IRREVERENCIAS MARAVILLOSAS: Más allá del placer y la culpa

«Existe un vasto mundo dedicado a experimentar e indagar el placer sexual, y sería una pena no disfrutar las diferentes opciones para satisfacer una necesidad básica por cuestiones ideológicas retrógradas o conservadoras.» Irreverencias maravillosas: Más allá del placer y la culpa, por Lola Ancira.

 

Estamos sin duda en una clase común con las bestias;
cada acción de la fauna se preocupa por la búsqueda de placer corporal
y por evitar el dolor.
San Agustín de Hipona

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La sexualidad en manos de cualquier tipo de poder es uno de los más fuertes mecanismos de control para dominar al ser humano y, por lo mismo, ayuda al sometimiento tanto físico como mental: el sexo se convierte entonces en un acto estigmatizado, en una acción divina a la que sólo se puede acceder con el debido permiso y bajo ciertas reglas estrictas que ha desvirtuado del todo un acto por completo humano y natural.

Habría que desmitificar lo anterior, y para ello nada mejor que hechos reales de comportamientos sexuales censurables. Hay prácticas inusuales alrededor del planeta, y aún dentro de la misma religión (que expresan una clara doble moral): la pedofilia encubierta en el catolicismo, los talibanes y sus matrimonios forzados entre hombres mayores y niñas; los médicos que masturbaban a las mujeres para curarlas de la histeria hace más de 200 años…

Existe un vasto mundo dedicado a experimentar e indagar el placer sexual, y sería una pena no disfrutar las diferentes opciones para satisfacer una necesidad básica por cuestiones ideológicas retrógradas o conservadoras. De hecho, la mejor alternativa para practicarlas  son las fantasías eróticas, aquel espacio mental en el que absolutamente todo es permitido. Una filia (del griego philos «amor», y el sufijo –ia «cualidad»), según la psicología, es una inclinación por un suceso o momento específico y determinado, generalmente con connotaciones sexuales. Debido al origen de la palabra, se alude a los actos donde destaca la emotividad. Existe una gran variedad de filias que, según los juicios de valor, pueden ser socialmente aceptadas o no, dando paso a las desviaciones sexuales o parafilias. Una parafilia es todo comportamiento sexual caracterizado por  la excitación ante situaciones y objetos fuera del acto sexual tradicional y que interfiere con la reproducción. Fantasías sexuales específicas, intensas y repetitivas que se logran experimentar.

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Los primeros especialistas que indagaron al respecto definieron los supuestos comportamientos anormales como patológicos, pero investigaciones históricas demuestran que hay conductas que han formado parte de la vida sexual del ser humano desde sus inicios. Aunque puede hablase de parafilias que puede considerarse  ilícita o indebida –por el riesgo o daño que conlleva para una de las dos partes o para ambas y también por diversos criterios sociales, de salud o legales–, el término «desviación» es erróneo, pues el comportamiento humano ha sido restringido a ciertas normas y convenciones sociales y, sobre todo, religiosas (originadas en las tres grandes religiones monoteístas y sus derivadas, que se reducen a que existe una divinidad que centra su atención en el comportamiento sexual de sus fieles, y cualquier transgresión o rebeldía conlleva al desprecio social y a una represalia ejemplar). Estos términos psiquiátricos están, en parte, fuera de lugar, cuando lo cierto es que son prácticas y muestras diversas de la necesidad y el deseo sexual humano.

[pullquote]Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes,
lo mismo ocurre con los placeres correspondientes.
Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen.
Aristóteles[/pullquote]

Hay una infinidad de filias tal, que incluso existen obras que las catalogan ortográficamente y las describen con detalle. Que una filia sea peligrosa o no, sólo depende de los riesgos reales que suponga o de la violación de los derechos ajenos. El BDSM (también conocido como «sadomasoquismo») son las siglas de bondage, dominación y sado-masoquismo y engloba fantasías, juegos eróticos y prácticas sexuales basadas en el acuerdo de los implicados. La poligamia o poliandria, legales en varios países; la homosexualidad abiertamente aceptada en la antigüedad, en Grecia y Roma, específicamente entre jóvenes y adultos, así como el derramamiento de semen tras la masturbación de los faraones en el Nilo, para garantizar su abastecimiento; o la masturbación en público de los hombres durante las fiestas del dios Min, sin olvidar que hay una infinidad de ritos sangrientos y dolorosos de maduración sexual para ambos sexos en diversas tribus que también anteceden al erotismo, cuando a éste se le acepta.

Algunas filias de las más singulares son la podofilia, que es la atracción sexual a las plantas, los vellos o los dedos del pie, la rabdofilia es la atracción por ser flagelado, el axilismo es la fijación con axilas, la basoexia es la exitación sexual producida por besos, la anisonogamia es la preferencia sexual por una persona mucho más vieja o mucho más joven, y que en sus extremos se convierte en la pedofilia (niños) o la gerontofilia (ancianos), y la erotolalia es la estimulación sexual al tener conversaciones eróticas. La zoofilia es una parafilia donde los animales se vuelven objeto de deseo sexual, y suele llamarse bestialismo cuando se realiza el acto. Ilegal en países como Turquía, no está penado por la ley en Hungría, Suecia o México. Incluso  existen muestras en pinturas que datan de hace 10,000 años que muestran a seres humanos teniendo relaciones sexuales con animales.

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El erotismo ha formado parte del hombre desde los primeros Homo sapiens, que llegaron hace más de 40,000 años a Europa y dejaron vestigios de su particular comportamiento sexual a través de pinturas rupestres y grabados. El consolador más remoto de la historia tiene más de 30,000 años: una roca sedimentaria de 20 cm encontrado en una cueva en Alemania, un claro símbolo de la búsqueda íntima del placer a través de la práctica sexual individual. Los romanos y griegos fueron los pioneros en cubrir con cuero sus artilugios destinados al placer sexual, pues de esa forma imitaban la textura real de un pene. Incluso algunos historiadores afirman que Cleopatra pidió que le diseñaran el primer vibrador en el mundo, que fue creado de forma muy elemental, con una calabaza hueca y abejas en su interior.

Lo considerado «normal» dentro de estas desviaciones es cuando no representa daño para la persona en cuestión o para terceros. Una cita de Walter Bagehot dice que «El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer», vale la pena recordar que esto es, quizá, uno de los mejores estimulantes que pueda existir.~

 

Las fotografías pertenecen al libro Furry Kama Sutra, por Michael Cogliantry. *Furry es la subcultura basada en la ficción de personajes animales antropomórficos, entre las muchas actividades está el sexo con disfraces.