¡Malditos vampiros! Epílogo | blog Mundial Brasil 2014


Se nos fue Uruguay. Y me dirán, pues sí, como tantas otras campeonas. También se nos fue la Roja a las primeras de cambio, y la Italia de Pirlo, y la Inglaterra… Y les contestaré, ya, pero la eliminación de la Celeste es especial.

blog_ColombiaUruguayUruguay es una selección con mística, con personalidad, y sobre todo con mucho mérito. El país entero tiene menos habitantes que la ciudad donde yo vivo, Madrid, y su día a día está condicionado por la convivencia con los dos gigantes de sus vecinos: Brasil y Argentina. Y eso, geopolíticamente, se va llevando, pero futbolísticamente alcanza cotas de heroicidad. ¿Se imaginan lo que supone para estos 3,4 millones de uruguayos sacar de vez en cuando la cabeza entre la prepotencia de argentinos y brasileños?

Por eso, alcanzar las semis de hace cuatro años fue tan especial para Uruguay, porque fue la primera de las sudamericanas y porque anticipaba el campeonato en la Copa América de 2011. Así que parecía posible -¿por qué no?- un Maracanazo como el del 50. Aunque fuese en cuartos de final -¿qué más da?-, aunque fuese ante una Brasil que no parece Brasil –Neymar aún no es Ademir-, aunque todos supieran que no llegaban ni la mitad de bien que hace cuatro años.

Hoy, Uruguay ha vuelto a un segundo nivel. Y lo hace mal, feo, de una forma torpe y marrullera. La imagen de la derrota de la Celeste es y será por los siglos de los siglos el maldito mordisco de Luis Suárez. Los vampiros están de moda, debió pensar Suárez. Puede que devorase los libros de la saga Crepúsculo y que para él esto fuera normal. El vampiro muerde, es su naturaleza, y Suárez ha demostrado que no cambiará, que es así, que cuando las cosas le van mal la emprende a mordiscos con el central esperando que éste se lo piense mejor en el siguiente encontronazo –cosa lógica-, pero obviando el pequeño detalle de que no está solo, de que hay testigos, de que todo el mundo (y cuando digo todo el mundo me refiero a todo el mundo) va a ser testigo de la dudosa proeza de morder a un contrario en directo o en Youtube.

Morder es ajeno al fútbol. Está más alejado del fútbol que escupir, que ya es decir. Puedes reventar de una patada a un contrario, ponerle el codo en la boca, cabecearle… está mal, pero es fútbol. Se puede llegar a perdonar el cabezazo de Zidane, la patada voladora de Cantoná, los codazos de Koeman… pero uno, dos o tres mordiscos, son difícilmente asimilables en el mundo del fútbol. Así que Luis Suárez, el delantero centro total, dejó a su selección huérfana, abandonada, sin recursos para enfrentarse a una Colombia que nos gusta, que juega bien, que combina, que es veloz, pero sobre todo, que es alegre.

Sí, Colombia es la selección de la Alegría. Sus aficionados en las gradas lo han demostrado cada partido, pero también sus jugadores en el césped. Y Uruguay no andaba sobrada de alegría… ni de calidad. Cavani se multiplicó (¿cuántos Cavanis jugaron ayer?), sacaba el corner que luego remataba. Recuperaba el balón que perdía. Lanzaba a puerta desde cualquier lado. Corría un contragolpe rodeado de cinco contrarios… pero fue inútil. A su lado, nada. Ningún charrúa podía ni siquiera ayudarle en su cruzada. No por empeño, sino por falta de calidad. Y a Colombia, calidad le sobra.

Y porque la calidad le sobra, cuando a la media hora más o menos, James, de espaldas a la portería, fuera del área, ve que le viene el balón del cielo, sabe qué quiere hacer con él. Sabe que quiere mimarlo, embolsándolo con el pecho para que caiga mansamente a sus pies e iniciar un giro de 180 grados que lo deje de cara a la portería y golpearlo con su pierna izquierda e impulsarlo con velocidad y violencia hasta la escuadra de Muslera. Antes de entrar, el portero roza el balón con sus dedos, pero no es suficiente, va demasiado fuerte. Seguro que Muslera aun siente en sus dedos el tacto de ese balón que los dejó fuera.

Lo demás fue coser y cantar para Colombia. La Roca Sánchez y Aguilar se sobraban para mantener a raya a los centrocampistas celestes, y se volvió a demostrar que los tres centrales (¡malditos tres centrales!) de Uruguay no valen para defender mejor. Al poco de arrancar la segunda parte, combinación perfecta de Colombia que acaba James empujando a la red en el área chica. ¿Para qué tanto central?

No hubo más. Colombia toma el testigo y acudirá a Maracaná contra una Brasil que sigue sufriendo en cada partido. El momento ya es histórico para los cafeteros. ¿Lo será aún más? ¿Hará James de Schiaffino? Señores, yo apuesto a que sí.

Adiós Uruguay. Hola Colombia.