Colombia guiña a la historia | blog Mundial Brasil 2014


James Rodríguez, jugador de la Selección de Colombia

James Rodríguez, jugador de la Selección de Colombia

Incontenible y decibélico apoyo. Por 90 minutos el Estadio Nacional de Brasilia cobró un antifaz bogotano, la bulla ininterrumpida fue la escenofonía del juego, con dramáticos picos sonoros cuando cayeron el par de goles a favor. Colombia no cambió el guión mundialista, aun con un oponente rocoso, robusto y experimentado, Costa de Marfil, su tercer rival africano en copas del mundo, tras Camerún en 1990 y Túnez en 1998.

Los apelados «Elefantes», fueron rivales insofocables, aun cuando la mayoría son jugadores maduros, de una generación áurea que encabeza Didier Drogba, futbolista universal con más de 250 goles en clubes, con una fábula como historia personal, pacificador de un país convulso, ex embajador de Buena Voluntad de la ONU, Didi va más allá de sus 35 minutos en el campo brasileiro, el número 11, de barba crespa, anochecida, asimétrica, fue el único rival ovacionado por el público sudamericano.

Antes de su ingreso los marfileños tenían equilibrado el juego, se uniformaban con el césped y obligaron por minutos a Colombia a jugar al contragolpe, justo ahí al minuto 27, Teófilo Gutiérrez derrocha la más clara y evoca la ausencia de Falcao y su veintena de goles con la sele.

Subrayable fue el «descarado carasucia» (Galeano dixit), que desbordó y refrendó que el futbol africano ya no es solo entusiasmo y resistencia: Gervinho, quien hasta en la musicalidad de su nombre lleva algo de carioca, el jugador de la Roma desbordó, encaró, hizo bicicletas, túneles, y a 18 minutos del final daría el 1-2 definitivo, un gol que ensayó el dramatismo de la victoria de los «locales».

 

James

Tras las roscas y el ayuno de goles del primer tiempo, en el complemento se forjó un desequilibrio, la velocidad de los mediocampistas cafetaleros daba visos de gol. James, no Yeims -sin anglicismo-, la filigrana colombiana de 23 años de edad, cómplice de Falcao en el Mónaco, anotó al minuto 63 el primer gol con un testarazo autoritario en un tiro de esquina y su segundo en Brasil 2014.

Rodríguez entonces giñó el ojo a la historia, tras ser el tercer futbolista de su país que anota dos goles en un Mundial, algo que ni Freddy Rincón o Carlos «El Pibe» Valderrama alcanzaron.

Minutos después José Pekerman mandó a la cancha a Juan Fernando Quintero, mediocampista de solo 21 años, volante del FC. Porto, ligero, gambetero, cómodo al conducir, lo que al minuto 69 fraguó en gol, en un contragolpe cuando Costa de Marfil atizaba la puerta de David Ospina.

De nuevo la celebración colectiva más lúdica del mundial: baile, contorsión, como si existiera en el aire realmente una perceptible melodía de acordeón, son, puya, guaracha, finalmente ritmo y alegría, esa es la aportación de este once y sus jugadores de banca.

Tan festivo fue este segundo episodio mundialista para Colombia, que al inicio del cotejo, una pelota gigante con diseño de balón vino del público a la cancha, el partido solo se interrumpió en lo que el mismo James Rodríguez votaba el pivote y desinflara a la «espontánea» del evento.

Con marca perfecta, Colombia ya se halla hasta el momento entre los mejores 16 del evento, clasifica por segunda vez en su historia a octavos de final como aquel 19 de junio pero de 1990, en Italia, claro: con un guiño a la historia.