Un sueño que por terminado no deja de ser bonito | blog Mundial Brasil 2014

Estoy parado frente al televisor, veo a los alemanes alzar la copa y me dan ganas de aplaudirlos, pero no, si los aplaudo pueden empezar a temblarme las manos y hasta se me puede escapar alguna lágrima. Igual, los aplaudo, pero poquito. Son justos campeones, hicieron un poquito más que Argentina, justo ese poquito más que justifica la cuarta estrella. Mis felicitaciones a todos los alemanes. A todos los demás, que no son alemanes y que nada tienen que los una a esa camiseta que es, le pese a quien le pese, una bandera, y festejan esta copa como propia, sépanlo, son unos pechos fríos.

FIFAWorldCup: Mascherano: #ARG midfielder describes his 'immense pain' at #WorldCup Final

FIFAWorldCup: Mascherano: #ARG midfielder describes his ‘immense pain’ at #WorldCup Final

Pero pasemos a lo que me importa, hablemos de la selección argentina, que hoy perdió y quedó segunda. Así, clarito, perdimos. Sigo sosteniendo que en el mundial hay un solo ganador y el segundo, en este caso nosotros, sólo es el mejor de los perdedores. Y estoy triste, muy triste porque perdimos. Pero, al mismo tiempo, estoy tranquilo. No sé, son esas cosas raras que te pasan de vez en cuando en la vida. En el transcurso de estos treinta y dos días de mundial escuché varios clics, algunos míos, otros ajenos. Por eso voy a dejar de lado los puntos altos de las individualidades de este equipo y voy a centrarme en las cosas más importantes. Comenzamos este mundial como el equipo de Messi más 10, con la mayor parte del periodismo argentino criticando duramente a Sabella y preguntándose quienes eran Rojo, Zabaleta, Garay y Sosa para estar en la selección, con la mitad del periodismo y la mitad del pueblo futbolero poniendo el grito en el cielo porque Tévez no estaba en la lista de los 23, pensando que nos volvíamos a casa a más tardar en cuartos, pidiéndole al cielo que salga campeón cualquiera menos Brasil y politizando el fútbol, porque en Argentina politizamos todo. Y, como a veces es más fácil desandar que andar, comienzo a desmenuzar la lista desde el final. Clic porque en este momento tanto hinchas como periodistas sólo hablan de fútbol y, aunque sea sólo por un ratito, más de 40 millones de argentinos están unidos, ya habrá tiempo para pelearnos entre nosotros de nuevo, pero será a partir del martes, porque el lunes será futbolero. Clic porque muchos argentinos, entre los que me encuentro, encontramos un lugarcito en nuestro corazón para otras selecciones: el Tri del Memo y Rafa Márquez, la Roja de Sampaoli, Los cafeteros de Pékerman y James, y la Costa Rica que no se le achicó a nadie, cabe aclarar que no nos cruzamos con ellos durante el mundial y eso ayudó. Clic porque remamos hasta llegar a la final de la copa después de 24 años, y me doy cuenta que pasó toda una vida, y me doy cuenta que, a pesar de todo, la vida es bonita. Clic porque nadie extrañó a Tévez, porque elegimos no extrañar a uno cuando teníamos todo un grupo al que alentar. Clic porque cada argentino que pisó el campo de juego estuvo a la altura de las circunstancias y nos dimos cuenta que a veces nos pasamos de rosca criticando cada persona o cada cosa que se nos cruza. Clic porque Sabella nos tapó la boca y tuvimos que pedirle perdón por todas las boludeces que dijimos, y eso nos demuestra que a veces podés ir de frente, ser consecuente y ser leal y aún así encontrar justicia. Clic porque Messi no fue el mejor jugador del mundial, y ni a Messi ni a nosotros nos importa eso ni el Balón de Oro, porque Messi sólo quería levantar la copa, porque era uno más de esos 23, y esos 23 eran sólo unos más de los 40 y tantos millones de argentinos que vivieron un sueño, que por haberse terminado no dejó de ser un sueño bonito.

Nota: mientras reviso este texto, veo en el noticiero los incidentes en el obelisco, en pleno centro porteño, en el mismo lugar en el que hace media hora todo era puro festejo. Para vos que estás lejos y que quizás veas las mismas imágenes en los medios, va una aclaración: esta gente, estos violentos, son unos inadaptados y no hacen quilombo porque están tristes o enojados por el resultado del partido, hacen quilombo sólo por hacerlo y no, no representan de ninguna manera lo que yo y la mayoría de mis compatriotas sentimos en este momento.~