sin más, morir luchando.

Chile. Expresión común en México para el miembro viril; denotación de sexo, y eso es lo que proponen: sexo, mucho sexo.

No faltan los amigos(as) que te recuerdan que un clavo saca a otro clavo o, que la mancha de la mora se quita con otra mora. Nada más satisfactorio que desahogarse en la piel de otro. Entablar la lucha en territorio acotado, delimitado por los roles y las acciones, donde ya se sabe lo que se va a encontrar y no hay lugar a imprevistos. En estas batallas de piel contra piel los contrincantes actúan más como socios que como rivales. Se busca la cooperación y eliminar los malos recuerdos, se combate la soledad con compañía y la tristeza con éxtasis.

En estos casos es cuando te das cuenta de que tan “amigables” son tus amigos(as) cariñosos y, si no hay ninguno, lo difícil será convencer a la primera persona que veas de la necesidad de este tipo de dinámicas, que más que físicas son psicológicas, y que el bien que le pueden hacer a la sociedad al acceder a tus peticiones se verá reflejado en el nivel de calidad de vida que el gobierno investiga. Por supuesto, tanto gusto puede revertirse en problemas futuros, así que antes de entrar así como así en buscar un(a) amante, primero hay que ponerse el traje de neopreno, sólo entonces bucear buscando el tesoro enterrado en las profundidades del alma humana.

Mole. Que manche la ropa, que exista sangre. Los gritos y pinturas de guerra salen a relucir, se marca el territorio y se prepara uno para descuartizar al oponente. Se sabe que no habrá marcha atrás, se busca la herida y la muerte (metafórica también) del contrario.

Para esto hay de todo, desde la indiferencia hasta la más pura venganza a sangre fría. La clave está en que el oponente se entere y lo entienda. Esto, a diferencia de luchar por acercarse, se lucha por alejar. No interesa otra cosa que no sea despedazar al más puro estilo gore: con mucha sangre. No interesan los trofeos, ni preocuparse por recoger el campo una vez terminada la batalla. Si se ha de morir se morirá luchando. La guerra implica niveles físicos y psíquicos, los sentimientos se deforman, se arremete y se lucha con una fiereza tal que no hay lugar a la piedad. Esta declarada guerra abierta trae consecuencias definitivas. Se afecta a terceras personas, se crean bandos, se fabrican intrigas y se venden mentiras con dagas como rosas con chocolates. Sólo así se puede estar seguro de que la bomba explotará en la cara y sobre todo en el corazón del otro.

Las técnicas son muchas, los consejos más aun, y lo que realmente importa es que todos tus amigos y amigas opinen sobre el tema. No importa qué decidas, todos tienen una opinión, te brindan su consejo y su hombro, o las cervezas según el momento.

Sea cual sea la estrategia para pasar del momento, lo único claro es que la vida sigue y con ella las enormes posibilidades de otra comida muy condimentada, con carne, chile y mole~